Palabras claves:ACTIVIDAD FÍSICA/JÓVENES/SEDENTARISMO
Título:Vida activa físicamente y sedentarismo en jóvenes: algunas observaciones sobre un tema complejo.
Autor:Trish Gorely
School of Sport and Exercise Sciences, Loughborough University, Loughborough, Great Britain
Fuente: 11no. Congreso Deportes para todos, 2006
INTRODUCCION
No sería inesperado escuchar tanto en los medios de comunicación como en una conversación general comentarios como este: “Los muchachos de hoy! Demasiada televisión y lectura: esto los hace engordar!”
En realidad, el incremento de la obesidad en los jóvenes en las últimas décadas ha sido ampliamente reflejado por los académicos y los medios de comunicación y se ha expresado una gran preocupación acerca de las implicaciones actuales y futuras de esta tendencia sobre la salud. Muy pocos dudan de que para los jóvenes hay pocos cambios desde la última mitad del siglo 20 lo cual ha causado una gran preocupación por la naturaleza inactiva de determinados estilos de vida. Los factores incluyen las nuevas tecnologías, mayor disponibilidad de aparatos de y programas de televisión, el uso incrementado de automóviles y la falta de interés por actividades como el ciclismo ni las caminatas, la percepción cada vez mayor de “peligros externos”, cambios en los programas de estudios donde la educación física parece ser reducida u otras demandas de tiempo para los jóvenes.
Debido a estos cambios en el status de la salud y los cambios en las conductas disponibles para los jóvenes, creemos que es necesario que se adquiera una mayor comprensión sobre la actividad física y la inactividad en los jóvenes. En esta presentación, daremos a conocer un trabajo que hemos estado realizando en Loughborough para examinar los estilos de vida activo y sedentario en jóvenes. Durante la presentación, tendremos en cuenta la posibilidad de que algunos de nuestros preceptos concernientes a la actividad física y el sedentarismo pueden ser falsos, o al menos necesitan de un análisis más profundo. En particular sugerimos que la creencia de que la televisión y otras nuevas tecnologías son “las culpables” de la cultura de papitas fritas en el sofá es demasiado simplista y potencialmente desviadora.
Las cuatro áreas generales que cubrimos son:
1. La importancia de ver más allá de la inactividad hasta el concepto actual de “conducta sedentaria”.
2. Cómo los jóvenes pasan su tiempo libre.
3. La relación entre las conductas sedentarias y la actividad física. 4. La relación entre las conductas sedentarias y la obesidad.
LA IMPORTANCIA DE MIRAR MÁS ALLA DE LA INACTIVIDAD HASTA EL CONCEPTO ACTUAL DE ‘CONDUCTA SEDENTARIA’
Muchas encuestas a larga escala han intentado evaluar la prevalencia de la inactividad física o sedentarismo en una población al realizar mediciones tomando como referencia los criterios mínimos de actividad física o gasto de energía necesarios para alcanzar beneficios para la salud. Por ejemplo, se ha propuesto que las personas sedentarias sean clasificadas como aquellas que gastan menos del 10% de sus energías diarias para realizar actividades moderadas o de alta intensidad (p864, Bernstein, Morabia y Sloutskis, 1999). Similarmente, los patrones nacionales tienden a clasificar las personas como sedentarias cuando no cumplen con los criterios recomendados de actividad física por día. Por ejemplo 60 minutos de actividades de intensidad moderada en todos o la mayoría de los días de la semana.
Aunque una función central de estos tipos de mediciones en las encuestas es demasiado simple para ofrecer una descripción de los patrones de la actividad física/inactividad en una población, estas medidas con frecuencia no captan la diversidad de inactividad física y no nos dice nada sobre qué realmente están haciendo las personas inactivas. Estos problemas se complican al evaluar los patrones de inactividad en jóvenes debido a la naturaleza intermitente de su actividad física y la mayor proporción del tiempo dedicado a fines recreativos no estructurados.
Por lo tanto, proponemos que la ‘inactividad física’ es una etiqueta inadecuada para describir patrones de sedentarismo (conducta sedentaria) debido a que la definición solo asume la ‘ausencia de actividad’ . De ahí que no se capte la complejidad de la conducta sedentaria. En su lugar, sugerimos que los perfiles de conducta sedentaria se desarrollen y conceptualicen como una clase distinta de conducta caracterizada por el gasto bajo de energía. Esta definición reconoce que tanto los tipos de movimiento como el costo de energía son características importantes para comprender esta conducta. Ciertamente con fines de intervención, es importante conocer lo que la gente está hacienda además de los requisitos fisiológicos. En resumen, conocer cuán poco o mucho los jóvenes participan en la actividad física, desde la perspectiva de la conducta nos da solamente la mitad de la respuesta.
Si tomamos en cuenta esta perspectiva de la conducta nos ponemos en estos momentos en posición de considerar/describir en lo que se comprometen los jóvenes en su tiempo libre.
¿QUÉ HACEN LOS JÓVENES?
Para dar respuesta a esta y otras cuestiones relacionadas, se estableció el Proyecto STIL (Adolescentes sedentarios y estilos de vida inactivos) en la Universidad de Loughborough. El Proyecto STIL investigó la prevalencia y los factores determinantes de la conducta sedentaria en jóvenes con edades comprendidas entre los 13 y16 años. El Proyecto STIL consistió en una serie de revisiones sistemáticas y una fase primaria de compilación de datos. En esta fase de compilación de datos los jóvenes de 13 a 16 años completaron diarios “con valoraciones momentáneas ecológicas” en los que anotaron lo que hacían cada 15 minutos durante un día del fin de semana y fuera del aula en un día normal de escuela (tres ocasiones). Esto nos permitió calcular la prevalencia de varias conductas activas y sedentarias, así como la tendencia al uso del tiempo durante todo el día.
Un primer paso al examinar lo que los jóvenes estaban haciendo con su tiempo libre fue hacer una revisión sistemática de las principales formas de conductas sedentarias (Marshall, Gorely y Biddle, 2006). Utilizamos 41 estudios publicados desde 1997 que reportan algún nivel de incidencia, prevalencia o datos del desarrollo de una conducta sedentaria al ver la TV, disfrutar juegos de video o simplemente usar la computadora por parte de los jóvenes (inicialmente establecidos para buscar un espectrum más amplio de conductas, pero que simplemente no eran suficientes para analizar). Basados en los 41 estudios, la incidencia de ver la TV entre los jóvenes fue calculada en menos de 2 horas y un cuarto al día. La incidencia promedio es de aproximadamente 40 minutos diarios de juegos de video y más de 30 minutos de computadora. De acuerdo con los lineamientos de la Academia Americana de Pediatría los límites de los cálculos de la prevalencia para ver la TV se establecieron en menos de dos horas para los ‘clientes menores’ y más de cuatro horas al día para los ‘clientes mayores’. Más de ¼ de los jóvenes son grandes clientes de la TV, pero cerca de 2/3 partes parecen ser clientes menores. Se observó una diferencia significativa entre los cálculos de prevalencia para hombres y mujeres, con una alta proporción de hombres en comparación con las mujeres como grandes clientes de la TV.
La mayoría de los estudios en la revisión sistemática provienen de los Estados Unidos, así que debemos tener en cuenta qué estaban haciendo los jóvenes de la muestra del Reino Unido? Con referencia a la Tabla 1 es obvio que los jóvenes encuentran una variedad de formar de permanecer inactivos. La única actividad que robaba la mayor parte del tiempo tanto en los días entre semana como en los fines es el ver la TV. Otras conductas que comúnmente toman períodos significativos de tiempo son las labores domésticas, la transportación motorizada, en las muchachas estar sentadas conversando y en los muchachos los juegos de computadora y en los fines de semana salidas afuera. Como promedio los varones ven más significativamente la TV y juegan más que las hembras.
Este descubrimiento junto a otros de la revisión sistemática abren un punto interesante con respecto al frecuentemente citado vínculo entre ver la TV y la actividad física – se conoce que las féminas adolescentes tienen niveles inferiores de actividad física en comparación con los varones, a pesar que estas ven menos TV y usan menos los juegos de computadoras ( la razón más comúnmente citada para la falta de actividad). Más aún, la actividad física disminuye en las hembras en los primeros años de la adolescencia, y al propio tiempo disminuye o se mantiene estable el tiempo dedicado a la TV. He aquí un punto importante que ciertamente no ha sido abordado en conductas altamente visibles o nuevas.
Uno de los asuntos a tener en cuenta en estos estimados es los amplios intervalos de confianza alrededor de cada cálculo que sugieren la gran variabilidad en la conducta significando que estos estimados por sí mismos podrían no ser directos pues no indican la proporción que se emplea en los niveles excesivos o apropiados de conducta. Por ello calculamos los estimados de prevalecía (ver Tabla 2).
Estos mostraron que solo la minoría de adolescentes en nuestra muestra podría ser clasificada como usuarios excesivos de la TV, particularmente los fines de semana. La mayoría ve menos de 2 horas durante los fines de semana a pesar de que los porcentajes son inferiores durante los días de fin de semana). El uso de las computadoras es extremadamente bajo en muchachas, reportándose más de 2/3 que no usan las mismas y más de un 90% reportando que no juegan en los ordenadores. Incluso entre los varones, la mayoría son clientes menores tanto de las computadoras (más de las ¾ partes reportó menos de 30 minutos por día) como en los juegos de computadoras (2/3 reportó menos de 30 minutos). En general los datos de prevalecía muestran que ninguna conducta es dominante, para cada conducta, la mayoría de las personas realizan muy poco estas actividades.
Estos resultados sugieren que para una proporción significativa de niños, el ver la TV y otros medios con pantalla no pueden ser considerados como problemáticos, aunque como parte de un estilo de vida en general, estos hacen una contribución sustancia al tiempo que se pasa en forma sedentaria. Visto desde una perspectiva pública de salud, reducir el tiempo que se dedica a ver la TV en particular entre la población adolescente en general podría tener un significado importante sobre el tiempo sedentario total siempre que este tiempo de la TV sea sustituido por algo más activo y no simplemente sustituido por mayor tiempo dedicado a otras formas diferentes de actividad sedentaria. La efectividad de las intervenciones puede además incrementarse al tomar como objetivo la reducción de las conductas sedentarias en horas del día en las que tengan mayores posibilidades de competir con las conductas activas (por ejemplo, en las horas inmediatas a la escuela). La importancia del establecimiento de este objetivo temporal está implícita en los lineamientos del recién Gobierno Australiano (Departamento de Salud y Envejecimiento, 2005).
Tabla 1. Estimados de conductas de tiempo libre en adolescentes del Reino Unido.
|
Conducta |
Varones (n=561) |
Hembras (n=923) |
|||
Días de la semana |
Fin de semana |
Días de la semana |
Fin de semana |
||
|
Transportación Motorizada |
39.8 |
48.9 |
|
45.2 |
52.8 |
|
Transportación Activa |
24.4 |
12.7 |
|
25.6 |
17.5 |
|
Ver televisión |
131.0 |
202.5 |
|
104.7 |
147.9 |
|
Uso de la computadora |
17.6 |
24.5 |
|
10.3 |
15.1 |
|
Juegos de computadora y video |
25.1 |
46.4 |
|
1.7 |
3.5 |
|
Sentados conversando |
18.0 |
47.1 |
|
29.9 |
66.8 |
|
De compras, paseo por la ciudad |
22.1 |
60.6 |
|
20.3 |
82.0 |
|
Escuchando música |
12.7 |
13.7 |
|
14.5 |
20.9 |
|
Usando el teléfono |
2.9 |
6.4 |
|
13.1 |
15.0 |
|
Realizando tareas |
54.2 |
42.1 |
|
62.3 |
50.6 |
|
Leyendo |
5.8 |
9.1 |
|
10.2 |
12.0 |
|
Hobbies de conducta |
13.1 |
41.9 |
|
20.6 |
48.7 |
|
Hobbies de conocimientos |
2.2 |
3.2 |
|
1.5 |
4.2 |
|
Juegos no estructurados |
1.8 |
4.8 |
|
1.9 |
6.1 |
|
Labores domésticas |
4.4 |
21.4 |
|
8.6 |
22.4 |
|
Trabajo pagado |
6.8 |
21.3 |
|
5.6 |
48.1 |
|
Sentados sin hacer nada |
2.6 |
2.6 |
|
0.8 |
3.1 |
|
Deportes y ejercicios |
29.6 |
68.4 |
|
18.6 |
35.9 |
Tabla 2. Estimados de prevalencia (%) de conductas seleccionadas de tiempo libre en adolescentes del Reino Unido.
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|
Días de la semana |
Fines de semana |
||
|
|
Varones |
Hembras |
Varones |
Hembras |
|
TV |
|
|
|
|
|
>4hrs/día |
9 |
3 |
34 |
21 |
|
<2hrs/Día |
50 |
62 |
26 |
43 |
|
Uso de la Computadora |
|
|
|
|
|
<30mins/día |
76 |
85 |
77 |
80 |
|
Juegos de Computadora |
|
|
|
|
|
<30mins/día |
66 |
99 |
66 |
93 |
|
Tareas |
|
|
|
|
|
<30 mins/día |
28 |
22 |
61 |
56 |
|
>60mins/día |
38 |
48 |
27 |
35 |
|
Deportes/Ejercicios |
|
|
|
|
|
Nada |
42 |
59 |
50 |
69 |
|
>60 mins |
19 |
11 |
38 |
25 |
RELACIÓN ENTRE LA CONDUCTA SEDENTARIA Y LA ACTIVIDAD FÍSICA
En un estudio realizado por mis colegas (Marshall, Biddle, Sallis, McKenzie, y Conway, 2002) que tenía como objetivo examinar la relación existente entre una variedad de conductas sedentarias y la actividad física, un grupo numeroso de jóvenes (n=2,494) con edades comprendidas entre los 11 y los 15 años completaron una lista de actividades físicas que incluía específicamente algunos puntos relacionados con conductas sedentarias. Usando el análisis de grupo, el hallazgo más importante resultó ser que tanto para varones como para hembras, existía una pequeña relación entre las conductas sedentarias y las físicamente activas. Para los varones, por ejemplo, dos grupos mostraron relativamente altos niveles de actividad física, pero el grupo ‘tecno-activo’ tuvo altos niveles de actividades como ver la TV y juegos de video al tiempo que no ocurrió lo mismo con los activos no sociales. Similarmente, el grupo con el índice mayor de teleaudiencia y uso del teléfono por parte de hembras fue medianamente activo. Estos resultados sugieren que ciertas conductas sedentarias, tales como ver la TV, no son necesariamente obstáculos de la actividad física, contrario a la creencia popular. La llamada ‘hipótesis de sustitución’, mediante la cual la TV u otras conductas sedentarias se piensa que desplazan la actividad física puede, por lo tanto, ser incorrecta. El punto neurálgico aquí es que mientras se observa la TV es inevitable prohibitiva la actividad física en ese momento, no debiendo asumir que la conducta de ver la TV está inversamente relacionada con la actividad física en el mismo día, semana, mes.
Otros datos confirman estas dudas. Realizamos un análisis general de los 24 estudios y las 41 muestras independientes (k) (Marshall, Biddle, Gorely, Cameron, Murdey, 2004). Se calculó el alcance de los efectos de la actividad física y la teleaudiencia (k = 39) y la actividad física y el uso de los juegos de video y computadoras (k = 10). El estudió incluyó más de 140,000 jóvenes. La asociación entre ver la TV y la actividad física fue pequeña (-0.129) aunque significativa en términos estadísticos y puede arrojar algunas evidencias relacionadas con la hipótesis de la sustitución. Sin embargo, el efecto es probablemente demasiado pequeño para tener alguna significación clínica o práctica. La asociación entre el uso de los juegos de video y computadoras y la actividad física fue también pequeña ( -0.141). No obstante, esto podría ser interpretado con cuidado debido a que se realizaron los cálculos del efecto promedio a partir de 10 estudios primarios.
En su extensa revisión de los factores correlativos a la actividad física en niños y jóvenes, Sallis et al (2000) no encuentra asociaciones consistentes entre la actividad física y las conductas sedentarias en niños (por ejemplo, ver la TV ), pero el tiempo dedicado a fines sedentarios en adolescentes en horarios posteriores a la escuela y los fines de semana fue inversamente proporcional a la actividad física, aunque solo se tuvieron en cuenta tres muestras de un estudio. En resumen, parece que la hipótesis de la substitución tiene un apoyo limitado y que las conductas sedentarias en los jóvenes basadas en los medios de comunicación más importantes no están fuertemente asociados a la cantidad de actividad física en la que participan. Por ende, concluimos que parece haber tiempo para ambas conductas.
¿Por qué puede suceder esto? Una razón es que la actividad física, principalmente en forma de juego activo y deportes y ejercicios, son más propensas a ocurrir (al menos durante la semana) después del horario de clases y en las primeras horas de la noche, con su pico alrededor de las 7pm para el deporte y los ejercicios. Por otra parte, ver la TV, tiene su pico mucho después en el día, sugiriendo que las dos conductas no compiten directamente por el mismo espacio del tiempo libre (ver Figura 1).
Una interrogante interesante para formular al mirar lo que los jóvenes están hacienda con su tiempo libre es si esto varía de acuerdo con las generaciones. En la revisión sistemática que mencionamos anteriormente intentamos además calcular los cambios seculares en los medios de comunicación desde la introducción de la TV. Sorprendente, mientras que el contenido de los medios ha cambiado, el volumen absoluto aparece marcadamente estable en cerca de 35 a 40 horas semanales para los jóvenes con edades entre 11 y 17 años de edad. En apoyo a esto, el estudio reportado por Schramm et al en 1961 reveló que los jóvenes de 11 a 17 años a finales de los 50 dedicaron aproximadamente 37 y 36 horas semanales respectivamente a los medios masivos de comunicación es decir, la TV, la radio, discos de acetato, libros de animados, y otros en las horas fuera del horario de clases y de tareas para la casa. Esto comparado con cálculos más recientes de 37 horas a la semana del total de tiempo dedicado a los medios de comunicación (Roberts et al, 1999). Por lo tanto, a pesar de que el contenido de los medios de comunicación ha variado, el volumen absoluto aparece marcadamente estable, posiblemente sugiriendo un tiempo máximo que los jóvenes puedan dedicar a esta tarea.
Una nota de precaución, no obstante, es que aunque la cantidad de tiempo que dedican los jóvenes a ver la TV ha sido más o menos el mismo en las últimas 4 o 5 décadas, solamente podemos contar con aquellos que poseían aparatos de TV. Con el aumento del número de aparatos de TV en las casas, incluyendo algunos que ubican los adolescentes en los dormitorios, estos estimados podrían ser parciales. Empero, aún debe establecerse si se da el caso de que más niños están viendo la TV que en generaciones anteriores o si la TV está sustituyendo objetivos más activos. Es lógico concluir que las horas que se dedican a ver la televisión en la actualidad ha sustituido una mezcla de diferentes actividades físicas y otros objetivos sedentarios. El uso de los automóviles, sin embargo, tal como es el caso de los niños que son conducidos a sus escuelas (una tendencia que ha aumentado considerablemente en los últimos años en el Reino Unido), parece tener mayores posibilidades de haber sustituido la actividad física de antaño como una tendencia secular.
Imagen
¿VER LA TV ES UNA ACTIVIDAD OBESOGENICA?
La cuestión fundamental desde la perspectiva de la actividad física y la salud, y especialmente la obesidad, es si las conductas sedentarias están asociadas a las incidencias en la salud. Existen evidencias que vinculan la inactividad física al desarrollo de la obesidad juvenil, pero la mayoría de los estudios multiseccionales y longitudinales no ha podido demostrar un firme vínculo entre el gasto bajo de energía y la obesidad en los niños. A pesar de ello, es lógico creer que la inactividad física puede ser la primera causa de obesidad en jóvenes, pero no significa esto que la cantidad excesiva de conducta sedentaria, tales como ver la TV esté asociada al aumento del peso corporal en la juventud? El panel de expertos de la ACSM así lo creyó cuando planteó: ‘la obesidad está directamente relacionada con el número de horas dedicadas a ver la TV’. Ya hemos presentado algunos resultados de un meta análisis que sugiere que la actividad física y ver la TV pueden ser conductas que coexisten hasta cierto punto. En este mismo meta análisis revisamos asimismo las asociaciones que se establecen entre la grasa corporal en los jóvenes y las conductas de ver la TV y los videos (r=0.08; k=52) así como los juegos de computadora (r=0.13; k=6). Las asociaciones encontradas fueron significativas pero pequeñas. Por supuesto, que estas pequeñas asociaciones pueden aún tener un impacto en el sobrepeso y la obesidad en el tiempo a través de pequeñas acumulaciones de grasa corporal – el fenómeno llamado “cuna de la obesidad’, pero el tamaño de estos sugiere que necesitamos mirar más allá de estas conductas aisladamente si queremos abordar efectivamente el problema de la obesidad.
CONCLUSIONES
Nuestra investigación sugiere lo siguiente:
1. la actividad física no está fuertemente asociada con el tiempo que se emplea para ver la TV u otras conductas sedentarias individuales.
2. la mayoría de los niños no son “clientes mayores” de la TV
3. Las tendencias seculares al uso sedentario de los medios de comunicación parece haberse mantenido estable durante muchos años. .
4. ver la TV no está relacionado en ninguna medida a la grasa corporal en la juventud.
Entonces, ¿todo está bien? Yo diría que no y los datos presentados en el día de hoy enmascaran un problema mayor sobre cómo hemos estructurado nuestra sociedad y estilos de vida. Echando un vistazo a conductas específicas, tales como ver la TV, podría no ser lo más apropiado para comprender el ‘gran panorama’. Los jóvenes pueden estar inactivos en muchas formas, y de hecho pueden estar activos en muchas formas también. Siempre han existido pasatiempos sedentarios, incluyendo los juegos de mesa, lectura, y escuchar música. El hecho de la juventud de nuestros tiempos pueda encontrar más atractivo jugar en la computadora o la TV por satélite constituye solamente un problema para la actividad física si de esta forma sustituyen objetivos más activos que hacían con anterioridad. Los datos no son totalmente claros en este sentido. Podría ser más convincente plantear que la transportación en automóvil ha sustituido más la actividad física que ver la TV (ya que existen datos que demuestran que ha habido un aumento en el uso de los autos y un decrecimiento del uso de las bicicletas).El uso sedentario de los medios de comunicación ciertamente juegan un papel en las conductas de actividad física conducta, la prevención y control de la obesidad (lo cual es muy positive, ya que promueve conductas positivas y saludables), pero estos datos en ninguna medida sugieren que debemos descuidarnos de un análisis más general y concentrarnos solamente en un espectro más estrecho de conductas sedentarias o explicaciones posibles.
Las investigaciones y políticas futuras necesitan analizar todos los factores que influyen en las conductas sedentarias y activas, tales como los factores intra-personales (psicológicos), inter-personales (sociales), físicos, y políticos. Tal enfoque ecológico tendría mayores posibilidades de éxito que un enfoque con objetivos más estrechos. Además, necesitamos tener en cuenta los sub-grupos de la juventud, que difieren en sus perfiles de conducta, para comprender plenamente las opciones que realizan.
REFERENCIAS
Bernstein M., Morabia M. and Sloutskis, D. 1999. Am J Pub Health, 89, 862-867.
Department of Health and Ageing (2005). http://www.health.gov.au.
Marshall S., Biddle S., Gorely T., Cameron N. and Murdey, I. 2004. Int J Obesidad, 28, 1238-1246.
Marshall S., Biddle S., Sallis J., McKenzie T. and Conway T. 2002. Ped Exercise Sci, 14, 401-417.
Marshall S., Gorely T. and Biddle, S. 2006. J Adol, 29, 333-349.
Roberts D., Foehr U, Rideout, V. and Brodie, M. 1999.The Henry J Kaiser Family Foundation: Menlo Park, CA.
Sallis J., Prochaska J., and Taylor W. 2000. Med Sci Sports y Exercise, 32, 963-975
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