Titulo: Validación de la versión española de la escala multidimensional de orientaciones a la deportividad.

Autor: José Martín-Albo Lucas, Juan Luis Núñez Alonso, José G. Navarro Izquierdo y Víctor M. González Ruíz.

Resumen: El objetivo de este estudio fue traducir al español y validar la deportividad multidimensional. La Escala de Orientación (MSOS), que fue desarrollada en inglés y validada por Vallerand et al. (1997). El MSOS consiste en cinco subescalas que miden el compromiso total con el deporte, entre las que se encuentran; el respeto por las convenciones sociales y la preocupación por las reglas y funcionarios.

Palabras Claves: Comportamiento moral, Desportivismo, Propriedades Psicométricas

Introducción

La actividad físico-deportiva es un aspecto de vital importancia en el proceso de sociali-zación del niño para el desarrollo de conduc-tas morales apropiadas (Roberts, 2001). El deporte competitivo ofrece un importante contexto para el desarrollo psicosocial y moral de los participantes jóvenes donde el estatus, la aceptación de los pares y la autoes-tima pueden ser establecidos y desarrollados (Evans y Roberts, 1987; Fox, 1988; Kavussanu, y Roberts, 2001). El deporte también es asumido como un medio para aprender a cooperar con los compañeros del equipo, negociar y ofrecer soluciones a los conflictos de orden moral, desarrollo del autocontrol, mejora del autoconcepto, demostración del coraje y aprendizaje de vir-tudes tales como la imparcialidad, la lealtad al equipo, la persistencia y el trabajo en equipo (Ryska, 2003; Shields y Bredemeier, 1995; Weiss y Bredemeier, 1990). Tal y como afir-man Palou, Borrás, Ponseti, García-Mas y Cruz (2003), debemos reforzar la idea de que la práctica del deporte constituye una forma de promoción de valores sociales, éticos y morales positivos.

De entre todas las virtudes que el deporte fomenta, la deportividad es la más frecuente-mente citada (Shields y Bredemeier, 1995). La deportividad está orientada a maximizar la experiencia agradable de todos los participan-tes (Lemyre, Roberts y Ommudsen, 2002), sin embargo no hay un acuerdo generalizado sobre la definición del concepto de deportivi-dad o de la existencia de un marco teórico consistente que lo apoye. En cuanto a la difi-cultad de definición del concepto, Vallerand, Deshaies, Cuerrier, Brière y Pelletier (1996) consideran que debe ser solucionado defi-niendo, por un lado, qué constructos forman parte de la deportividad y, por otro, la descripción del proceso de aprendizaje de estos constructos.

Se han propuesto numerosas definiciones de deportividad. Para Haskins (1960) la deportividad es una actitud general de la con-ducta deportiva; Kroll (1976) la considera como una forma de respeto a las normas prescritas de un código ético; Giebnink y McKenzie (1985) como la interacción social positiva relacionada con el juego; Feezel (1986) como la tentativa de jugar bien y alcanzar la victoria evitando tomar ventajas injustas sobre el adversario y reaccionando afablemente en la victoria y en la derrota; y Weiss y Bredemeier (1986) como la tenden-cia a comportarse según los propios patrones morales, incluso cuando dictados convencio-nales o estrategias de éxito animen a otro tipo de comportamientos.

Con respecto a las aproximaciones teóri-cas que intentan explicar cómo son aprendi-dos estos constructos podemos distinguir tres tipos. El primero de ellos se refiere al apren-dizaje social (Bandura, 1986) en el que los modelos y el reforzamiento son marcadamen-te enfatizados como determinantes de las conductas apropiadas o inapropiadas; el segundo tipo es una aproximación al desarro-llo estructural (p.e., Kohlberg, 1969) que postula que el razonamiento moral es el mayor determinante de la conducta y que dicho razonamiento considera varios niveles de desarrollo. Esta perspectiva ha mostrado que los deportistas muestran niveles inferiores de razonamiento moral en situaciones depor-tivas que en situaciones no deportivas (Bredemeier y Shields, 1998); en tercer y últi-mo lugar, nos encontramos con una aproxi-mación psicosocial (Vallerand et al., 1996; Vallerand y Losier, 1994) en la que el refuer-zo/castigo y las diferencias individuales son factores importantes, y que adopta una defi-nición multidimensional del concepto deportividad, sugiriendo que el significado moral y las etiquetas asociadas a situaciones y conduc-tas son aprendidas a través de relaciones interpersonales. Esta misma perspectiva ha sido utilizada para el estudio de valores, acti-tudes y conductas relacionadas con el fairplay que transmiten los diferentes agentes de socialización (Boixadós, Cruz, Torregrosa y Valiente, 2004; Boixadós, Valiente, Mimbrero, Torregrosa y Cruz, 1998).

Desde el punto de vista de esta última aproximación, Vallerand et al., (1996) desa-rrollaron una definición operacional de deportividad que incorpora cinco componen-tes: (1) pleno compromiso hacia la participa-ción deportiva, que explica hasta qué punto los deportistas realizan el máximo esfuerzo, reconocen errores e intentan mejorar sus habilidades, (2) respeto por las convenciones sociales, como el apretón de manos después del juego, reconocer la buena ejecución del adversario y ser un buen perdedor, (3) respe-to e interés por las reglas y los árbitros, que reflejan la preocupación del deportista por cumplir las reglas deportivas y obedecer a los árbitros, incluso cuando éstos demuestran incompetencia, (4) respeto e interés por el adversario, que incluyen la atención y la con-sideración por el o la oponente, y finalmente(5) el enfoque negativo de la deportividad, que refleja una aproximación negativa hacia la participación, en la que el deportista mani-fiesta una mala conducta después de cometer un error y compite por premios y trofeos individuales. En este trabajo, la inspección de las medias en cada factor reveló que el sujeto percibía el factor 2 (Convenciones Sociales) como el más representativo del concepto deportividad y el factor 5 (Enfoque Negativo) como el menos representativo.

Basado en la definición de deportividad propuesta por Vallerand et al., (1996) y con el propósito de evaluar las diferencias individuales en la orientación hacia la deportividad, Vallerand, Brière, Blanchard y Provencher (1997) desarrollaron y validaron en inglés la Multidimensional Sportspersonship Orientations Scale (MSOS). Esta escala se compone de 25 items estructurados en cinco subescalas, cada una de ellas compuesta de cinco items, que evalúan las cinco dimensio-nes que definen la deportividad. Los resulta-dos revelaron que la MSOS mostraba unos niveles adecuados de consistencia interna, con valores que oscilaban entre .71 (Compromiso) y .86 (Convenciones Sociales), excepto para la subescala Enfoque Negativo, que presentaba un valor de .54. Los niveles de estabilidad temporal fueron aceptables después de un periodo de cinco semanas, con una correlación de .67 en el test-retest y con valores que oscilaban entre
56 y .76. Los resultados del análisis factorial confirmatorio (CFA) confirmaron la estruc-tura de cinco factores del MSOS y la validez de constructo fue apoyada por el análisis de correlaciones entre las cinco subescalas, cuyos resultados revelaron una correlación modera-da y positiva entre las subescalas, excepto aquellas que relacionan Enfoque Negativo con Compromiso y Reglas y Árbitros, que fueron negativas.

Recientemente, la MSOS fue traducida al noruego por Lemyre et al., (2002) con una muestra de jóvenes futbolistas, y sus resulta-dos fueron muy similares a los obtenidos en la versión original (Vallerand et al., 1997). En concreto, los autores encontraron una aceptable consistencia interna, con valores entre .68 y .76 para el alfa de Cronbach, excepto en la subescala de Enfoque Negativo, que no obtuvo un nivel adecuado de fiabili-dad (.39) y que fue eliminada en los análisis posteriores. Por todo ello, el índice global de deportividad utilizado en este estudio se componía de 21 items distribuidos en cuatro subescalas.

La subescala Enfoque Negativo no ha sido utilizada en algunos estudios debido a su baja fiabilidad y consistencia interna (Miller, Roberts, y Ommundsen, 2004; Ommundsen, Roberts, Lemyre, y Treasure, 2003; Ryska, 2003) o por presentar autovalo-res factoriales inferiores a uno (Chantal, Robin, Vernat y Bernache-Assollant, 2005). En este sentido, Bredemeier y Shields (1998) han sugerido que los problemas encontrados con la subescala Enfoque Negativo podrían derivarse de una carencia de consistencia entre los items de la subescala, y consideran que éstos no reflejan el sentido de ganar a toda costa que intenta manifestar la subescala.

Una de las variables más estudiadas en relación al constructo deportividad ha sido el género. En este sentido, los chicos que practi-can deporte han sido tradicionalmente consi-derados como más antideportivos y agresivos en el deporte que las chicas (Coakley, 1990). Sin embargo, Miller et al., (2004) encontra-ron que este modelo, en el que las mujeres podrían ser más deportivas que los hombres no está tan claro. En este sentido, Tucker y Parks (2001) no encontraron diferencias entre colegiales masculinos y femeninos en deportes de contacto, sugiriendo que las dife-rencias de género en la conducta moral en el deporte pueden no ser tan usuales como las investigaciones previas han mostrado (Bredemeier, 1994; Bredemeier y Shields, 1986; Shields, Bredemeier, Gardner y Bostrom, 1995).

La MSOS fue inicialmente desarrollada y validada en inglés y se mostró como un ins-trumento apropiado para medir las orienta-ciones hacia la deportividad y como en la actualidad no hay disponible una versión española, nuestro objetivo es traducir la MSOS y evaluar sus propiedades psicométri-cas. Para ello se han realizado dos estudios; el primero tiene cinco objetivos: traducir la MSOS al español, examinar su estructura fac-torial, evaluar su validez de constructo, eva-luar la consistencia interna de las cinco subes-calas y, finalmente, examinar los efectos del género en las cinco subescalas. En el segundo estudio intentaremos verificar la estabilidad temporal de la escala.

Estudio 1

Traducción de la MSOS al español.

La traducción de la MSOS al español fue realizada siguiendo el procedimiento de tra-ducción transcultural de escalas (Núñez, Martín-Albo y Navarro, 2005). En primer lugar, la escala fue traducida por un bilingüe del inglés al español siguiendo el procedi-miento parallel back-translation (Brislin, 1986). Este texto fue traducido de nuevo al inglés por otro bilingüe que no tenía conoci-miento de la escala original para posterior-mente analizar el grado de coincidencia con la redacción y el sentido de los items origina-les. Para hacer más correcta la traducción y evitar posibles sesgos, esta secuencia fue de nuevo repetida, de tal forma que en el proce-so de traducción se utilizaron cuatro expertos bilingües y se obtuvieron dos versiones tradu-cidas al español de la MSOS. En segundo lugar, los items obtenidos del proceso de tra-ducción fueron evaluados por un comité compuesto por los sujetos bilingües involu-crados en el proceso de traducción y por dos expertos investigadores en el campo de la psi-cología deportiva; este comité seleccionó los items en los cuáles se había mantenido el sen-tido original y redactó el formato de la escala y las instrucciones de modo similar a la ver-sión original. Por consiguiente, la versión española de la MSOS consta de 25 items, con una escala de puntuación tipo Likert, y un rango de puntuación de (1) No se corresponde conmigo en absoluto a (5) Se corresponde exac-tamente conmigo, con el punto medio (3) Se corresponde conmigo en parte. Finalmente, con el objetivo de conseguir una redacción clara de los items, la versión española de la escala fue administrada a 10 deportistas, cuyos comentarios acerca de las instrucciones y el modo en que los items fueron redactados condujeron a cambios menores.

Método

Participantes

Un total de 253 deportistas de la isla de Gran Canaria (66 mujeres y 187 hombres), participantes en 17 deportes diferentes toma-ron parte en este estudio con una media de 21.15 años de edad (SD = 3.98). Todos los sujetos tenían, al menos, dos años de experien-cia competitiva a nivel provincial y eran miem-bros de clubes no universitarios ni escolares.

Instrumentos

La versión española de la MSOS fue admi-nistrada a todos los participantes. Asimismo, se recogieron datos sociodemográficos tales como el género, la edad, el tipo de deporte y el nivel de competición de los participantes.

Procedimiento

El cuestionario fue administrado por tres investigadores que se pusieron en contacto con los entrenadores con el fin de obtener su autorización para administrar el instrumento a los participantes. Todos los sujetos fueron informados del objetivo del estudio y de la voluntariedad y confidencialidad de las res-puestas, recordándoles que no había respues-tas correctas o incorrectas y solicitándoles que contestaran con la máxima sinceridad y honestidad.

Resultados

Análisis descriptivo de los items.

En la Tabla 1 se muestran los estadísticos descriptivos de los 25 items de la MSOS (media, desviación típica, asimetría y curto-sis). Como se puede observar, en general, los índices de asimetría y curtosis son próximos al valor cero y por debajo del valor 2.0 tal y como recomiendan Bollen y Long (1994), lo que indica semejanza con la curva normal. Estos resultados permiten la utilización de técnicas factoriales de máxima verosimilitud en el análisis factorial confirmatorio que rea-lizamos a continuación.

Análisis Factorial Confirmatorio

La estructura factorial de la MSOS fue evaluada con un análisis factorial confirmato-rio (CFA) a través del programa AMOS 5.0, utilizando la estimación de máxima verosimi-litud y la matriz de covarianza entre los items como entrada para el análisis de datos. Cada factor, compuesto por cinco items, se corres-ponde con cada una de las cinco subescalas. El ajuste del modelo fue evaluado con una com-binación de índices de ajustes absolutos y rela-tivos que incluyeron el valor p asociado con el estadístico chi cuadrado. La ratio entre chi-cuadrado y los grados de libertad (χ2 / df) es un heurístico que se utiliza para reducir la sen-sibilidad del χ2 al tamaño de la muestra. En un modelo considerado perfecto su valor sería de 1.0 y las ratios por debajo de 2.0 se consi-derarán aceptables (Carmines y McIver, 1981). Sin embargo, estos índices están afec-tados por el tamaño de la muestra, por lo que utilizamos el índice SRMR que minimiza este problema y en el que valores de .06 o menores indican un excelente ajuste y valores de .08 o menores indican un buen ajuste (Hu y Bentler, 1999). Tal y como recomienda Hoyle (1995) se utilizaron el IFI ya que es muy consistente e indica mejoras en el ajuste del modelo por grados de libertad en compa-ración con la línea base del modelo indepen-diente y el CFI porque es más fácil de inter-pretar que otros índices e indica reducciones en ajustes pobres. Los valores de los índices IFI y CFI deben ser iguales o superiores a .90 para considerar aceptable el ajuste de un modelo (Shumacker y Lomax, 1996). Por otra parte, Browne y Cudeck (1993) reco-miendan utilizar el RMSEA como un índice que proporciona una medida de discrepancia por grado de libertad y según Jöreskog y Sörbom (1993) indica que el modelo basado en la muestra utilizada representa a la pobla-ción cuando su valor es menor o igual que 05, considerándose un ajuste aceptable cuan-do es inferior a .08.

Inicialmente, el CFA se llevó a cabo correlacionando los cinco factores que se corresponden con las cinco subescalas. Los resultados muestran un pobre ajuste del modelo (χ2 = 525.83, df = 265, p < .001), con valores de χ2/df = 1.98, IFI = .84, CFI = 84, RMSEA = .06 y SRMR = .07. De la misma forma que en la versión original, se utilizaron las covarianzas entre los errores residuales a partir de la inspección de los índices de modificación y se añadieron cuatro interacciones al modelo, en concreto entre los items 9 y 19, 24 y 19, 20 y 19 y 2 y 17. A partir de aquí y tras un nuevo análisis los índices obtenidos mostraron un mejor ajuste del modelo (χ2 = 428.66, df = 261, p < .001)
y    unos valores de χ2/df = 1.64, IFI = .90,
CFI = .90, RMSEA = .05, SRMR = .06. Todos los items mostraron pesos factoriales superiores a .70.

Correlaciones entre las cinco subescalas

Se analizaron las correlaciones entre las cinco subescalas a través del coeficiente de Pearson para evaluar la validez de constructo de la escala. Los resultados indican que las correlaciones son positivas y moderadas entre las subescalas excepto aquellas que relacionan a la subescala Enfoque Negativo con la subes-cala Compromiso (-.04), con la subescala Convenciones Sociales (-.11) y con la subes-cala Reglas y Árbitros (-.20), las cuáles fueron negativas aunque sólo la última fue significa-tiva. Estos valores se muestran en la parte superior de la diagonal de la Tabla 2.

Consistencia interna de las cinco subescalas La consistencia interna de las cinco subes-calas fue evaluada a través del alfa de Cronbach. Como vemos en la diagonal de la Tabla 2, los valores se sitúan entre .65 (Enfoque Negativo) y .81 (Convenciones Sociales), con una fiabilidad media de .72.

Diferencias de género

El análisis de las diferencias de género en función de las puntuaciones medias en las cinco subescalas mediante el t-test y teniendo en cuenta el test de Levene para estimar la igualdad de las varianzas con un nivel de significación de p < .01 muestra que las mujeres puntúan más alto que los hombres en la subescala Convenciones Sociales, y los hom-bres alcanzan puntuaciones más altas que las mujeres en la subescala Enfoque Negativo (Tabla 3).

Estudio 2

Método

Participantes

Tomaron parte en este estudio 51 depor-tistas de nivel provincial (19 mujeres y 22 hombres), participantes en 6 diferentes equi-pos deportivos de la isla de Gran Canaria, con una media de edad de 22.74 años (SD = 1.98).
Los participantes formaban parte de equipos de clubes no universitarios ni escolares.

Instrumentos

Se administró a todos los participantes la versión española de la MSOS.

Procedimiento

El cuestionario se completó utilizando el mismo procedimiento que en el primer estu-dio, pero en este caso se informó a los parti-cipantes que tendrían que contestar el cues-tionario en dos ocasiones, tras un periodo de 4 semanas. Para prevenir posibles tendencias de deseabilidad social los sujetos fueron ins-truidos para que utilizaran su fecha de naci-miento en lugar del nombre para identificar sus cuestionarios.

Resultados

En la Tabla 4 se reflejan los resultados de la consistencia interna para el pretest y el posttest, con un rango que oscila entre .60 y 86 en el pretest, y de .56 a .81 para el post-test. Además, las correlaciones del test-retest muestran unos valores de .65 (Enfoque Negativo) a .85 (Convenciones Sociales y Reglas y Árbitros) con una correlación media del test-retest de .78.

Discusión

El objetivo de este trabajo era traducir la MSOS al español y analizar sus propiedades psicométricas. Los resultados de los dos estu-dios han mostrado que la versión española de la MSOS obtiene niveles adecuados de validez de constructo y de fiabilidad. En lo que res-pecta a la validez de constructo de la escala los resultados del CFA apoyan la estructura de cinco factores en la versión española de la MSOS y, por lo tanto, proporcionan un soporte para la validez factorial de la escala. Los índices de ajuste obtenidos son consis-tentes con los encontrados en la versión inglesa de la escala (Vallerand et al., 1997), los cuáles mostraron que la estructura de cinco factores correlacionados constituye un modelo oblicuo. Todos los pesos factoriales son estadísticamente significativos, superando valores estandarizados de .70 y, en conse-cuencia, contribuyen significativamente a la evaluación del constructo de interés. Por otra parte, la inclusión de covarianzas entre residuales no soluciona el problema de la posible existencia de variables que pueden estar sien-do omitidas en el modelo teórico (Tomarken y Waller, 2005). De la misma manera, las correlaciones entre las subescalas de la MSOS son similares a las de la escala original en inglés, es decir, positivas y moderadas, excep-to para aquellas implicadas en la subescala Enfoque Negativo, la cuál es negativa o cer-cana a cero. Estos resultados, en general, apo-yan la validez de constructo de la MSOS.

Respecto a la fiabilidad de la escala, en general, los resultados revelan niveles acepta-bles de consistencia interna para todas las subescalas, excepto en la subescala Enfoque Negativo que obtiene el valor más bajo, lo que puede deberse a que los items del factor incluyen diferentes aspectos de la motivación extrínseca, tales como mala actitud después de cometer un error y una actitud crítica hacia el entrenador. Los valores obtenidos en nuestro estudio son similares a los encontra-dos en la versión original y mejores que los hallados en la adaptación noruega, lo que podría deberse a diferencias culturales en la interpretación de los items. Además, los valores de la correlación test-retest revelan una aceptable estabilidad temporal para todas las subescalas con valores más altos que los encontrados en la versión original y, en consecuencia, los resultados apoyan la fiabili-dad de la MSOS.

Finalmente, el análisis de las diferencias de género revela que los hombres muestran puntuaciones más altas que las mujeres en la subescala Enfoque Negativo pero en ambos casos son puntuaciones bajas. Además, encontramos diferencias significativas en la subescala Convenciones Sociales, en la cuál las mujeres puntúan más alto que los hom-bres. Se observa que la media en cada factor es más alta en las mujeres en tres de las cinco dimensiones (Compromiso, Convenciones Sociales y Reglas y Árbitros), y si tomamos en consideración los resultados de Vallerand et al., (1997) que mostraron que la subescala Convenciones Sociales era la que mejor refle-jaba el concepto de deportividad, podemos deducir de nuestros resultados que las muje-res muestran una mayor tendencia que los hombres hacia la deportividad. Estos resulta-dos son similares a los encontrados en traba-jos anteriores (Bredemeier y Shields, 1986; Shields et al., 1995), en los que se encontra-ron diferencias de género y en los que las mujeres mostraban más madurez en razona-miento moral y menor tendencia hacia las conductas agresivas que los hombres, contra-riamente a lo que recientes estudios han mostrado y en los que las diferencias de género no son tan claras (Miller et al., 2004; Tucker y Parks, 2001). Las diferencias entre los resultados de estas investigaciones y nues-tro estudio podrían ser debidas a varios fac-tores que pueden haber afectado a la deporti-vidad, incluyendo diferencias culturales, nivel de competición o tipo de deporte, así
como otros aspectos específicos (p.e. edad, estado socioeconómico, etc.).

Nuestro estudio, sin embargo, presenta algunas limitaciones. En primer lugar, los encuentros con los participantes se produje-ron en momentos diferentes de las sesiones de entrenamiento, lo que podría haber influi-do en las respuestas encontradas en la escala. Por otra parte, parece conveniente tener en cuenta las demandas particulares de cada situación competitiva. En concreto, cuando la actividad no es muy exigente, podemos esperar que muchos deportistas mantengan una conducta de deportividad que no se corresponda con su orientación real hacia la deportividad. Sin embargo, cuando la situa-ción es más exigente, la conducta deportiva debería ser más evidente en aquellos deportis-tas con altas orientaciones a la deportividad (Vallerand et al., 1997). En segundo lugar, no se ha tenido en cuenta el conocimiento que los participantes tienen de las reglas de juego, lo que podría haber influido en las puntuaciones encontradas en la subescala Reglas y Árbitros.

Para futuras investigaciones considera-mos adecuado, en primer lugar, profundizar más en el contenido de la subescala Enfoque Negativo y su relación con el concepto de deportividad; en segundo lugar, sería necesa-rio utilizar otras muestras para determinar la adecuación de la MSOS, considerando varia-bles como el nivel de competición y el tiem-po de práctica, así como muestras transcultu-rales; en tercer lugar, sería necesario verificar la relación entre la MSOS y otro tipo de ins-trumentos de medida en deportividad con el objetivo de probar la validez concurrente de la escala; en cuarto lugar, la MSOS podría ser utilizada para evaluar posibles desviacio-nes de la deportividad después de aplicar programas de intervención; en quinto lugar, sería necesario investigar desde una perspec-tiva motivacional las interacciones entre las diferencias individuales (p.e. metas de logro) y factores situacionales (p.e. clima motiva-cional) sobre aspectos morales en términos de deportividad y, finalmente, creemos necesario probar diferentes modelos factoria-les y determinar la validez predictiva del ins-trumento con respecto a su eficacia en la previsión de la conducta antideportiva de los deportistas.

Para concluir, los resultados de este estu-dio confirman parcialmente la estructura de cinco factores propuesta por Vallerand et al.,(1997). Además, la consistencia interna y las correlaciones test-retest son aceptables para todas las subescalas, lo que garantiza la fiabili-dad de la versión española de la MSOS. Finalmente, existen suficientes evidencias que apoyan la validez de constructo de la escala. Por lo tanto, la versión española puede ser considerada como una adaptación preliminar de la versión en inglés de la escala y los resul-tados justifican su utilización para evaluar las diferencias individuales en las orientaciones hacia la deportividad.

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