Palabras claves: DEPORTES/ACTIVIDAD FÍSICA/CULTURA
Título:La integración socio-cultural y la equidad mediante el deporte para todos
Autor: Niyonizigiye Dominique
Department of Chronic Diseases and Health Promotion, World Health Organization, Geneva, Switzerland
Fuente:11no. Congreso Deportes para todos,2006
INTRODUCCIÓN
Desearía ubicar el tema de mi ponencia en el contexto de un mundo inmerso en un cambio total hacia la globalización; un mundo que se enfrenta a obstáculos que han surgido debido a la intolerancia religiosa, étnica y cultural, y que están claramente dirigidos a ¡desestabilizar la convivencia civil! Es este un llamado a los pueblos a unirse para condenar la violencia y proteger la paz y la estabilidad.
En su informe presentado en relación con nuestra diversidad creativa, la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas (UNESCO) lo planteó de forma muy clara: “La nueva proyección multicultural del mundo exige que se establezca una ética universal de nuevo tipo…” El principio del pluralismo se entiende como el hecho de tolerar, respetar y disfrutar de la pluralidad de culturas, lo cual es tan importante en las relaciones entre los países, aplicables dentro de un mismo país, entre los grupos étnicos diferentes, tanto dentro como fuera del país.
De acuerdo con el contexto global ya mencionado, estoy en posición de decir que la práctica del deporte en cualquier parte del mundo es una plataforma auténtica para la expresión de todos los sentimientos humanos, incluyendo los relacionados con la cultura. Para ilustrar lo que digo acerca de que el deporte es el medio más fiable que se puede utilizar para promover la diversidad cultural, me apoyaré en la visión del poeta africano Léopold Sédar Senghor de un mundo rico en diversidad e igualdad, cómo estas se complementan y su diferente composición cultural, racial y étnica de todo tipo. De hecho, la diversidad cultural es un imperativo categórico de supervivencia para la especie humana.
¿Qué lugar ocupa el deporte en esta esfera?
La experiencia demuestra que el deporte constituye un medio fiable para la cooperación y la comprensión mutua, y como un factor de convergencia en el largo camino recorrido por la humanidad en marcha hacia su destino único y, a la vez, colectivo. Esto implica la función fundamental que tiene el deporte de mejorar la comprensión mutua, crear un clima de confianza y amistad entre todos los países, y dentro del propio país, así como entre los diferentes grupos culturales, religiosos y étnicos.
Cierto es que la decisión le corresponde a cada nación y a cada hombre o mujer de buena voluntad. Y en ese contexto, el deporte, cuyo impacto popular es enorme, es definitivamente un medio excepcional para promover la reunificación de las culturas. Más que nada, contribuye a desarrollar actitudes y conductas que evolucionen hacia un mundo de solidaridad e igualdad.
Puede y debe hacerse mucho más aún para que en cada país se estimule el desarrollo de cuerpos y mentes sanos, así como los valores culturales, en el seno de la sociedad.
LA INTEGRACION DE LOS JÓVENES INMIGRANTES MEDIANTE EL DEPORTE:
Se celebran congresos y seminarios por todo el mundo y se hacen esfuerzos diplomáticos para resolver el problema de la inmigración. El debate es polémico, pero la inmigración es una realidad, un fenómeno natural.
En lugar de preguntarse cuáles son los mecanismos que impiden que los inmigrantes jóvenes disfruten totalmente de la igualdad de derechos y oportunidades, los conminamos a que se integren, ¡tal y como si los jóvenes que viven en los ghetttos de las ciudades fueran culpables de la discriminación de que son objeto!
Es una realidad que una vez que el inmigrante llega al país receptor, tiene el derecho de conservar su identidad y sus propios rasgos culturales a la par que participan en las esferas económicas, políticas y sociales conjuntamente con las otras personas de esa sociedad. Hay una necesidad real de interacción y colaboración entre los actores sociales para hacerse de un lugar en la nueva sociedad. Por consiguiente, puede observarse que la propia naturaleza del término integración es compleja y puede entenderse de modos diferentes. Yo prefiero considerar el término integración como la idea de permitirle a un extranjero que se adapte a la vida de la sociedad del país receptor, y que pueda moverse libremente y comunicarse con las otras personas sin renunciar a lo que lo caracteriza, como es el idioma, la cultura y las costumbres de su país de origen.
ES NECESARIO BUSCARLE BENEFICIO A ESTAS DIFERENCIAS Y ¡NO CONVERTIRLAS EN UN OBSTÁCULO!
En el tema que nos ocupa, es importante destacar que el deporte es considerado como un componente más de la vida social, pero también es importante subrayar que el deporte es el motor impulsor de la vida social y que permite que las personas se reúnan fuera de la estructura escolar o laboral y que se establezcan relaciones con otras comunidades mediante competencias deportivas. A través de la práctica de una actividad física, los jóvenes extranjeros se convierten en parte de un universo social, desarrollan su personalidad en medio de otras personas y comparten con otra gente cuyos orígenes son diferentes, que no tienen sus mismos valores y no respetan sus mismas reglas.
Mediante la práctica deportiva, el joven extranjero, cualquiera que sea su origen, va a acostumbrarse a un cierto número de reglas sociales, costumbres y normas con las que no está familiarizado. Si logra adaptarse rápidamente, será gracias al idioma universal que representa el deporte, con el cual no hay ninguna frontera lingüística, cultural o social.
Una encuesta realizada por el Instituto del Deporte y las Ciencias del Deporte de la Universidad de Berna a casi 2000 jóvenes extranjeros, europeos o que tenían doble nacionalidad, para saber si la actividad deportiva ejercía alguna influencia en la integración social de los jóvenes reveló que, gracias al deporte, los jóvenes mantienen contactos entre sí.
- 88 de las personas interrogadas contestaron que la práctica de una actividad deportiva dentro de un club les permitió hacerse de amigos.
- Se formuló una pregunta para saber si el deporte permitía establecer contactos con jóvenes extranjeros o si la práctica de un deporte sólo posibilitaba que se encontraran adolescentes que tuvieran el mismo origen. La respuesta fue que el 70 por ciento de aquellos que practicaban deportes en un club habían hecho amistad con jóvenes de otros países.
En cuanto al deporte de alto rendimiento, el ejemplo más ilustrativo es el éxito deportivo de los deportistas inmigrantes. Las fotos de estos deportistas inmigrantes ocupan espacios relevantes en importantes órganos de prensa en estos precisos momentos en que fácilmente se puede sospechar que el inmigrante es una amenaza para la identidad, la integridad y la seguridad de la gente y la soberanía de las naciones.
La victoria del equipo de Francia en las Copas Mundiales de Fútbol de 1998 y 2006 constituye un ejemplo significativo del éxito de los inmigrantes. Los periodistas sacaron partido de esta situación al contraponer estos ejemplos de “ganadores” a los de “delicuentes” o “terroristas”.
LA FUNCIÓN DEL DEPORTE EN EL PROCESO DE RECONCILIACIÓN NACIONAL QUE ESTÁ TENIENDO LUGAR EN BURUNDI
Burundi es un país de África Central, situado en la Región de los Grandes Lagos. Su población se estima en 7 millones, y está compuesta por tres etnias: Hutu, Tutsi y Twa.
En Burundi, desde su existencia como nación, las tres etnias se reconocían a sí mismas mediante un lenguaje común que siempre ha transmitido un patrimonio cultural común, la misma sabiduría, las mismas creencias y la misma visión del mundo. Desgraciadamente, el virus de la división étnica inoculado por el colonialismo y conservado por la élite política no ha abandonado a este pueblo que desde su independencia hace más de 40 años ha sufrido un conflicto político y étnico que ha sido el origen de acontecimientos sangrientos que han enlutado a Burundi en varias ocasiones. Nuestro centro de atención aquí será la crisis que empezó en octubre de 1993 y que se ha mantenido por más de 10 años.
La evolución necesaria de la confrontación hacia la cooperación que estoy invocando, para salvaguardar aquellas cosas que tienen un carácter universal y aquellas que tienen un carácter más particular y que en realidad son convergentes, es aún más apremiante para un país como el mío. La crisis a la que me he referido parece ser eterna, mayormente debido al hecho de que los elementos culturales y humanos del conflicto fueron relegados a un segundo plano por consideraciones políticas.
Las poblaciones, independientemente del grupo étnico al que pertenecieran, cansadas de sufrir una guerra basada en ideologías ajenas a ellas, amenazadas por el flagelo del VIH/SIDA y hartas de los medios clásicos de comunicación utilizados para promover la paz, la reconciliación y la prevención contra el VIH/SIDA, habían renunciado a su destino. Los clásicos enfoques abordados en los discursos políticos, los seminarios y los monótonos talleres que se realizaban, generalmente sin resultados concretos, habían llegado al límite.
Por lo tanto, se hizo necesario que existiera una comunicación adecuada para reconstruir, en primer lugar, la confianza y la tranquilidad mutuas. A partir de entonces, cobró importancia el reafirmar la esperanza de aquellos que creían en una paz inminente y disipar los temores de aquellos que se sentían atemorizados con el futuro. Fue necesario acabar con los prejuicios, tabúes y rumores haciendo que las diferentes capas de la sociedad se familiarizaran con mensajes de paz y coexistencia pacífica cuya comprensión estuviera al alcance de todos.
Como precursor, el CON de Burundi ya había hecho su apuesta por esta beneficiosa alternativa para promover una cultura de paz en toda la nación.
Algunos ejemplos para ilustrar lo anterior se presentan a continuación:
- En el momento cumbre de la crisis en Burundi durante los años 1994 – 1995, y en medio de lo que dio en llamarse la “balkanización” de los distritos de Bujumbura, los individuos de todas las etnias se volvieron a reunificar de forma expontánea, viniendo de todos los barrios de la ciudad, para hacer marchas a través de la capital. Ellos también organizaron encuentros de fútbol, básquetbol, voleibol y handball. Según los testimonios, el deporte contribuyó de manera contundente a la apertura de los ghettos étnicos, allí donde había fallado la perorata política. De la misma manera, los estudiantes de la universidad de Burundi, quienes habían abandonado los estudios por temor a ser asesinados por sus vecinos de ottras etnias, pudieron reintegrarse a las filas universitarias gracias a la organización de actividades deportivas que los unió de forma permanente.
- La Semana Olímpica organizada en Ngozi (Norte del país) en 2001, logró reunir por primera vez a más de 3.000 atletas y artistas provenientes de todos los grupos étnicos de todo el país.
- la organización de la marcha “Movimiento por la Paz” en 2002 en Bujumbura también reunió a más de 4.000 personas de Burundi y el extranjero.
- Con la idea de crear un clima de perdón y confianza dentro de las comunidades y contribuir con una dinámica de paz, el CON, en colaboración con la misión de paz en Burundi y el Gobierno de Burundi, todos los años organiza una carrera de relevo que reúne a miles de hombres, mujeres y niños, soldados y civiles que trasladan por todo el país una antorcha bautizada como la “antorcha de la paz”.
Podríamos mencionar otros muchos ejemplos, pero lo más importante a tener en cuenta es que el deporte es un vehículo excepcional de valores y reglas del olimpismo, los cuales son sinónimos de los principios éticos universales que pomueven una apertura hacia todos nuestros congéneres y al resto de los ciudadanos del mundo, sin inhibiciones culturales. Entre otros, estos valores son la tolerancia y su corolario, la no-discriminación; el espíritu de comprensión y la armonía mutua que hagan posible los juegos colectivos; y el espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio, todo lo cual constituye la base de una emulación saludable.
Sucede que en África, particularmente en Burundi, los estadios, auténticos puntos de reunión de la era moderna, han reemplazado al “arbre à palabres” (árbol frondoso bajo el cual tradicionalmente se reúne la población en las aldeas para dirimir sus problemas) como lugar de reunión del pueblo.
A la luz de mi humilde experiencia personal, me parece indiscutible que los deportistas son los mejores portavoces de la paz y la reconciliación, en todo el país y más allá de sus fronteras.
Los principios del olimpismo que la población de Burundi tiene el interés de hacer suyos y de aplicarlos a la vida diaria son válidos bajo todas las latitudes, así como para los hombres y mujeres de todas las edades. Yo evocaré algunos de ellos:
- El respeto al contrincante;
- La ayuda mutua y la tolerancia;
- La lucha contra la exclusión;
- El respeto a las reglas del juego;
- El juego limpio
- Una mente sana en un cuerpo sano
La puesta en práctica de estos principios en el marco de las actividades deportivas crea una fusión oportuna que se revela como un factor multiplicador de la eficiencia. Sobre esta base, a través de estrategias transversales, resulta necesario valorar los mensajes que se deben divulgar y las acciones a seguir para dar una respuesta adecuada a las demandas de solidaridad, participación plena y diálogo que dejan su huella entre las comunidades humanas y en el interior de las mismas.
Como conclusión, debo insistir en el hecho de que los eventos deportivos son el reflejo más fiel de la manera en que las personas perciben el mundo. Es por esto que la salvaguarda de los valores inherentes a los deportes no debe realizarse solamente por medio de medidas legislativas y regulaciones, sino sobre todo, mediante acciones educativas. Por este medio hago un llamado a todos los gobiernos, los países receptores de inmigrantes, los políticos, los especialistas en temas migratorios, los medios de prensa, el personal que trabajan con los atletas, los educadores, etc. Hace falta la voluntad de todas y cada una de las personas para unirse en un esfuerzo concertado y decidido para que predominen los valores éticos del deporte.
Esta fusión constituye una herramienta para la unificación, la cual es esencial para aplicar políticas de convergencia globales en un mundo sin fronteras para promover la comprensión mutua y la paz.
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