Palabras claves: ENTRENAMIENTO DE FUERZA/FUERZA/FISIOLOGIA/FISIOLOGIA DEL EJERCICIO/ANATOMIA FUNCIONAL MUSCULOS

Título: Potenciación funcional y entrenamiento de la fuerza: Aspectos fisiológicos y anatómico funcionales del desarrollo de la fuerza.

Título original: I Potenziamento funzionale ed allenamento della forza.

Autoría: Knebel, Karl Peter

Traductor: Mercedes Ibarra Ibáñez

Fuente: Revista Scuola dello Sport, Génova, No. 34, Marzo, 1996, pp. 36- 45

Texto completo:

Los medios de entrenamiento de la fuerza generalmente se plantean dos objetivos: el mantenimiento y el mejoramiento de la fuerza muscular por el incremento de los resultados deportivos en el deporte de alto rendimiento, el mantenimiento y mejoramiento de la condición física en el deporte para todos.

 

 

Sin embargo, a menudo, en la selección y  en la ejecución de los ejercicios utilizados para tales fines, no se tiene debida cuenta del funcionamiento de la unidad biológica “músculo esquelético – articulación”.

Este concepto queda más claro con el ejemplo de los ejercicios utilizados para el entrenamiento de la fuerza de los músculos extensores de las extremidades inferiores. El no respetar las condiciones cinéticas de su ejecución puede conducir a alteraciones y a fenómenos de desgaste, causa de accidentes y lesiones a largo plazo, que a menudo provocan abandonos de la carrera deportiva.

Ulterior fuente de riesgo es no tener en cuenta el mantenimiento adecuado del estado funcional de la musculatura de una articulación, en particular de la relación entre musculatura agonista y antagónica, al determinarse desequilibrios musculares que agravan los ya considerables excesos de carga del aparato motor locomotor y de sostén pasivo.

Además del caso de la musculatura extensora y flexora de las extremidades inferiores, hay otro ejemplo típico de tal disfunción muscular dentro de una cadena articular, representado por las relaciones existentes en el ámbito de la pelvis y del tracto lumbar de la columna vertebral.

Con tal propósito, se muestran modalidades de potenciamiento de la musculatura abdominal y dorsal correctas e incorrectas. Se hace referencia una vez más a la importancia de no descuidar las relaciones existentes en la unidad biológica “músculo – articulación” donde se reafirma que para un entrenamiento funcional de la fuerza se requiere tanto el potenciamiento como el estiramiento y el relajamiento.

En efecto, sólo mejorando el total de las capacidades del músculo, es posible asegurar el pleno rendimiento y prevenir a largo plazo lesiones y daños del aparato motor pasivo. En el deporte existen múltiples formas de manifestación de la fuerza.

No menos numerosas son las variantes de los métodos, de los ejercicios y de los implementos que son utilizados en entrenamiento para tratar de intervenir en aquel componente de la capacidad de rendimiento muscular constituido por la fuerza de los movimientos, en toda la gama de sus formas de expresión. Todos los medios de entrenamiento de la fuerza utilizados en las distintas formas de práctica deportiva persiguen, por regla general, dos objetivos:

 

1.  el mantenimiento y el mejoramiento de la fuerza muscular con el fin de incrementar el resultado deportivo (aspecto inherente al deporte de alto nivel).

2. el mejoramiento y el mantenimiento del estado de forma física (aspecto propio del deporte para todos y del deporte que tiene como fin el mantenimiento de la salud).

 

Sobre todo las condiciones del deporte competitivo en el sector del deporte de alto nivel hacen que entrenadores e instructores a evaluar la calidad de la fuerza muscular exclusivamente en términos de resultado deportivo alcanzado.

Una consecuencia de este modo de ver el problema es el hecho de que siempre se luche por superar cada vez más los récords deportivos implantados de acuerdo con el lema olímpico “citius, altius, fortius”.

Pero con este continuo mejoramiento de los resultados también se acrecientan, de manera exponencial, los riesgos para el atleta. Con este propósito, las experiencias del último decenio muestran claramente cuanto sigue: el principal factor limitante del rendimiento es, sobre todo, la capacidad de carga del aparato motor pasivo (con sus estructuras de tejido conectivo), sobre todo cuando, en entrenamiento, en la selección y en la ejecución de los ejercicios para la fuerza, no se toman adecuadamente en consideración las funciones de la unidad biológica “músculo esquelético – articulación” (cfr. también Tittel 1986).

Este concepto puede explicarse con un ejemplo tomado de la práctica del entrenamiento, que se refiere al entrenamiento de la fuerza de los extensores de las extremidades inferiores.

En todos los sectores del deporte (deporte de alto nivel, deporte para la adquisición / mantenimiento de la forma física, pero también e la rehabilitación) gozan de gran popularidad las máquinas para la leg – extensión.

 

Originalmente, estas máquinas han sido construidas para permitir el desarrollo de la fuerza de los músculos extensores de la rodilla – un grupo muscular muy importante en la ejecución de movimientos deportivos – evitando someter a cargas la columna vertebral, sensible a tales demandas de esfuerzo.

Se trata, sin dudas, de una reflexión encomiable en interés de la prevención. Sin embargo, para la articulación de la rodilla “la cuenta no se lee del mismo modo, visto que las condiciones cinéticas de esta articulación – que es la más compleja y al mismo tiempo, la más sensible a las demandas (recordemos que en este sentido, el especialista estadounidense de la rodilla J. A. Nicolás sostiene que se trata de la articulación “la peor construida de todas”) – no son valoradas adecuadamente ni por quienes producen la máquina ni por entrenadores e instructores.

 

En el deporte, a menudo es considerada una articulación “de bisagra”, mientras en realidad se trata de una articulación trocoide deslizable, es decir, la mecánica de su movimiento consiste en rodamiento y deslizamiento, cuya funcionalidad y estabilidad la garantiza un aparato cápsulo – ligamentoso extremadamente complejo.

Sobre la base de este tipo de función, extendiendo la rodilla desde la posición sentada contra una oposición, se desarrolla un componente de fuerza de corte. El punto de inserción (punto C) de este vector de fuerza (J) y de la dirección de la acción de los ligamentos de la rodilla (P) se halla en la parte externa del “sistema”.

Diversa es la situación de carga de la articulación cuando se usan las máquinas para efectuar la denominada leg – press.

En este caso, la fuerza de corte es notablemente inferior, el punto de intersección © se halla en la parte interna del sistema. Además, el vector de la fuerza (J) es más corto y no puede someter a una carga equivocada a los ligamentos cruzados anteriores mediante un brazo de palanca larga J – C, como ocurre, en cambio, en el caso de la leg – extensión.

En el entrenamiento deportivo, si se pasan por alto estas condiciones cinéticas, se pueden determinar alteraciones o fenómenos de desgaste que comprometen la estabilidad, sobre todo a cargo de los extremos esqueléticos de la articulación.

El peor aspecto consiste en el hecho de que el atleta, por largo tiempo, no se da cuenta de nada debido a que, por otra parte, la musculatura de la articulación de la rodilla, que asegura su estabilidad, es reforzada y, por ende, puede compensar por largo tiempo – y a veces durante toda la carrera deportiva – la pérdida latente de estabilidad del aparato ligamentoso.

Las dificultades comienzan cuando el estado funcional de la musculatura de la rodilla sufre un deterioro, por ejemplo, con el envejecimiento o luego de un accidente, por qué entonces el atleta rememorará muy amargamente los “hermosos años de sus éxitos deportivos”. Pero no son sólo las incompatibilidades que se crean debido a la cinética articular las que generan dificultades para la integridad, y por tanto para la vida deportiva del atleta.

También un estado funcional no proporcionado – aun si del todo natural – de la musculatura de la articulación, por ejemplo de la agonista y antagonista, lleva, a veces, ya de por sí a considerables excesos de carga del aparato locomotor y de sostén pasivo.

De una serie de investigaciones, dirigidas por el autor con sistemas computarizados de evaluación funcional1, resulta que un alto por ciento de atletas confronta tales problemas. La musculatura flexora y la musculatura extensora de la articulación de la rodilla se debieran hallar en una relación de fuerza de 100: 67% (en un test de fuerza máxima con una velocidad angular de 60o/s).

Ninguno de los atletas (M y F) sometidos a este test, incluidos también muchos atletas de alto nivel y profesionales como futbolistas, tenistas, etc. que se ganan la vida con sus músculos y sus huesos, aún no ha alcanzado este valor, considerado fisiológico.

El ejemplo de un atleta de patinaje artístico de nivel mundial demuestra que, en entrenamiento, resulta posible evitar tales desequilibrios musculares. Otro ejemplo típico de disfunción muscular dentro de una cadena articular lo constituye las relaciones existentes en el ámbito de la pelvis y del tracto lumbar de la columna vertebral.

Debido a que en el deporte a menudo no se le presta atención a las relaciones existentes entre articulación y músculo ni a la capacidad de carga de los elementos estructurales de la columna vertebral vinculados a ella, se han desarrollado formas de entrenamiento que comportan más daños que beneficios para el aparato locomotor. También en este caso ilustraremos este hecho con ejemplos.

Uno se refiere al del entrenamiento de la musculatura abdominal. Para potenciar el músculo recto del abdomen (m. Rectus abdominis) se adoptan preferentemente todas las formas imaginables de ¨sit – up¨ es decir de pasaje del decúbito supino a la posición sentada. Se trata de ejercicios ¨sit – up¨ con un mismo sinergismo muscular, por lo que el músculo recto del fémur entra en acción mucho antes y puede participar (intervención de asistencia), de manera determinante, en la acción del músculo posas mayor sobre la columna lumbar, que es la de flexionarla al frente y hacia abajo (llevándola, de hecho, a la postura hiperlordótica).

Un ulterior factor que lleva a la agudización de la lordosis lumbar lo constituye la tendencia al acortamiento de los músculos flexores de la cadera (psoasilíaco) debido a la tipología de las fibras que constituyen tales músculos.

En efecto, se trata de músculos fáscicos con un elevado índice de fibras de rápida construcción (FTF, fast twich fiber) que se ve incrementada ulteriormente a través del entrenamiento en determinado tipo de deporte.

El otro ejemplo se refiere a la musculatura dorsal. Lo que resulta válido para la potenciación de los músculos abdominales, también es válido en este caso. Generalmente en la praxis del entrenamiento no se toma en consideración la relación funcional que vincula la musculatura extensora a lo largo de la espalda (m. sacroespinal, tracto lumbar) su antagonista (m. psoas mayor), el papel fundamental de los músculos glúteos en la extensión de la cadera (m. Ileopsoas), demandada por la propia práctica deportiva.

Por esta razón, los ejercicios gimnásticos utilizados para la potenciación de la musculatura dorsal, por ejemplo, en gimnástica correctiva y de rehabilitación, se diferencian completamente de los ejercicios atléticos ejecutados en el deporte con el mismo objetivo.

Pero lo que resulta válido para el aparato locomotor no sano, en sentido general, debe ser igualmente válido para el no sano. Mientras que los organismos de prevención de accidentes de trabajo, las compañías de seguro, las mutuales y otras instituciones, tradicionalmente se ocupan de reducir los peligros en los puestos de trabajo, en el deporte, en cambio, pocos se ocupan de ello.

Sólo se tiene la conciencia de que, en el fondo, si no se practicase ninguna actividad deportiva, la salud se vería mucho más comprometida: un consuelo bien pobre. De todos modos, hasta tanto entrenadores y médicos deportivos no dominen la anatomía, la teoría funcional del movimiento y de la biomecánica, y hasta tanto no posean la competencia adecuada en materia de fisiología, bioquímica y teoría del entrenamiento, la medicina del deporte, en cuanto a la asistencia a atleta, ¨seguirá sacando agua de un barril sin fondo¨ (Klümper 1985)

 

Si comparamos los dos ejercicios para el entrenamiento de la musculatura dorsal, podemos observar sus efectos disímiles. En la figura 16 y 18 hallamos la modalidad correcta de entrenamiento de la musculatura dorsal: el efecto del ejercicio se logra no levantando el tronco con las extremidades inferiores fijas, sino levantando las extremidades inferiores con el tronco estabilizado.

2. La acción de extender primero el muslo sobre la pelvis, (activación de los músculos glúteos) y fijar luego la pelvis que se puede mover libremente, garantiza la máxima salvaguarda posible del tracto lumbar de la columna vertebral en actitud fisiológica.

Si estas relaciones funcionales no son tenidas en cuenta, el deporte pierde su finalidad original de mantenimiento de la salud. Observamos que las estadísticas relativas a los accidentes en los Länder de la RFA, los accidentes deportivos han superado el número de los accidentes en los puestos de trabajo y ocupan ya el segundo lugar después de los accidentes en el ambiente doméstico.

En la figura 7 hallamos una modalidad errada de entrenamiento de la musculatura dorsal.

1.  El efecto del ejercicio se logra moviendo (levantando) el tronco. Se trata de una forma de ejecución que incluye una fuerte flexión en el ámbito de la articulación entre la quinta vértebra lumbar y la primera sacral con una carga no fisiológica sobre los discos intervertebrales, sobre los arcos vertebrales y sobre las pequeñas articulaciones intervertebrales.

2.  Desde el momento en que, también en este caso, típicamente las extremidades inferiores se fijan con la asistencia de un compañero o por otro medio, la flexión de esta zona de la articulación lumbo – sacral se acentuará ulteriormente.

El grado de errónea demanda de esfuerzo a cargo de la columna vertebral lumbar aumentará ulteriormente si el ejercicio se hace ejecutar con el tronco que oscile libremente y con una ulterior carga externa, particularmente si se trata del entrenamiento de la fuerza en sujetos de la edad evolutiva (tomado de Letzelter 1986).

De hecho es una creencia difundida en el ámbito deportivo, pero errónea, la que asevera  que los ejercicios a manos libres para el desarrollo de la fuerza son menos peligrosos para el aparato locomotor de sujetos en edad evolutiva que el entrenamiento de la fuerza con las máquinas, desde siempre criticado. Pero también tales ejercicios, considerados inocuos, pueden ser ¨letales¨ para la columna vertebral.

 

Las relaciones existentes en la unidad biológica músculo – articulación, de las cuales hemos hablado bastante, se ven olvidadas en el ámbito deportivo. En este caso, parece prevalecer la regla según la cual es lícita lo que complace y, además, lo que incrementa el rendimiento lo más rápidamente posible.

Los posibles riesgos para el aparato locomotor, poco importa. Y sólo cuando es demasiado tarde, cuando se manifiesta un síntoma doloroso, quizás entonces es cuando se empieza a reflexionar.

Volviendo al ejemplo de los ejercicios de ¨sit – up¨ es la articulación intervertebral lumbo – sacral la que corre el riesgo de verse comprometida. El disco intervertebral, interpuesto entre la quinta vértebra lumbar y la primera sacral y las pequeñas articulaciones intervertebrales deben sostener una enorme carga de compresión.

En las figuras se muestra cómo se incrementa el componente de fuerza cortante en esta zona. Tales componentes de carga se incrementan en el momento en que estos ejercicios equivocados para la musculatura abdominal son ejecutados:

·  Rápidamente, para desarrollar la fuerza rápida

·  Con el complemento de una carga externa (como un saco de arena, un manubrio o similares) para aumentar la intensidad del efecto entrenante

·  Con una acción de torsión del tronco, para potenciar los músculos abdominales oblicuos.

·  Sin tener presente la necesidad de un desarrollo armónico, funcional, y, por ende, proporcional, de la musculatura de la cadera, de la lumbar y de la pelvis, que no debe concentrarse sólo en las capacidades de fuerza, sino también en las de alargamiento muscular

Para un entrenamiento funcional de la fuerza, son imprescindibles tanto el potenciamiento como el alargamiento y el relajamiento. Y sólo promoviendo juntas todas las capacidades del músculo, es posible asegurar la capacidad de rendimiento de la musculatura y prevenir, a largo plazo, lesiones y daños del aparato locomotor pasivo.

Decía el filósofo inglés Francis Bacon, 1561 – 1626): De por sí el saber es poder. Para muchos entrenadores: ¨No saber no importa, en el deporte lo que cuenta es el éxito.

Notas:

(1) los test fueron realizados en el Centro de Medicina del Deporte de Mannheim (Lgat. B. Herback) con el sistema Cybex II (Cybex Lumex Inc., 2 100 Smithtown Av., Ronkonkoma, N. Y., 11779.

Título original ¨Funkionales Kräfatigen und Krafttraining¨

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Revisado y actualizado por: Lic. Mariela C. Z. (07/04/04)