Palabras claves: DEPORTES/EJERCICIOS/VALORES

Título: Práctica  deportiva y plenos valores en la vida de Julio Antonio  Mella

Autor: Lic. Daisy Farrés Mojena.

           Lic. Lendy D. Manfugás Farrés

Fecha de publicación: 26 de abril del 2011 

Resumen:  

La frase “Mens sana in corpore sano”, conocido principio surgido en las sociedades clásicas de Grecia y Roma, alude de forma desprejuiciada y objetiva a una prioridad – a veces olvidada – en la educación saludable del cuerpo para el hombre de todos los tiempos. Al asociar las funciones de la mente y el cuerpo, nos hablan de la repercusión del ejercicio físico en las capacidades intelectuales que forjan sobresalientes virtudes y nobles comportamientos, significativos por su eticidad.

Esta investigación propone a modo de experiencia formativa, un acercamiento a los aspectos de las vidas de Julio Antonio Mella Mac Parland, vinculados a la práctica deportiva y su importancia como formadora y desarrolladora de capacidades intelectuales, valores éticos y de aptitudes para realizar cualquier hazaña.

La visión que presentamos, ofrece al lector universitario un instrumento ideológico para ser consecuentes con lo que fuimos, somos y seremos: herederos y continuadores de las glorias de nuestros héroes.

Texto completo:

Introducción:

El Principio de “Mens sana in corpore sano”, surgido desde épocas bien remotas  en las sociedades clásicas de Grecia y Roma con respecto a la educación del cuerpo, fue revitalizado como fuente de salud y desarrollo de la espiritualidad entre los jóvenes, desde mediados del siglo XIX  a nivel mundial. En colegios y universidades de Europa y Norteamérica se inició -en este tiempo- un movimiento en pos del bienestar humano y formador de las nuevas generaciones, basado en la divulgación del deporte y ejercitación física como sinónimos de ennoblecimiento del hombre.

Para muchos, la práctica de un deporte iba más allá de las fronteras del mejoramiento de salud en el cuerpo humano; viendo al deporte como sitio de forja de los principios nobles más sobresalientes. Entre los numerosos nombres de personalidades, consideradas patrimonio de la educación deportiva en nuestro medio, y que fueron capaces de unir a su fructífera ejecutoria  social y política, un sentimiento de admiración y respeto por el deporte y su ejercitación, queremos presentar para los jóvenes  atletas cubanos y a los estudiantes de la carrera de Cultura Física, una reseña de las vidas gloriosas de Julio Antonio Mella Mac Parland.

Ambos, figuras paradigmáticas ante los jóvenes de ayer, de hoy y de siempre. Estos dos hombres unieron a su ejemplar ejecutoria de vida, un intachable comportamiento ético para la sociedad. Por esta razón, aquí hablaremos de las  virtudes o valores morales y sociales de cada uno de ellos y su relación con la práctica deportiva.

A modo de experiencia formativa, le invitamos a estudiar con profundidad los hechos que se describen, y que constituyen solo algunos aspectos acerca de lo mucho que debemos conocer de nuestros héroes.

Trataremos acerca de la realización de valores plenos tales como la dignidad y el patriotismo, la honradez y la honestidad, la responsabilidad y la firmeza, entre otros valiosos atributos. Pero sobre todo hablaremos del elemento que consideramos integrador en ambas personalidades: la práctica deportiva y la ejercitación física como medios para engrandecer capacidades como la inteligencia y la virtud humanista del hombre.

 

Desarrollo:

 

Hablar de la vida de Julio Antonio Mella es adentrarse en los avatares de uno de los jóvenes revolucionarios cubanos más admirados por su trayectoria heroica y vertical. Según testimonios de sus amigos, de historiadores e investigadores, Mella era en síntesis un joven  todo músculo y voluntad.

El ejemplo de Mella y su presencia entre los estudiantes universitarios de su época fueron tan eficaces, que dejaron una huella muy honda en todos los jóvenes que a su alrededor tuvieron la oportunidad de compartir los ideales de luchador inquebrantable en el ejercicio de una vida de sacrificios y combates por mejores condiciones sociales de orden nacional.

Julio Antonio Mella nació el 25 de marzo de 1903 en la intersección de las calles Obispo y Habana, en la planta alta de un edificio de tres niveles que aún se conserva. De familia modesta, su padre fue un afamado sastre – Don Nicanor Mella – de origen dominicano, establecido en Cuba, quien se interesó en la dama irlandesa que arribó a la Isla en busca de una mejor vida.

Vivió su primera infancia junto a su madre y hermano en este domicilio, hasta que siendo casi adolescente, y luego de viajar su señora madre en dos ocasiones por motivo de salud hacia Estados Unidos, fue acogido definitivamente por el padre en el seno de su familia legal, con el resto de sus hermanos paternos. Su nueva residencia se encontraría a poca distancia de la anterior, en los altos de la sastrería de su padre, ubicada en la calle de Obispo.

A la edad de 16 años era Mella un joven de porte elegante, de elevada estatura y complexión vigorosa. Curioso y sensible, fue un gran lector de buenos libros y un inspirado atleta. Cursó el bachillerato e ingresó a la Universidad de la Habana, matriculando en 1921 en las facultades de Derecho, Pedagogía y Filosofía y Letras.

A los 18 años era conocido por muchos: un joven de carácter, voluntad y tesón; de gran fortaleza, con un cuerpo atlético de seis pies y 185 libras de peso. Siempre iba muy bien vestido, era orgullo y modelo de su padre.

Fue en primer lugar “stroke” de las regatas. Integró el equipo del Centro de Dependientes. Sus mejores cualidades se fueron consolidando con la práctica deportiva y con las influencias del pensamiento social  de la época.

Según testimonio de Jesús Escandell Rey, compañero de estudios de Mella en la universidad, y aficionado también a la práctica deportiva, era este un joven inteligente, equilibrado, sereno: una persona de cuerpo y mente sana, dinámica y de voluntad muy desarrollada. No fumaba, ni ingería bebidas alcohólicas; tampoco practicaba juegos viciosos. Dedicó gran parte de su vida a los deportes y la lectura, era honrado, serio, disciplinado. De piel sonrosada, de cabellos ensortijados, de movimientos enérgicos, era de una personalidad significativa y atractiva.

Sobresalía en el grupo por su madurez mental, su simpatía y respeto. Saludaba a sus compañeros dándoles la mano, era alegre y jaranero, nunca se le oyó pronunciar un vocablo procaz, ni una grosería, ausencia total del gesto lúbrico, tenía una gran paradoja: en la intimidad era un joven callado, de pocas palabras; mientras que en la tribuna era un orador elocuente, de palabra fácil, fluida, de una expresión persuasiva y avasalladora.

No es posible dejar de mencionar el hecho histórico de que en el año 1903, fecha del nacimiento de Mella, a solo ocho años de la caída de José Martí en Dos Ríos y recién instaurada la República mediatizada, la efervescencia y las expectativas de los valientes luchadores mambises se escuchaban por todas partes. En medio de los afanes revolucionarios de los hombres de la guerra patria, nace Julio Antonio Mella. Fue, en gran medida, heredero directo del pensamiento vivo de José Martí y de la audacia de las caballerías mambisas.

Fue también un digno continuador de las tradiciones patrióticas de su pueblo. Se opuso al notable abandono de la instrucción pública en el país. Luchó por el progreso humano y se enfrentó a los vende patrias. Fue líder en promover la reforma universitaria, y como figura destacada participó en la fundación del primer Partido Marxista de Cuba.

Mella practicaba el deporte de los remos. Frecuentemente iba a la localidad de Cojímar, a los botes. Cuidaba celosamente el estado de su equipo de remos, siendo un ejemplo de atleta.

Nos cuentan que Julio Antonio andaba generalmente con un libro en la mano o en el saco. Cortés y amistoso cedió su puesto en la canoa e incluyó en su bote a Amador Savio Pérez, quien fuera después su amigo personal. Practicó varios deportes: en el índice de la Comisión  atlética universitaria solo se consignan las medallas que obtuvo en remos (bronce y plata); pero  practicaba además, atletismo, natación, baloncesto y fútbol.

-¿Y cómo podemos conocer que este modelo de joven contaba verdaderamente con apreciados valores morales, que tuvo oportunidad de ejercer de forma plena?

-¿Qué aspectos de la individualidad de este joven constante, apasionado y paradigmático podemos estudiar y cultivar para saber que hemos alcanzado algún provecho de su legado humano para nuestras vidas?

– ¿En qué contexto histórico vivió, se desarrolló y asumió este héroe revolucionario su quehacer diario?

Veamos a continuación otros de sus atributos significativos…

La vida de Julio Antonio Mella nos muestra que era un joven digno. Su dignidad la mostraba en el respeto a sí mismo, a la patria y a la humanidad. Su comportamiento acostumbrado era de defensa a sus compañeros de la universidad de los males que sufría toda la sociedad estudiantil de  la época, siendo capaz de guiar a la juventud  hacia la toma de conciencia contra la reacción nacional y en los combates para desenmascarar al imperialismo traidor.

Fue Mella un joven digno cuando defendió por primera vez a “los novatos” del primer año, que contaron con su protección frente a las agresiones de los alumnos de años superiores, conocidas como “las novatadas”, que golpeaban y pelaban a rape a los de nuevo ingreso.

Su dignidad alcanzó además mayor altura cuando descubrió que los estudiantes pertenecientes a clubes privados como los afamados “Havana Yacht Club” o el “Vedado Tenis” (clubes deportivos exclusivos de la alta burguesía), no querían competir  representando a la universidad.  Por esta razón Mella los llamaba públicamente “los traidores”. Fue así que acordó fundar en enero de 1922 la Comisión atlética universitaria, para luchar por el adecentamiento del Alto Centro, y en particular contra los ”piratas” de clubes privados.

Mella fue un joven consecuente y firme. Su firmeza fue demostrada por la tenacidad e inteligencia con que supo defender y mantener sus convicciones, sin dejarse abatir por las dificultades y resistiendo toda adversidad.

¿Recuerdan la huelga de hambre a que se sometió, arriesgando su valiosa vida? Pues, fue firme también cuando creó la tropa de choque de los universitarios conocida por los “Manicatos”. Esta palabra tomada del lenguaje de los indios caribes, autóctonos de nuestra isla, significa esforzado, valiente, decidido. Para iniciarse en los “Manicatos” había que hacer demostración de valor mediante un juramento a las 12 de la noche ante la tumba de los ochos estudiantes de medicina, asesinados por el poderío español en 1871. ¿Interesante verdad?

De estos testimonios nos cuenta la excondiscípula   Sarah Pascual Canosa.

Del patriotismo y el humanismo de Mella hablan muchas acciones en las que demostró lealtad a la historia de su patria. No le importaban los sacrificios: su combatividad ante lo mal hecho fue constante. Nunca perdió su ecuanimidad. El deber lo empujaba a los lugares de mayor peligro.

Fue idea de Mella realizar el Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes. Presentó una ponencia en el Aula Magna que fue largamente aplaudida por la concurrencia, ya que las ideas expuestas por él, vigentes entonces, tienen en el presente y en el futuro gran significación para la juventud. Este documento debía ser leído por todo universitario.

El humanismo en Mella se sostuvo como una bandera en lo alto de su pedestal. Sentía amor y respeto hacia todo ser humano. Se preocupaba por el desarrollo pleno de todos, sobre la base de la  justicia. Apoyaba a sus compañeros de equipo, nunca practicó la violencia física, sí la solidaridad. Propiciaba siempre un clima de confianza amistad y respeto entre sus compañeros.

Una vez encontró en La Chorrera – centro  principal de su actividad deportiva como remero — a un estudiante realizando un acto inmoral. Inmediatamente lo expulsó de los deportes. Luego supo que el tal individuo abandonó la universidad y a la patria, fue a residir al “norte”, donde se convirtió en gángster. Este hecho nos permite inferir y valorar su honradez. Era un joven que respetaba lo ajeno, no permitía el robo, ni las acciones de ilegalidad.

¿Fue Mella un joven responsable? Esta virtud está más que demostrada. Con un espíritu crítico y autocrítico que le posibilitó superarse a sí mismo en el entrenamiento, el estudio, la competencia y demás actividades sociales, fue ejemplo de respeto para los demás, fue valiente al expresar lo que sentía y pensaba, en el lugar y momento adecuados.

Por eso afirmamos que era responsable y honesto. Un joven lleno de valores, que supo enfrentar sus ideales a las fuerzas de la reacción interna y a su brazo protector, el imperialismo yanqui.

El joven Mella, junto a otros, fue fundador de La Federación de Estudiantes Universitarios FEU, y de la revista Alma Máter. A través de esta organización y su órgano divulgativo, dio voz y presencia a la juventud de su época en las contiendas políticas y en las manifestaciones estudiantiles.

De forma oportuna e inteligente se opuso y desenmascaró al clero reaccionario y enemigo del progreso.

Mella se enfrentó a los abusos. Si había que pelear para defender la universidad, se fajaban con los pantalones bien puestos. Por eso consideraba que los deportes tienen un papel decisivo en la formación integral del individuo. En 1923, los “Manicatos” tomaron la universidad durante una rebelión estudiantil. La generalidad de sus integrantes eran deportistas, principalmente remeros, eran además iniciados en el movimiento “Manicatos” bajo el juramento nocturno en el cementerio de Colón, frente a la tumba de los estudiantes asesinados en el siglo XIX.

 

Conclusiones:

La juventud cubana cuenta con sobrados motivos  para sentirse orgullosa de sus próceres. La experiencia histórica es un arma ideológica y metodológica que nos permite ser consecuentes con lo que fuimos, somos y seremos. Analizar los hechos de la historia, de la economía, de las luchas y las vidas pretéritas nos aporta una fortaleza cultural inigualable.

Este trabajo tiene entre sus objetivos ofrecen a los jóvenes universitarios, de la enseñanza deportiva en especial, unos apuntes sobre la vida y obra de una extraordinaria figura de su tiempo – que es también nuestro tiempo.

Consideramos que al reflexionar sobre los valores y significación de la vida del fundador de la FEU, Julio Antonio Mella Mac Parland, lograremos un acercamiento importante para la preparación y evaluación del proceso de aprendizaje en valores plenos de la juventud cubana. Reflexión necesaria, que contribuirá a llenar los espacios vacíos en el conocimiento de la historia de los jóvenes universitarios de las décadas del  veinte y del treinta en el siglo pasado.

El estudio de los fundamentos teóricos que asisten a la actitud vertical del joven revolucionario en la Cuba de hoy -en la situación mundial que vivimos- promueve al nexo entre la teoría y la praxis. Es necesario precisar si el perfeccionamiento de nuestras acciones en este sentido constituye o no una urgencia de cambio.

  • ¿Cómo potenciamos entre los jóvenes el comportamiento social patriótico y humanista?
  • ¿Cómo lograr que los valores que portamos tengan una expresión más plena en los herederos del pensamiento revolucionario cubano?

No es una opción, ni una alternativa. Es un reto y una necesidad de la sociedad. Te invitamos a profundizar en los estudios sobre la vida de Julio Antonio Mella, valeroso joven cubano, continuador de las luchas sociales de principios del siglo XX,  que supo asumir la misión histórica de su tiempo.

 

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