Palabras claves: PREPARACION DEPORTIVA/ CAPACIDADES FISICAS

Título: La transferencia en el deporte

Autor: Vallodoro, Eric

URL: http://entrenamientodeportivo.wordpress.com/2009/07/06/la-transferencia-en-el-deporte/

Texto completo: 

Tal como sucedía con los términos de potencia y capacidad, el concepto de transferencia es un idea que muchos manejamos pero pocos sabemos que no tiene una definición que la encuadre dentro del área deportiva. Basta con consultar a la Real Academia para descubrir que la acepción más acorde a nuestra interpretación del vocablo dice que “transferir” es “pasar o llevar algo desde un lugar a otro”. Es cierto, la definición no ayuda mucho. Sin embargo, esto también nos abre a la posibilidad de realizar muchas posibles interpretaciones acerca de la transferencia en el deporte.

 

La primera de ellas tiene que ver con la alternativa de transferir algunos trabajos de carácter general hacia otros de tipo más específico. Tomemos como ejemplo a un jugador de fútbol. Si yo soy el preparador físico y diseño rutinas de fuerza, el objetivo primario no es aumentar esa fuerza, sino que el jugador patee una pelota con mayor potencia. Es decir que el trabajo de fuerza, si bien aumentará la fuerza, tiene como objetivo principal poder patear más fuerte la pelota. Leer esto hoy parece una tontería, pero hasta hace algunos años los entrenadores de fútbol escapaban al gimnasio porque argumentaban que las pesas volvían lento al jugador. Y tenían razón, porque en aquel entonces no existía esta visión.

Para que mi jugador de fútbol pueda patear más fuerte la pelota debo entrenador la fuerza. Pero ese trabajo de fuerza debe ser sometido a un proceso de transferencia, el cual permitirá traducir la potencia obtenida en el gimnasio a la práctica deportiva. Cuando el trabajo de transferencia falla, el entrenamiento de fuerza falla. Después podemos discutir de qué manera hacemos tal transferencia: si usamos pliometría, si usamos trabajos de velocidad, si usamos trabajos de potencia, etc. Lo que sí esta claro es que si solamente realicé trabajos de fuerza máxima y/o de hipetrofia, pero no busqué la manera de transferir sus efectos a la realidad deportiva, entonces no hay ningún sentido en el trabajo.

A su vez, el concepto de transferencia también puede emplearse en la metodología del entrenamiento. Es decir que independientemente del volumen y la intensidad, como entrenadores tenemos la virtud de elegir ejercicios que por su forma de ejecución se asemejan más o menos a la destreza deportiva. Imaginemos a un lanzador de disco. Como entrenador, puedo tenerlo dentro del gimnasio todos los días haciendo press de pecho y no estaría tan mal, ya que dentro de todo estoy haciendo un trabajo bastante específico. Sin embargo, si pudiera emplear ejercicios que se acerquen más al gesto deportivo, como pueden ser giros de tronco con la barra sobre la nuca, seguramente obtendría mejores resultados porque he conseguido transferir el trabajo de fuerza variando únicamente el tipo de ejercicio.

La transferencia en el deporte también puede verse en las evaluaciones. Cuando tomo la decisión de realizar un test sobre mi deportista, tengo que tener en cuenta que las variables a evaluar sean relevantes en el deporte. Y no sólo eso, tengo que buscar un test que simule lo más posible las condiciones en las que se dá ese deporte. Otra vez parece que estuviera hablando de cosas elementales, pero es en las cosas elementales donde más atención tenemos que poner. En más de una ocasión he visto a un corredor de 400 metros haciendo un test de Cooper, cuando su prueba es totalmente anaeróbica. De igual forma un test de Cooper también sería un sinrazón en un ciclista, aún cuando en su prueba el consumo máximo de oxígeno fuera relevante.

En el ámbito del entrenamiento de la resistencia, la transferencia suele darse más a nivel de los sistemas energéticos. Es decir, comienzo el año entrenando en base al desarrollo del sistema aeróbico y luego busco, a medida que aumento la intensidad de trabajo, realizar trabajos que se apoyen en la base construída. Un jugador que empienza el año con trabajos continuos variables, pronto pasa a trabajos fraccionados e incluso intermitentes. Estamos frente a un caso en donde lo que se transfiere es la capacidad de trabajo en sí, más que la capacidad propiamente dicha.

En el entrenamiento de la fuerza y la velocidad la cuestión es diferente. Yo puedo trabajar la fuerza máxima y mediante distintos métodos, como la pliometría, buscar capitalizar esa ganancia de fuerza en una expresión útil en mi deporte. El caso de la velocidad es similar ya que se trata de una manifestación rápida y/o explosiva de la fuerza. Un trabajo de velocidad en tal caso buscaría aprovecharse de las fibras empleadas para usarlas en su propio beneficio.

Para terminar, hay dos cosas que me gustaría dejar en claro. El primero, es que tradicionalmente asociaciamos el término transferencia con el trabajo de fuerza. Esto no esta mal, pero desde mi punto de vista es algo incompleto. Es lo que me lleva a la segunda cuestión: siempre tengamos presente las características del deporte, ya que todo lo que hagamos, desde un diagnóstico hasta el diseño de la sesión debe apuntar a eso. Cuanto más datos tengamos de la disciplina deportiva y más a fondo lleguemos a conocerla, mejor será la transferencia que podamos hacer, y ya no sólo en los trabajos de fuerza, sino en todos los elementos que estén a nuestro alcance.