Título: El abordaje de la diversidad sexual en   futbolistas femeninas de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES).

Autores: Lic. Armenio Alexander Briceño Ruiz; Dra. C Taimí Wambrug Callejas; Dra. C. Alina Bestard Revilla

Resumen:

Los seres humanos han aprendido a vivir con la diversidad existente en el mundo, a entenderla y hasta actuar de acuerdo con ella. Sin embargo, todavía cuesta un poco de trabajo razonar sobre aquellas diferencias que tienen que ver con las personas. El presente estudio aborda el reconocimiento, importancia y actualidad del manejo de las diferencias individuales y la diversidad educativa, en especifico la sexual, en futbolistas femeninas de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad de Catia, Distrito Capital de Venezuela, en el marco del contexto policial. A partir dificultades con la aceptación de la diversidad sexual en entrenamientos, competencias y otras actividades deportivas en una muestra de 12 estudiantes  del equipo femenino de fútbol sala  de la mencionada institución . Se aprecian en el estudio la revisión de investigaciones relacionadas con el tratamiento del tema, en el ámbito deportivo y de manera específica en Venezuela.

Palabras claves: diversidad sexual/ fútbol femenino/ deporte.

Introducción

Se hace necesario entender y respetar el verdadero significado de las palabras: igualdad (entre todos los seres humanos sin distinción de sexo, color de piel, clase social, apariencia física, religión u orientación sexual), respeto (hacia cualquier persona sean cuales sean sus ideas, creencias o prácticas cuando son diferentes o contrarias a las propias) y diversidad (la variedad, la desemejanza y la diferencia existente entre todas las personas).

La diversidad existe y  debe ser aceptada y respetada, en lugar de criticarla. Se puede aprender mucho con las diferencias, esto constituye una tarea importante, sobre todo en un mundo en el que las realidades se mezclan. Respetar a sí mismo y a los demás es uno de los valores que debe considerarse importante en la educación. El respeto a las diferencias, a lo diverso, a las distintas culturas, razas, formas de expresión relacionadas con el nivel de vida educacional, las discapacidades físicas y mentales, y la orientación sexual, entre otras,  deben y pueden ser enseñados desde la infancia, en todos los niveles de educación y formación.

El respeto a la diferencia es un principio humanista, que no es asumido por todas las personas en el mundo. No obstante, las sociedades necesitan avanzar hacia la comprensión de que la aceptación de la diversidad favorece la integración de los pueblos y sobre todo el acercamiento de los individuos que por sus singularidades resultan minorías.

El conocimiento es la única forma de lograr que todas las personas de la sociedad reconozcan la necesidad de abordar estos temas con libertad, transparencia y respeto. Además, es la única vía para eliminar todo calificativo que descalifique a la persona por lo que es, en cuanto a su orientación sexual.

Desarrollo

Las sociedades democráticas tienen que reconocer sus prejuicios para poder combatirlos. Cuando se habla de combatir o erradicar la discriminación y, particularmente, cuando se lucha contra prácticas que no aceptan la diversidad sexual, se deben privilegiar dos valores: la tolerancia y el respeto. Sólo una sociedad en la que todas las personas tengan garantizado el respeto a los derechos humanos se puede considerar justa y democrática.  

Se entiende la idea de tolerancia como un llamado a las actitudes de todas las personas para que los desacuerdos o diferencias entre dos o más grupos no lleven a situaciones negativas, como la discriminación y la violencia, lo cual supone que las partes en conflicto aceptan la obligación mutua de convivir con las otras personas.   Sin embargo, cuando se pide a algún sector de la población que sea tolerante con ciertas personas o grupos, en realidad se está haciendo un llamado a conservar las cosas como están, a la permanencia del status quo, pues se espera que los grupos entre los que hay diferencias reaccionen pasivamente.

 Esta actitud no trae consigo un cambio sustancial de las estructuras sociales o institucionales para que las personas y los colectivos interactúen entre sí y socialicen o establezcan vínculos afectivos, ya que se trata de una exhortación que no pretende un cambio más allá de la convivencia cordial.   Cuando la tolerancia no es mutua y se presenta unilateralidad de parte de quien tolera, no se eliminan ni los prejuicios ni los estigmas y se permite que las prácticas discriminatorias vuelvan a producirse en cualquier momento. 

La lucha contra la diversidad de orientación sexual, exige un cambio estructural que modifique conductas y que favorezca la aparición de una cultura social y política de igualdad, reciprocidad y respeto a las personas con una identidad de género o preferencia sexual distinta a la de la mayoría.   Sólo a través del respeto a los derechos humanos y de la aceptación de que todas las personas, independientemente de su preferencia sexual, tienen derecho a vivir en paz y ser como son, podremos transitar a una sociedad alejada de la discriminación y la estigmatización hacia lo diferente.

La diversidad sexual y de género (DSG) o simplemente diversidad sexual es un término que se usa para referirse de manera inclusiva a toda la diversidad de sexos, orientaciones sexuales e identidades de género, sin necesidad de especificar cada una de las identidades, comportamientos y características que conforman esta pluralidad. Socialmente se reivindica la diversidad sexual como forma de la aceptación de cualquier forma de ser, con iguales derechos, libertades y oportunidades dentro del marco de los Derechos Humanos.

Durante muchos años el deporte se ha caracterizado por ser un espacio reservado a la heterosexualidad masculina y la homosexualidad femenina. Sin embargo, esto circulaba más que en libros o documentos académicos en el imaginario social. Esta creencia pone el primer punto de inflexión acerca de la temática de la diversidad sexual en el deporte, en problemáticas de género que reservan el deporte como espacio de desarrollo y socialización del varón heterosexual, dejando a un lado a toda aquella persona ajena a esta masculinidad heterosexista y, como consecuencia a esta premisa, excluyendo a toda aquella persona que se aparte de esta norma.

Al abarcar  la problemática de la sexualidad en el deporte, se intenta abrir un espacio de reflexión sobre esta temática no sólo para aquellas personas interesadas en cuestiones de género y diversidad sexual sino también, y principalmente, para las personas vinculadas al deporte y la actividad física, puesto que se considera fundamental desmitificar algunas nociones construidas socialmente y al mismo tiempo se busca abrir el juego para que se produzcan debates, intercambios y modificaciones en las conductas de exclusión y discriminación en el ámbito deportivo.

En la actualidad la comunidad internacional reconoce y acepta los beneficios que reporta el deporte entre sus practicantes tanto a nivel fisiológico, como psicológico, sociológico o educativo. Sin embargo, en determinados contextos y situaciones, el deporte puede ser fuente de discriminaciones, acoso y agresiones para determinadas personas (Cleland, 2014; Iglesias, Lozano y Manchado, 2013). En este sentido, el deporte ha integrado tradicionalmente entre sus características, no solo las visiones estereotipadas de las masculinidades y las feminidades, sino que también los estereotipos ligados a la sexualidad lo han determinado y lo siguen haciendo (Ayvazo y Sutherland, 2009; Dowling, 2013). Independientemente de que en cada país, se trabaja para eliminar las discriminaciones en la sociedad, en relación con la sexualidad, específicamente en la diversidad de la orientación sexual, el tema sigue siendo claramente señalado y repudiado en algunos sectores o contextos de la sociedad, tales como el deporte.

A pesar de los avances y cambios sociales logrados, en la revisión de la literatura se ha encontrado un considerable número de autores (casi siempre foráneos) que han confirmado y siguen señalando la existencia un clima hostil en sus sociedades a la diversidad de orientación sexual en el deporte (Barbero, 2003; Davis-Delano, 2014; Griffin, 1998; Krane, 1997; O’Brien, Shovelton y Latner, 2013; Pronger, 1990; 2000). Entre las diferentes pautas y acciones que generan marginación y que encontramos en el deporte se describen: estereotipos negativos, acoso verbal, discriminación en la selección del equipo, aislamiento social, pérdida de apoyos, atención negativa de los medios (Barber y Krane, 2007; Griffin, 2002). Todo ello provoca que las personas de este colectivo se vean forzadas a permanecer invisibilizadas, escondidas (Devís, Fuentes y Sparkes, 2005), silenciadas por la heteronormatividad (Krane y Barber, 2003; Sykes, 1998, 2001).

Por otro lado, hay también estudios que en los últimos años rebaten la existencia de actitudes negativas en el deporte hacia las minorías sexuales. El estudio de Kauer y Krane (2006) destaca que el reconocimiento de una orientación homosexual de las mujeres dentro del equipo femenino, afectó positivamente a las actitudes de las jugadoras heterosexuales.

 El estudio longitudinal con jugadores de rugby y hockey hierba en Reino Unido de Anderson, McCromack y Lee (2012), resalta la reducción en los últimos años de las actitudes negativas hacia la homosexualidad entre los deportistas, siendo aceptados determinados comportamientos que antes eran señalados y rechazados para los hombres. Similarmente, los estudios de Ensign et al., (2011) y Oswalt y Vargas (2013) encuentran actitudes positivas hacia los deportistas no heterosexuales entre los entrenadores, existiendo un 15% de los entrenadores y entrenadoras que demostraban actitudes negativas. La mejora del clima hacia las personas no heterosexuales se hace más claro cuando se entra en contacto directo con personas de este colectivo, creando un clima más respetuoso e inclusivo (Adams y Anderson, 2012; Cunnigham y Melton, 2012. Ensign et al., 2011).

En este sentido el sociólogo Eric Anderson (2009) plantea en su teoría de la masculinidad inclusiva el concepto de homohisteria, definiéndolo como el miedo a ser identificado como homosexual. Este sentimiento se caracteriza por huir el contacto físico, falta de muestras de afecto y emociones, y el mantenimiento de un discurso homofóbico. Este autor plantea que dependiendo de la situación social, cultural y legislativa, los niveles de homohisteria pueden cambiar, planteando tres posibilidades: sociedades con altos niveles de homohisteria, sociedades con una homofobia cultural decreciente, y, por último, sociedades con una homohisteria reducida. Sociedades como la británica o la americana empiezan a configurarse como más inclusivas con la diversidad, con niveles de homohisteria reducidos.

De igual modo, el deporte ha integrado tradicionalmente entre sus características, no solo las visiones estereotipadas de las masculinidades y las feminidades, sino que los estereotipos ligados a la heterosexualidad y homosexualidad también lo han caracterizado y lo siguen haciendo (Ayvazo y Sutherland, 2009; Dowling, 2013). Si bien en otros países occidentales la situación ha cambiado, en el deporte español y en el venezolano, sigue presente la actitud homófoba o heterosexista y escasean los estudios, investigaciones, campañas, programas, enfocados a conocer y visibilizar las discriminaciones heterosexistas y sensibilizar tanto a deportistas como a la sociedad general, especialmente en el ámbito del espectáculo deportivo por su influencia social.

 Ante esta situación de escasez de investigaciones en el deporte  sobre las minorías sexuales, resulta relevante el desarrollo de trabajos que tengan como objetivo conocer las opiniones y posicionamientos de grupos de estudiantes universitarios, practicantes deportivos y futuros integrantes de peso en el mundo deportivo, bien sea como deportistas, en la formación deportiva y el entrenamiento de alto rendimiento, el deporte de base o en la información deportiva, hacia la diversidad sexual en el deporte, así como comparar las posibles diferencias de actitudes que existan entre las mujeres y los hombres participantes en los estudios.  

Como se ha dicho antes, entre las acciones para atacar al colectivo que conforman deportistas con diferente orientación sexual y que permiten reproducir el dominio y vigencia de la heteronormatividad en el deporte está el acoso verbal, es decir, el uso del lenguaje como herramienta de agresión. Varios investigadores (Clarke, 2006; Dick, 2009; García, 2011; Sykes, 2004) vienen desde hace años recalcando que ésta es la más básica, pero habitual, forma para oprimir a los homosexuales. Palabras usadas a modo de insulto y descalificación se escuchan diariamente en los campos de juego y en los campos de entrenamiento. Es por ello que la mejora del clima hacia este colectivo en el deporte pasa por un aumento en el uso del lenguaje inclusivo por parte de los participantes (Griffin, 2010).

 Con todo esto, los estudios destacan que las discriminaciones en el deporte hacia las minorías según la orientación sexual fuerza a estas personas a permanecer ocultas, evitando así la marginación y el rechazo. El estudio de Clarke (1998) sobre mujeres lesbianas, recalca que la cultura deportiva separa a mujeres heterosexuales y homosexuales con el fin de mantener la hegemonía de la mentalidad homófoba.

En países como España, la situación de las actitudes hacia la diversidad en el deporte es totalmente desconocida. No existen estudios que profundicen en el contexto del deporte español. Como afirma Barbero (2003, p.374), «en el campo específico de la EF y el deporte en España, este asunto todavía no se ha configurado como un tema de debate digno de atención académica».

 Donde sí se encuentran algunos estudios en el contexto español es el campo de la educación física. Estudios como los de Piedra, Rodríguez-Sánchez, Ries y Ramírez-Macías (2013) analizan las opiniones del alumnado, y en la que en su opinión, el profesorado de EF está poco concienciado sobre la homofobia en sus clases, tomando, en general, escasas medidas para superar las discriminaciones que al respecto pueden surgir en la clase. Estos autores, en su estudio con profesorado español, destacan la disparidad de opiniones en cuanto si en España el clima de la EF es hostil o inclusivo con los colectivos sexuales minoritarios (Piedra, Ramírez Macías y Latorre, 2014). El estudio de Vidiella (2007) con alumnado reconoce la existencia de casos de bullying entre el alumnado por su orientación sexual.

 En el plano más general de la educación, García-Pérez, Salas, Rodríguez-Vidales y Sabuco (2013) han identificado elementos metacognitivos implicados en la ideología y en las actitudes “heterosexistas”, definiendo estas como un producto cultural de la violencia de género patriarcal que hay que trabajar en la formación del profesorado incluyendo la perspectiva de género en las materias universitarias, lo que puede aplicarse también a la formación del alumnado de las carreras vinculadas al deporte por su trascendencia social, tanto en la formación y entrenamiento de deportistas como por su participación en los espectáculos del mundo deportivo.

En Venezuela, con relación a otros países de la región, se presentan cifras mínimas en cuanto a violencia por discriminación según la orientación sexual, sin embargo, diversas ONG señalan que el ciudadano común no acepta la diversidad sexual, las razones pueden ir desde religiosas hasta ideológicas, si no es que la religión es en sí misma ideología, si bien la violencia no es física, sí lo es verbal y psicológica. Algunas denuncias señalan que en el país existe discriminación sexual en el ámbito laboral y en espacios públicos como restaurantes, escuelas y liceos, sin que el Estado haya sido verdaderamente enérgico en las sanciones contra estas violaciones a los Derechos Humanos (DDHH).

De hecho, desde que se sancionó la ley en 2010 no se ha producido ninguna condena por discriminación por orientación sexual en el país. Paradójicamente, la Asamblea Nacional admitió un proyecto de ley para instaurar el matrimonio civil igualitario, una iniciativa que ha sido fuertemente cuestionada por las religiones instauradas en el país por, presuntamente, ser una amenaza para la ‘familia’. Al respecto, los proponentes de la ley señalan que el matrimonio civil igualitario no amenaza el núcleo familiar, sino reconoce los derechos civiles y humanos de las personas hasta ahora discriminadas por su orientación sexual.

Estos antecedentes bibliográficos han servido de base a esta investigación para el análisis de este fenómeno en la modalidad del fútbol sala en practicantes de ambos sexos en la UNES de Catia donde pudo observarse dificultades con la aceptación de la diversidad sexual, en el equipo femenino de fútbol sala, en entrenamientos, competencias y otras actividades. Como resultado importante quedó demostrada la necesidad de la educación sexual de entrenadores y jugadoras en cuanto a la aceptación de la diversidad sexual en los equipos deportivos femeninos venezolanos. El análisis de diversas situaciones in situ afloraron dificultades tales como: falta de cohesión grupal, dificultades en la toma de decisiones durante los partidos, dificultades con la asistencia, puntualidad y disciplina en los entrenamientos asi como en las relaciones interpersonales, escasa colaboración entre atletas, desinformación, indiferencia ante las necesidades individuales, rechazos, burlas, entre otras. 

Por tal motivo, se enfatiza la necesidad, en el ámbito deportivo, del diseño de propuestas con acciones psicopedagógicas encaminadas a dar solución a este problema. En este sentido se pudieran mencionar: acciones participativas y valorativas tanto individuales como colectivas que consisten en la interacción e intercambio de ideas, opiniones entre otras sobre temas relacionados con la sexualidad, la diversidad sexual y el respeto a las diferencias.

Se pueden considerar además, acciones de promoción, donde se utilizarán los medios para informar, promover y concientizar sobre el respeto a la diversidad sexual. Por último, el desarrollo de acciones recreativas e higiénicas mediante juegos, técnicas de dinámicas grupales de activación y animación que propician el fomento de todas aquellas relaciones interpersonales entre los atletas-atletas, atletas-entrenadores así como, un clima de trabajo favorable, desinhibiendo al grupo para el tratamiento de estos temas.

 

 

Conclusiones

Socialmente, se reivindica la diversidad sexual como forma de aceptación de cualquier forma de ser, con iguales derechos, libertades y oportunidades dentro del marco de los Derechos Humanos. A pesar de los avances y cambios sociales logrados, en la revisión de la literatura se ha encontrado un considerable número de autores (casi siempre foráneos) que han confirmado y siguen señalando la existencia de un clima hostil en sus sociedades con respecto a la diversidad de orientación sexual en el deporte.

Lo anterior refleja la necesidad, en equipos deportivos colectivos, de considerar el alto valor del desarrollo de acciones psicopedagógicas,  participativas y valorativas; de promoción; recreativas e higiénicas, sobre temas relacionados con la sexualidad, la diversidad sexual y el respeto a las diferencias; para informar, promover y concientizar sobre el respeto a la diversidad sexual así como, para desarrollar todas aquellas relaciones interpersonales entre los atletas-atletas, atletas-entrenadores y el fomento de un clima de trabajo favorable, desinhibiendo al grupo para el tratamiento de dichos temas.

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