Palabras clave: SOBREENTRENAMIENTO/PARAMETROS BIOQUIMICOS/ASPECTOS METABOLICOS/DEPORTES DE RESISTENCIA
Título: Aspectos bioquímicos del sobreentrenamiento en los deportes de resistencia.
Título Original: Biochemical Aspects of Overtraining in Endurance Sports.
Autores: Petibois, Cyril1,2,3; Cazorla, George1,3; Poortmans, Jacques-Rémi4; Déléris, Gérard1
Email: cyril.petibois@bioorga.u-bordeaux2.fr.
Traductor: Marialina Pérez Alvarez (CPID Holguín)
Fuente: Review Article. Sports Medicine, Otago, Nueva Zelanda; 2002; 32 (13): 867-878, ref: 75, Adis
Press ltd.
Resumen: Alcanzar un alto rendimiento en los deportes de resistencia se logra tras varios años de entrenamiento intensivo, con el objetivo de que el atleta alcance adaptaciones metabólicas óptimas para mantenerse. Como consecuencia, el sobreentrenamiento es un problema recurrente que los atletas de alto nivel pueden experimentar durante la carrera. Varios estudios han revelado que el sobreentrenamiento podría detectarse usando marcadores bioquímicos; sin embargo, se manifiesta una diferencia fundamental en el diagnóstico de la presencia de este fenómeno debido a que ninguno de estos marcadores puede considerarse universal. En los deportes de resistencia, los aspectos metabólicos de la fatiga durante el entrenamiento parecen ser los parámetros más relevantes para caracterizar el fenómeno cuando la recuperación es insuficiente o los hábitos alimenticios no reponen eficazmente los sustratos provenientes de las reservas del organismo. Partiendo de las funciones musculares esqueléticas hasta la disponibilidad total de los sustratos energéticos durante el ejercicio se han estudiado seis esquemas metabólicos relacionados con el sobreentrenamiento, cada uno asociado a un parámetro central, es decir, carbohidratos, aminoácidos de cadena, glutamina, ácidos grasos poliinsaturdos, leptina y proteínas.
Texto completo:
INTRODUCCION
La fatiga se ha definido como una incapacidad de mantener una determinada intensidad del ejercicio [1] y puede considerarse como una señal de alarma del organismo indicando una situación estresante que disminuye sus capacidades iniciales. Por otra parte, la inducción de la fatiga a través de ejercicios de entrenamiento es la primera regla del proceso de adaptación al entrenamiento para mejorar las capacidades del atleta al estimular las funciones del organismo.
El equilibrio entre el estrés y los factores de recuperación define la calidad del programa de entrenamiento. No obstante, los límites de estrés y los períodos de recuperación mínima que un/a atleta debe emplear para optimizar su programa de entrenamiento no se conocen aún, por lo que deben individualizarse. Hasta el momento, para optimizar el entrenamiento, resulta muy interesante disminuir los períodos de recuperación y aumentar las cargas de entrenamiento tanto como la fatiga lo permita. Sobrepasar esta capacidad máxima de entrenar puede resultar en una acumulación de fatiga, y posiblemente en un sobreentrenamiento. Como consecuencia, puede aumentar la susceptibilidad hacia varias patologías como la astenia[2], infecciones del tracto respiratorio superior (URTI)[3], e infecciones virales o bacteriales[4], las cuales pueden atribuirse a un mal funcionamiento de las defensas del organismo.
Otra secuela es una lenta recuperación del sobreentrenamiento, que puede tardar semanas o meses sin actividad física antes de retornar al entrenamiento[6].
Se estima que el 70% de los atletas élite de resistencia han experimentado (o lo harán) el sobreentrenamiento durante su carrera deportiva [7]. Sin embargo, la etiología exacta de este fenómeno no se ha descubierto totalmente [8] y no existe una herramienta universal para predecir su ocurrencia antes de hacer un diagnóstico clínico. El único medio disponible para su prescripción consiste en un detrimento recurrente del rendimiento manteniendo o aumentando la carga de entrenamiento[9]. Este último dictamen puede resultar en la pérdida de varios meses del programa de entrenamiento debido a un prolongado período de recuperación. Por tanto, las herramientas de diagnóstico son necesarias para reconocer nuevos casos de sobreentrenamiento y, si fuera posible, prevenirlo. Para los deportes de resistencia, existe suficiente evidencia de que el sobreentrenamiento proviene de disfunciones en el metabolismo de carbohidratos, lípidos y/o proteínas.
1. Aspectos Metabólicos del Sobreentrenamiento
En los deportes de resistencia, se necesitan grandes cargas de entrenamiento con ejercicios repetitivos de larga duración a intensidades específicas para estimular ciertas rutas metabólicas que proporcionan energía a los músculos esqueléticos. Las adaptaciones metabólicas fundamentales para resistir la carga de entrenamiento se encuentran en las células del músculo esquelético [10], el hígado [11] y el riñón [12]. De hecho, estas ubicaciones están potencialmente asociadas a aspectos metabólicos del proceso de sobreentrenamiento. Otro resultado es que el estudio de este proceso requiere considerar parámetros de diferentes tejidos biológicos y/o combinar diferentes enfoques analíticos, es decir, bioquímicos, fisiológicos, endocrinos, neuronales, miológicos; cada uno potencialmente involucrado en la comprensión de los aspectos metabólicos del sobreentrenamiento. En las pasadas dos décadas, se realizaron varios estudios dirigidos a investigar determinados parámetros bioquímicos implicados en la aparición del sobreentrenamiento o para diagnosticarlo. Existen cada vez más indicios de que solo una cantidad restringida de esquemas metabólicos (hasta el momento seis) puede destacar la presencia de sobreentrenamiento. En este estudio, proponemos resumir el conocimiento actual sobre estos esquemas, cada uno centrado en un parámetro clave, es decir, carbohidratos[13], aminoácidos de cadena (BCAA) [14], glutamina[15], ácidos grasos poliinsaturados (AGP)[16], leptina[17], y proteínas[6]. Como punto de partida, se presenta la hipótesis que plantea que el estrés mecánico y/o químico de los miocitos puede favorecer o inducir el sobreentrenamiento.
1.1 Hipótesis de la Estructura Muscular Esquelética
Durante los ejercicios intensos y/o excéntricos, las alteraciones del miocito pueden inducirse ya sea por estrés mecánico (trastorno de las proteínas de la arquitectura celular) o estrés metabólico (agresiones químicas en los contenidos subcelulares).
Durante los procesos de oxidación-reducción, se producen continuamente especies de alta reacción al oxígeno (ROS) debido a que del 1 al 3% del oxígeno no está completamente reducido[18]. A partir de las ROS pueden ocurrir reacciones sucesivas, produciendo aniones superoxidantes (O2-) que pueden inducir la peroxidación de los fosfolípidos ubicados dentro de las membranas celulares de los músculos esquelético [19]. También puede producirse el hidroperóxido (H2O2) y este genera radicales hidroxilo (OH) enpresencia del Fe2+, altamente reactivos y que atacan a otras familias biomoleculares, específicamente las proteínas, el ADN y los lípidos. Los radicales lipídicos también pueden originarse a partir de radicales hidroxilo al sustraer hidrógeno de los AGP, lo cual conduce a la formación de radicales lipoperoxilo (LOO) y alcoxilo (LO), así como de aldehídos (malondialdehídos) como subproductos, los cuales modifican las funciones de la membrana celular de los músculos esqueléticos[20]. La peroxidación de los lípidos ubicados en las membranas celulares se observó durante ejercicios intensos al medir la concentración de malondialdehído en plasma[21]. También se supone que la producción de aniones superoxidantes (O2-) puede inducir la oxidación de catecolaminas que intervienen en la movilización de sustratos utilizados por los músculos esqueléticos durante el ejercicio de resistencia[22].
Al practicar ejercicio, el consumo de oxígeno puede multiplicarse hasta 40; lo que a su vez provoca un incremento considerable de la producción de ROS[21]. Existe un sistema de defensa que incluye acciones enzimáticas y no-enzimáticas (vitaminas) para reducir las agresiones de las ROS dentro de las células del músculo esquelético. Este sistema puede desarrollarse por el entrenamiento de resistencia. Se sugiere que un desequilibrio entre las acciones de las ROS y las capacidades defensivas antioxidantes de las células del músculo esquelético constituyen un factor potencial para facilitar el sobreentrenamiento[23].
Sin embargo, no se ha demostrado aún que la peroxidación a largo plazo de las células biomoleculares del músculo esquelético (fosfolípidos y proteínas contráctiles) pueda modificar las funciones celulares lo suficiente como para inducir el sobreentrenamiento [19, 20, 24] . A pesar de esto, es evidente que las acciones de las ROS aumentan la permeabilidad de las membranas liberando varias células biomoleculares que pueden medirse en sangre, específicamente la creatina fosfokinasa (CPK), mioglobina, troponina esquelética tipo I (sTi) y la 3-metilidistidina. La liberación sanguínea de la 3-metilistidina se obtiene de la degradación de la proteína contráctil y su concentración puede permanecer elevada hasta 72 horas después de un ejercicio de resistencia exhaustivo [25]. La actividad de la enzima CPK depende del equilibrio bioquímico citosólico para la asociación entre las proteínas metabólicas (mioglobina) y contráctiles (sTi). Se propone medir las concentraciones de CPK en sangre durante y después de ejercicios de resistencia intensos para analizar la capacidad de recuperación de los atletas[26,27]. Sin embargo, como la permeabilidad de la membrana permanece generalmente elevada entre 48 y 96 horas después del ejercicio, la liberación de CPK en el torrente sanguíneo ocurrirá necesariamente posterior a la reestructuración cinética de la membrana[9,28]. Por otra parte, esta enzima se propaga por el torrente sanguíneo independientemente de si el daño celular en el músculo esquelético se revierte en pocas horas o no, y su presencia es constante en la mayoría de las células del organismo para la realización de los procesos de resíntesis del trifosfato de adenosina (ATP). En efecto, sin considerar la importancia del daño celular en el músculo esquelético, el CPK en sangre puede resultar elevado después de la práctica intensa de ejercicios[29,30]. Por consiguiente, su uso para destacar la ocurrencia del sobreentrenamiento durante períodos de práctica con grandes cargas de entrenamiento sería muy difícil de apreciar. La mioglobina es una proteína citosólica libre encargada de transportar el O2 a las mitocondrias. Esta proteína se esparce fácilmente por el torrente sanguíneo en la medida en que aumenta la permeabilidad de la membrana celular[31]. Las fibras tipo oxidativas son las más expuestas a las peroxidaciones de las ROS, causando una abundante liberación de mioglobina fuera del área celular del músculo esquelético. El estudio de su concentración cinética en sangre luego de una intensa actividad de resistencia parece ser útil para calcular el nivel de estrés químico en las células del músculo esquelético y para información sobre la fibra más dañada[31]. No obstante, no se ha probado que las altas concentraciones de proteína muscular en sangre puedan ser parámetros sensibles para diferenciar la fatiga reversible de entrenamiento del proceso de sobreentrenamiento[32]. Los procesos de peroxidación no parecen inducir el sobreentrenamiento debido a que la destrucción de las células del músculo esquelético es una de las fuentes de sensibilidad o rigidez más importantes en los atletas, al igual que los ejercicios excéntricos que alteran los componentes celulares[19]. Los dolores musculares son señales de alarma que inhiben la capacidad de los atletas de realizar otros ejercicios intensos [33]. En efecto, es poco probable que el sobreentrenamiento surja como una consecuencia de alteraciones sucesivas en el sistema muscular esquelético [34], sino que el daño celular esquelético puede ocurrir durante el proceso.
1.2 Hipótesis de los Carbohidratos
Durante el ejercicio de resistencia, la fatiga puede inducir una hipoglucemia transitoria leve, debido al agotamiento de las reservas de glucógeno hepático y/o muscular, y/o a una insuficiencia en el flujo metabólico glicogenolítico. Después de largas sesiones de entrenamiento de resistencia intenso, la reducción de glucógeno puede volverse crónica si la ingestión de carbohidratos es inadecuada[35], provocando una acumulación lenta y dilatada[36]. Se ha demostrado que la hipoglucemia por ejercicio podría ser más severa en atletas sobreentrenados[8,13] y que el aumento de lactacidemia podría disminuir[37-39], sugiriendo una pobre participación de la glicólisis en el metabolismo del músculo esquelético. Como consecuencia de este bajo nivel de glicólisis, el metabolismo nucleótido de purina se prolongaría por hidrólisis de ATP y de difosfato de adenosina (ADP), lo que puede producir mayores cantidades de monofosfato de inosina (IMP) y NH4+. [11]. En este proceso se liberan subproductos como la hipoxantina y la xantina oxidasa, los que resultan tóxicos si se encuentran en altas concentraciones dentro de las células musculares. Sin embargo, aunque los atletas sobreentrenados presentan una mayor disminución de glucógeno como reacción a los ejercicios de resistencia de larga duración, el reabastecimiento de estas reservas entre cada sesión de entrenamiento es por lo general óptimo [39, 40].
De hecho, en lugar de ser responsable por la ocurrencia del sobreentrenamiento en atletas de resistencia, estas reducciones de glucógeno repetidas pueden inducir cambios ligeros en las rutas metabólicas que contribuyen a abastecer la reserva energética del músculo esquelético[13, 41]. Se plantea que la reducción de glucógeno a largo plazo puede conducir a un aumento de la oxidación de los BCAA, lo cual puede ser el origen del proceso principal de fatiga [13].
1.3 Hipótesis de los Aminoácidos de Cadena
Durante el entrenamiento de resistencia, los BCAA (leucina, isoleucina, valina) pueden ser fácilmente capturados por los músculos esqueléticos (no por el hígado) para el proceso de oxidación por resíntesis de ATP [42]. Conjuntamente con los BCAA, los ácidos grasos libres en plasma (FFA) también pueden oxidarse en grandes cantidades a través de los músculos esqueléticos en la medida en que las reservas de glucógeno se agotan [43,44]. Los FFA no son solubles en agua, por lo que necesitan que se transporten cadenas de albúminas al torrente sanguíneo. Sin embargo, existe una competencia entre la unión del triptófano y los FFA con las albúminas para efectuar el transporte sanguíneo. Ciertamente, un incremento del transporte de FFA hacia los músculos esqueléticos induce una mayor utilización de la capacidad para el transporte de albúminas. A su vez, esta utilización de albúminas conduce a una liberación en sangre del triptófano libre[45]. Los BCAA y los aminoácidos aromáticos utilizan el mismo portador en la barrera hematoencefálica. De esta forma, una consecuencia del incremento de la concentración de triptófano libre (mientras la de los BCAA disminuye) es facilitar su entrada en el área cortical [14]. El triptófano cerebral se convierte entonces en serotonina, en áreas corticales específicas. La serotonina puede tener varias funciones: (i) inducción del sueño; (ii) excitabilidad motoneuronal e inhibición de reflejos post-sinápticos (particularmente durante el ejercicio)[43]; e (iii) inhibición de la liberación de hormonas hipotalámicas por parte de las funciones endocrinas, lo cual puede afectar varias regulaciones endocrinas en el organismo [46]. Estos fenómenos se han observado en atletas bajo condiciones de sobreentrenamiento[14], por lo que se propone un descenso del triptófano libre contenido en la concentración de BCAA en sangre (triptófano libre/cantidad de BCAA) como instrumento de diagnóstico para detectar el sobreentrenamiento en los atletas de resistencia [47].
No obstante, no se ha demostrado que la ingestión de BCAA durante o después del entrenamiento de resistencia es un modo de restablecer la concentración de triptófano libre/BCAA; asimismo, esta ingestión no cambió de forma significativa la pérdida del nivel de rendimiento debido a la fatiga metabólica inducida por la reducción de la reserva de glucógeno [44, 48].
En efecto, la ingestión de BCAA incrementó la transportación de la unión de aminoácidos por carbono a través del ciclo del ácido tricarboxílico para formar el acetil-CoA. Este ciclo genera la producción de ATP a partir de estructuras de aminoácido por carbono; también se producirán grandes cantidades de iones amonio que, rápidamente, se tornarán tóxicas para las células musculares. En las células del músculo esquelético, los BCAA representan el primer grupo amino donante de oxoglutarato 2- para la formación de glutamato, el cual conduce a la síntesis de glutamina vía glutamina sintetasa. Este constituye el vector biológico de amonio fundamental, compuesto altamente tóxico una vez liberado [42]. Así, la ingestión de BCAA no parecía ser útil para disminuir el alto contenido de triptófano libre/BCAA observado en los atletas sobreentrenados debido a la inducción evidente de otro estrés metabólico[48]. Además, la relación entre las mayores reducciones de las reservas de glucógeno en estos atletas y la fatiga central potencialmente inducida por el aumento de la cantidad de triptófano libre/BCAA no se ha explicado aún. Igualmente, está por demostrar si la cantidad de triptófano libre/BCAA mantiene volúmenes considerables entre sesiones de entrenamiento intenso, mientras el reabastecimiento de la reserva de glucógeno es óptimo [49]. Por lo tanto, la secreción continua de serotonina que puede surgir durante grandes cargas de entrenamiento no parece ser un inductor de fatiga central capaz de ocasionar el sobreentrenamiento en los atletas de resistencia. Con respecto a otros aspectos metabólicos de este proceso, el vínculo entre la oxidación de los BCAA durante el ejercicio de entrenamiento y la secreción de serotonina es uno de los factores que puede causar un aumento de la susceptibilidad de los atletas al experimentar el síndrome de sobreentrenamiento, conjuntamente con otros inductores de fatiga centrales y/o secundarios.
1.4 Hipótesis de la Glutamina
La glutamina es uno de los aminoácidos más comunes del organismo humano y es metabolizado por células inmunológicas como los linfocitos y los macrófagos [50]. Su proliferación depende de la glutaminolisis[51], sugiriendo que una disminución de la concentración de glutamina en sangre puede ser parcialmente responsable de la deficiencia o afectación de la función inmunológica. Solo una porción de glutamina dentro del organismo penetra en el intestino para ser metabolizada. El músculo esquelético parece ser el productor de glutamina más importante, la cual se libera posteriormente al torrente sanguíneo. De hecho, durante ejercicios de resistencia intensos, la concentración de glutamina en sangre constituye un enlace metabólico entre los músculos esqueléticos activos y las capacidades de reacción del sistema inmunológico [51]. Bajo niveles de estrés catabólico como infecciones, intervenciones quirúrgicas, trauma, quemaduras y acidosis, la homeostasis de glutamina se ubica por debajo del estrés. Las reservas de glutamina pueden reducirse considerablemente, principalmente en los músculos esqueléticos. Para el metabolismo glutámico el ejercicio también puede considerarse una situación catabólica [15].
Las jornadas intensas de ejercicios de resistencia inducen una respuesta bifásica en la concentración de glutamina en sangre. Primeramente, aumenta con el entrenamiento y luego disminuye notablemente en los períodos de reposo por varias horas antes de recuperar su nivel inicial. Puede decirse que los periodos de descanso insuficientes entre las sesiones de entrenamiento pueden limitar la liberación de glutamina de los músculos esqueléticos y, por tanto, el sistema inmunológico puede estresarse cada vez más [52]. La función intestinal también puede alterarse como resultado de las pobres disposiciones de este aminoácido, favoreciendo mayores riegos de transposiciones virales y bacteriales dentro del organismo. Se han observado reducciones importantes de glutamina en atletas sobreentrenados que padecen URTI [4], al igual que una relación significativa entre la frecuencia de URTI y el decrecimiento prolongado de las concentraciones de glutamina [53,54]. Evidentemente, la persistencia de esta situación podría contribuir a la ocurrencia del sobreentrenamiento, siendo estas infecciones agentes inmunoestresantes mientras el atleta ha experimentado la fatiga por estrés metabólico. No obstante, los descensos en los niveles de glutamina no se observaron de forma sistemática en los atletas sobreentrenados y las URTI pueden aparecer con la misma frecuencia tanto en atletas bien entrenados como sobreentrenados[55]. Por otra parte, la inmunodepresión se manifestó en atletas sobreentrenados aunque sin reducciones de glutamina y con ausencia de las URTI [2,3 56].
1.5 Hipótesis de los Ácidos Grasos Poliinsaturados
Considerando que la inmunodepresión parece ser una afección recurrente en los atletas sobreentrenados, se propone una alternativa metabólica a partir de la inhibición de la proliferación de linfocitos debido a los AGP. Se cree que los AGP pueden causar esta inhibición en un nivel de cronicidad superior al de los ácidos grasos saturados (AGS)[16]. El estrés metabólico por ejercicio aumenta la concentración de ácidos en sangre, específicamente durante y después de ejercicios de resistencia exhaustivos por la reducción de las reservas de glucógeno. Los ganglios linfáticos se agrupan por tejido adiposo, así, durante el movimiento de los ácidos grasos de los adipositos, las células de los ganglios linfáticos pueden estar expuestas a grandes concentraciones de AGP. En dependencia de la cantidad de ácidos grasos contenidos en los triglicéridos adiposos, su fuerte movimiento durante el ejercicio de resistencia conduciría a una inhibición de la proliferación de linfocitos en los ganglios linfáticos, junto a un incremento del flujo de AGP. Una elevada sensibilidad de los adipositos a las hormonas linfáticas y el cambio de la composición de los triglicéridos en ácidos grasos y luego en AGP también pueden ser factores causantes de la inmunodepresión observada en los atletas sobreentrenados[57]. Sin embargo, esta condición no se ha evidenciado en dichos atletas, por lo que se debería tener en cuenta la transformación y diferenciación de los ácidos grasos sintetizados para el reabastecimiento de las reservas de triglicéridos entre arduas sesiones de entrenamiento de resistencia.
1.6 Hipótesis de la Leptina
Leptina, producto del gen-ob, es liberada específicamente por adipositos y refleja la concentración de grasas en el organismo. Además de sus funciones metabólicas, supuesta señal de saciedad en los humanos, parece afectar los mecanismos de retroalimentación del eje hipotalámico-pituitario-gonadal. La secreción de leptina tiene una regulación compleja en los humanos. Se conoce que la insulina estimula su secreción, mientras información in vitro sugiere que las catecolaminas y los FFA la inhiben. Está demostrado que el ejercicio exhaustivo a corto plazo no tiene un efecto inmediato o postergado sobre la circulación de la concentración de leptina [58]. Por otra parte, varios estudios han revelado que las sesiones de ejercicios de resistencia disminuyen la concentración de leptina en plasma después de 48 horas, conjuntamente con un previo descenso de insulina [58]. Sin embargo, sus efectos a largo plazo sobre las adaptaciones metabólicas al entrenamiento continúan siendo polémicas. De manera general, los niveles de leptina en suero disminuyen en los atletas de resistencia altamente entrenados en comparación con individuos sedentarios. Los niveles de leptina en suero en atletas de élite son análogos a los cambios en el contenido de grasa corporal y no constituyen un indicador independiente del nivel de entrenamiento de resistencia. Al parecer, la leptina en plasma no es sensible a un aumento del volumen de entrenamiento para individuos entrenados. De hecho, el nivel de entrenamiento inducido por ejercicios de fuerza y/o resistencia no influyeron en la producción de leptina al considerar variaciones en la composición corporal [60].
La leptina, como el inhibidor B, el colecalciferol (vitamina D3), y posiblemente el activin y el resistin, son considerados indicadores de la sobrecarga de tejido en atletas de resistencia altamente entrenados. Recientemente se sugirió que las funciones metabólicas de estas hormonas se pueden convertir en poderosos marcadores bioquímicos de la ocurrencia del sobreentrenamiento en los deportes de resistencia[17]. Se han detectado correlaciones entre las variaciones en estos parámetros del eje neuroendocrino y el rendimiento en atletas fatigados después de tres semanas de entrenamiento excesivo. Los mecanismos subyacentes pueden ayudar a comprender cómo los órganos y tejidos periféricos sobrecargados “informan” al cerebro su fatiga. No obstante, no existen estudios sobre los niveles de leptina en relación con la presencia del sobreentrenamiento [60]. Datos sólidos de estudios recientes sugieren que la leptina en plasma no es sensible a un aumento del volumen de entrenamiento y que esta hormona puede no constituir un indicador de los cambios en la masa grasa con un incremento de la carga de entrenamiento en atletas femeninas. Estos datos sugieren que la leptina puede no ser eficaz para monitorear el estrés relativo al entrenamiento en los atletas [6,62]. Por otra parte, los investigadores no han encontrado pruebas de alteraciones en los niveles de leptina en pacientes con síndrome de fatiga crónica[63], el cual se cree tenga relación con el sobreentrenamiento en cuanto a sus efectos biológicos sobre el organismo humano [34, 64]. Por consiguiente, hasta el momento, el control de cambios en los niveles de leptina junto con la duración e intensidad del entrenamiento no parece ser una herramienta eficiente para el diagnóstico o la prevención del sobreentrenamiento. Sin embargo, en conjunto con otras hormonas estresantes, la leptina puede interferir en los tejidos sobrecargados al inducir una resistencia preventiva al estrés metabólico posterior. Este mecanismo podría ocasionar una regulación decadente del metabolismo de los carbohidratos y lípidos durante el ejercicio, facilitando el sobreentrenamiento [17].
2. Hipótesis del Metabolismo Proteico
De manera general, el sobreentrenamiento no está asociado a variaciones importantes del contenido proteico en sangre [5, 53, 65]. A pesar de esto, un ejercicio de resistencia intenso aumenta considerablemente los procesos metabólicos dentro de los músculos esqueléticos, el hígado y el riñón, los cuales pueden estar relacionados con la inflamación de los tejidos [66]. Esta inflamación provoca una respuesta a corto plazo de las proteínas hepáticas ––fibrinógeno, haptoglobina, proteína C reactiva (ácido glicoproteico α1 y antitripsina α1)–– a través de sus funciones antiproteoliticas[67]. Un entrenamiento de resistencia extenuante puede causar tres niveles de inflamación: (i) inicialmente, esta puede observarse a través de un leve aumento en la concentración de antitripsina α1, junto a grandes cargas de entrenamiento pero sin cambios en la concentración de ferritina; (ii) el nivel siguiente muestra una afección severa caracterizada por marcados aumentos en las concentraciones de antitripsina α1 y ferritina; (iii) la última se manifiesta durante cargas de entrenamiento de resistencia específicamente arduas y pesadas que pueden provocar importantes pérdidas de hierro seguido por descensos a corto plazo en los contenidos de haptoglobina en sangre, y un incremento de las concentraciones de ferritina y antitripsina α1. Estos sucesos pueden observarse de 24 a 48 horas después del entrenamiento [68].
La persistencia de esta situación de inflamación puede dar lugar a una disminución sustancial de las reservas funcionales de hierro en el organismo. Por otra parte, esta reducción puede ocurrir después de una anemia por hemólisis inducida mecánicamente (trauma, shocks repetidos, hematoma) y/o químicamente inducidos por la acción de las ROS. Además del estrés metabólico inducido por el ejercicio, los procesos de peroxidación modifican las funciones de la membrana celular de los eritrocitos, facilitando su deshidratación. Una posible consecuencia de estos procesos es el trastorno de la homeostasis iónica en los eritrocitos, que puede limitar la participación de estos en la micro circulación. Este mecanismo incrementa levemente la hipoxia dentro de los músculos esqueléticos activos, lo que puede aumentar la acción de las ROS sobre la membrana fosfolipídica de los eritrocitos; a su vez, esto puede ocasionar la destrucción de los eritrocitos, y, potencialmente, la anemia por ejercicio [69]. Sin embargo, está demostrado que la destrucción de eritrocitos durante el ejercicio de resistencia no se considera nociva para los atletas. Por el contrario, la anemia leve por ejercicio puede ser una vía interesante para renovar la síntesis de eritrocitos, implicando la liberación sanguínea de eritrocitos jóvenes y virtualmente más eficientes. No obstante, la hematuria sucesiva durante el ejercicio de resistencia puede causar un descenso rápido y significativo en las concentraciones de haptoglobina, hemoglobina, hemopexina y ferritina en sangre [70]. Las reducciones repetidas de estas reservas proteicas a largo plazo conjuntamente con el entrenamiento de resistencia intensivo pueden debilitar las defensas musculares y hepáticas para prevenir los procesos inflamatorios. A la renovación proteica normal mediante el ejercicio[71] se suma la inflamación del músculo esquelético, que también puede asociarse al catabolismo de proteínas contráctiles y a la degeneración miofibrilar. A pesar de esto, la anemia por ejercicio no está claramente asociada al sobreentrenamiento debido a que los atletas sobreentrenados no presentan importantes reducciones a largo plazo en las concentraciones de haptoglobina, hemoglobina, hemopexina y ferritina [30, 65]. Finalmente, estos procesos no parecen causar el sobreentrenamiento en los atletas de resistencia, sino que aumentan el estrés metabólico y/o muscular y la inflamación del tejido hepático, el cual puede conducir a la acumulación de fatiga crónica[57, 69].
Otro índice de la condición del metabolismo proteico es la proporción entre la testosterona libre y las concentraciones de cortisol (proporción T/C), la cual se considera un marcador del estado anabólico- catabólico del atleta, es decir, una apreciación global de la renovación proteica [6, 29, 72]. En esta proporción, una caída de un 30% por debajo de los valores iniciales del atleta (antes del ejercicio o entrenamiento), y/o de valores <0.35 × 10–3 puede constituir un indicador de una carga de entrenamiento excesiva [23] y revelar la presencia del sobreentrenamiento en deportes de sprint y fuerza [72]. Sin embargo, en varios estudios sobre el sobreentrenamiento por ejercicio de resistencia a gran intensidad no se obtuvieron cambios importantes en la proporción T/C, en especial cuando el sobreentrenamiento ocurrió después de varias semanas de cargas de entrenamiento intensivas [5, 6, 9, 53]. Además, la capacidad de entrenamiento de los atletas en los deportes de resistencia no es mayormente dependiente del metabolismo proteico, sino del energético, el cual implica fundamentalmente a carbohidratos y lípidos. Por lo tanto, un índice biológico como la proporción T/C puede no ser lo suficientemente discriminatorio como para diagnosticar el sobreentrenamiento si no se usa en combinación con marcadores biológicos de la condición energética del atleta.
3. Validez de Análisis Clínicos para Diagnosticar el Sobreentrenamiento
La principal dificultad en el diagnóstico del sobreentrenamiento es la necesidad de repetir el análisis de sangre antes y después del ejercicio. Además, los marcadores biológicos del sobreentrenamiento pueden variar con respecto a las características del deporte practicado y la naturaleza de las cargas de entrenamiento. Existen varios factores, psicológicos, sociales o culturales, que pueden interferir en los aspectos bioquímicos de este proceso [5]. Por otra parte, hasta el momento, solo pocos estudios se han referido al fenómeno de cambios en el volumen de plasma inducidos por el ejercicio. Como se analizó recientemente[73], la exposición al entrenamiento sin calentamiento, el estrés psicológico, la nutrición, la hidratación y la duración e intensidad del ejercicio pueden cambiar notablemente la hemoconcentración inducida por el ejercicio. Así, de manera general, continúa siendo imposible comparar los resultados obtenidos de diferentes estudios acerca del sobreentrenamiento. Este aspecto metodológico será de gran importancia en el futuro debido a que los parámetros bioquímicos del sobreentrenamiento parecen intensificarse más con el ejercicio que con el resto de los análisis[8,15,39,41,47,65,66,74]. Por consiguiente, el diagnóstico del sobreentrenamiento continúa siendo lo más novedoso en este campo, posible en algunos casos[8] e impredecible en otros[34]. Hasta la fecha, se puede proponer una lista de marcadores potenciales para identificar el sobreentrenamiento en los deportes de resistencia (tabla1). Sin embargo, aún no se puede proponer un marcador bioquímico que identifique este fenómeno, que evalúe el límite entre la fatiga reversible de entrenamiento y el sobreentrenamiento.
Tabla 1– Resumen de los parámetros del plasma bioquímico potencialmente implicado en la ocurrencia del sobreentrenamiento en los deportes de resistencia a.
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Parámetro central |
Órgano implicado |
Variación de plasma |
Variación de plasma |
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Especies reactivas al oxígeno |
Músculo |
CPK ↑; mioglobina↑; sTi↑; 3-MTH↑; ácido ascórbico (Vit C) ↓; tocoferol (vit E)↓ |
CPK ↑; mioglobina ↑; sTi↑; 3-MTH↑; MDA↑; retinol ↓; ácido ascórbico↓; tocoferol↓
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Carbohidratos |
Hígado, músculo |
GLN↓; urea↑ |
GLC ↓; lactato ↑; GLN ↓; urea ↑
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BCAA |
Cuerpo |
Serotonina ↑ |
BCAA↓; fTrp ↑; fTrp/ BCAA↑; serotonina ↑; GLN ↑; IgA ↑
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Glutamina |
Músculo, intestinos |
GLN ↓; IgA ↑; IgG ↑ |
GLN ↑; IgA ↑; IgG ↑
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AGP |
Ganglios linfáticos |
|
AGP ↑
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Leptina |
Adipositos |
Leptina↓; inhibidorB↓; colecalciferol (vit D3) ↓ |
Leptina↓; inhibidorB↓; colecalciferol (vit D3) ↓ |
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Proteínas |
Músculo, hígado, riñón |
haptoglobina↓;hemoglobina↑;hemopexina↓; ferritina↑;α1- antitripsina↑;α1- ácido glicoproteico↑;macroglobulina↑;T/C ↓ |
haptoglobina↓;hemoglobina↑; hemopexina↓;ferritina↑; α1- antitripsina↑;α1- ácido glicoproteico↑;macroglobulina ↑; T/C ↓ |
a Variaciones de plasma de estos parámetros se presentan aumentadas (↑) o disminuidas (↓) durante el sobreentrenamiento en atletas adaptados a un entrenamiento intenso.
3- MTH= 3- metildistidina; BCAA= aminoácidos de cadena; CPK= creatina fosfokinasa; fTrp= tritofán libre; GLC= glucosa; GLN= glutamina; Ig= inmunoglobulina; MDA= malondialdehído; AGP= ácidos grasos poliinsaturados; sTi= troponina esquelética tipo I; T/C= testosterona libre/proporción de concentración de cortisol.
3.1 Reseña de Marcadores Bioquímicos del Sobreentrenamiento
Desde la función del músculo esquelético hasta la total disponibilidad de substratos energéticos durante el ejercicio, se han estudiado seis fuentes metabólicas relacionadas con el sobreentrenamiento, cada una vinculada a un parámetro central: carbohidratos, BCCA, glutamina, AGP, leptina y proteínas (tabla 1). No hay dudas de que en los deportes de resistencia el sobreentrenamiento puede surgir después de varios meses de ejercitación ardua [34]. En efecto, para diagnosticar o prevenir este síndrome, es necesario recurrir a análisis clínicos durante el desarrollo del programa de entrenamiento. De manera ideal, se debe analizar cada metabolito fisiológicamente asociado al sobreentrenamiento para asegurar un mejor diagnóstico (tabla 1). No obstante, en la práctica, esto no es posible porque requeriría la aplicación de pruebas: (i) en reposo, para comparar con el registro fisiológico normal de cada metabolito; (ii) después de un ejercicio específico de la práctica deportiva, para evaluar las respuestas del atleta hacia estímulos comunes del entrenamiento; y (iii) 24, 48, 72 horas después del ejercicio para evaluar la capacidad de recuperación del atleta y su adaptación a la carga de entrenamiento. Actualmente, el conocimiento en esta esfera, en el nivel celular del músculo esquelético, se extiende a la sobrecarga de estrés oxidativo y/o de agresiones mecánicas anormalmente elevadas, y puede ser controlada mediante el estudio de la cinética del CPK en plasma, el malondialdehído, el tocoferol (vitamina E), el ácido ascórbico (vitamina E), el retinol (vitamina A), la mioglobina, la 3-metildistidina y sTi. Las alteraciones del metabolismo energético pueden reconocerse al estudiar las variaciones en las concentraciones de glucosa, lactato, glutamina y urea, así como a través de la tipología de los ácidos grasos contenidos en los triglicéridos. A partir de las fluctuaciones en las concentraciones de inmunoglobulina (Ig)A, IgG y la dinámica celular se pueden percibir respuestas imprecisas del sistema inmunológico que pueden involucrar vínculos directos con el metabolismo de proteínas y aminoácidos. Mediante las concentraciones de serotonina, cortisol, la proporción T/C y las catecolaminas se pueden observar trastornos del sistema hormonal. También, en relación con el balance del anabolismo-catabolismo de las proteínas, es posible estimar reacciones a los diferentes niveles de inflamación de los tejidos inducidas por un entrenamiento severo a través de la cinética del antitripsin α1, ácido glicoproteico α1, y macroglobulina α2 en plasma. Igualmente, una posible anemia por ejercicio puede acentuar el desequilibrio de la renovación proteica, el cual puede apreciarse a través de grandes variaciones en las concentraciones de haptoglobina, hemopexina y transferrina. Sin embargo, el papel de los cambios en el volumen plasmático inducidos por el ejercicio para la interpretación de este tipo de resultados no puede continuar desapercibido[73]. Importantes variaciones bioquímicas en la sangre se tornan insignificantes al ser corregidas por cambios en el volumen de plasma inducidos por el ejercicio.
3.2 Perspectivas para un Diagnóstico Clínico del Sobreentrenamiento
Los principales marcadores bioquímicos del sobreentrenamiento permanecen impredecibles y no se pueden usar para hacer un diagnóstico sistemático de los atletas severamente sobreentrenados [5]. La naturaleza de la carga de entrenamiento, así como una práctica monótona, los hábitos alimenticios, la utilidad del sueño, y el estado psicológico del atleta con entrenamiento de resistencia también se muestran como factores importantes para la ocurrencia del sobreentrenamiento[37]. El análisis de todos los parámetros específicos de la sangre venosa expuestos en este artículo resulta muy costoso, pues muchos requieren técnicas analíticas no convencionales que pueden estar sujetas a importantes efectos del volumen de plasma. Por lo tanto, se necesita otro enfoque para permitir el monitoreo clínico longitudinal de los atletas insertados en fuertes programas de entrenamiento de resistencia [74]. Mientras únicamente los estudios longitudinales que regulan la respuesta metabólica del organismo ante el ejercicio serían capaces de diferenciar entre adaptaciones al entrenamiento eficientes o deficientes, las cargas de ejercicios para las prácticas deportivas de resistencia, el sprint, o los ejercicios de fuerza pueden inducir cada una de las diferentes adaptaciones metabólicas, inmunológicas, mecánicas, neuro-hormonales, y morfo-esqueléticas, lo que, a su vez, puede generar diversos procesos de sobreentrenamiento [8, 65]. Por consiguiente, mientras se requiere un estudio sistemático de los aspectos metabólicos de este proceso, los intentos para destacar los parámetros bioquímicos más relevantes en la detección del sobreentrenamiento para cada deporte individual no han tenido éxito aún.
4. Conclusiones
A pesar de que la etiología exacta del sobreentrenamiento de resistencia no se ha comprendido totalmente, surgen varios parámetros bioquímicos que permiten la documentación de información pertinente sobre la posible ocurrencia de este fenómeno de fatiga crónica. La dificultad es que ninguno de estos parámetros metabólicos se puede considerar un patrón de manera individual, posibilitando así un diagnóstico sistemático del sobreentrenamiento, o de su prevención. La carencia de una herramienta útil en el área de medicina deportiva marca la complejidad del proceso de sobreentrenamiento. Recientemente se han realizado varios intentos para redefinir el síndrome de sobreentrenamiento así como el desconocido síndrome de bajo rendimiento[75]. Sin embargo, con respecto a todos los parámetros asociados al sobreentrenamiento, al parecer, solo se han descrito seis esquemas metabólicos en relación con este proceso; por lo que se requiere una descripción más precisa de cada uno de estos para poder desarrollar un modelo global más completo de dicho proceso.
Hasta el momento, ningún estudio ha mostrado con precisión el cambio del estado de entrenamiento óptimo al estado de sobreentrenamiento en los atletas de resistencia debido a dificultades metodológicas en el control clínico longitudinal de los mismos. Por lo tanto, las investigaciones futuras necesitarán encontrar una explicación global de los pasos que conducen al sobreentrenamiento. Actualmente, las variaciones en el metabolismo energético parecen ser notablemente relevantes, en especial por alteraciones en el metabolismo de los carbohidratos y lípidos durante las sesiones de entrenamiento. Existe una creciente evidencia de que los trastornos en el metabolismo de carbohidratos y lípidos conducen a otros aspectos bioquímicos del sobreentrenamiento –la inflamación de tejidos y el catabolismo proteico––, probablemente como respuesta a la sobrecarga metabólica en los órganos periféricos, músculos esqueléticos y el tejido adiposo.
Agradecimientos
Los autores no han ofrecido información sobre fuentes de financiamiento o conflictos de interés relevantes para el contenido de este artículo.
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