Palabras claves: EDUCACION FISICA/DIDACTICA/ENSEÑANZA/APRENDIZAJE
Título: Didáctica de la Educación Física: reflexiones en torno a su objeto de estudio.
Autor(es): Juan Luis Hernández Álvarez
Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación
Licenciado en Educación Física
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Email: juanluis.hernandez@uam.es
Resumen:
La Didáctica de la Educación Física, al igual que otras didácticas específicas, se encuentra en un proceso emergente de construcción en el que precisa delimitar los elementos fundamentales que intervienen en la definición de una disciplina: su objeto de estudio, el estatus epistemológico y su finalidad.
En el presente artículo se explora uno de estos elementos: el objeto de estudio de la disciplina. Desde el consenso en torno a los procesos de enseñanza y aprendizaje como objeto fundamental de la Didáctica de la Educación Física, se lleva a cabo una reflexión sobre su significado y sobre las dimensiones de estudio que afectan a dichos procesos de enseñanza y aprendizaje y que, por tanto, deben ser objeto de la construcción que se viene realizando de esta Didáctica Específica.
Texto completo:
1. Introducción
La Didáctica de la Educación Física, al igual que otras didáctica específicas, se encuentra en un proceso de construcción, similar al descrito por Porlán Ariza al referirse a la Didáctica en general como “un ámbito científico emergente, en proceso de construcción” (1993: 252). No obstante, las circunstancias socioculturales, históricas e ideológicas en las que se ha desarrollado el conocimiento disciplinar en la Educación Física han influido considerablemente en el estado actual de su didáctica y en la función de la disciplina como “lenguaje que ayuda a conocer y a decodificar la realidad” (Zabalza Beraza, 2001: 27).
En efecto, los avatares históricos sufridos por nuestra disciplina de referencia, la Educación Física, en cuanto a su objeto de estudio y su estatus epistemológico y, a su vez, la discriminación padecida por sus profesionales, ha supuesto que hablar de una comunidad científica -como grupo y no sólo como individualidades- constituida en torno al estudio del objeto de la Didáctica de la Educación Física comience a ser una realidad, prácticamente, finalizando la década de los ochenta o principios de los noventa. Nos encontramos, pues, ante una disciplina joven que, como todas las Didácticas Específicas, realiza un esfuerzo por consolidarse como área de conocimiento autónoma y que se acerca al conocimiento de la realidad que estudia desde una perspectiva innovadora.
2. Elementos constitutivos de una disciplina autónoma
En este proceso de consolidación, nos encontramos con algunas dificultades para encontrar una definición convincente de la Didáctica de la Educación Física, en un momento en el que el propio dinamismo de la construcción de la disciplina lleva aparejados dudas y reelaboraciones de los diferentes elementos que sirven de base para establecer dicha definición. Estos elementos que deben estar presentes en la definición del ámbito de construcción de cualquier disciplina son los siguientes:
- El objeto de estudio, con las matizaciones específicas que le confieren la identidad o perspectiva de análisis cuando éste es compartido
En efecto, una disciplina se identifica como tal por aquello a lo que dedica su atención, lo que supone esa “realidad” que trata de explicar o sobre la que trata de intervenir, o ambas cosas a la vez: explicar e intervenir. Como afirma Chevallard, toda ciencia tiene que asumir “como primera condición, pretenderse ciencia de un objeto” (1997:12).
2. La forma de construir el conocimiento o estatus epistemológico
Identificar qué es una disciplina, supone también la comprensión de cuál es el cauce de aproximación a la realidad que estudia y, en consecuencia, qué tipo(s) de conocimiento construye.
3. La finalidad del conocimiento de la propia disciplina
En Ciencias Sociales, una realidad, integrada por hechos y acciones sociales, no queda totalmente configurada ni puede ser comprendida sin su dimensión teleológica. La intencionalidad de la acción humana, en ese campo de estudio, caracteriza o matiza el propio objeto de estudio y orienta el conocimiento que se desea construir. Este tercer elemento es denominado por algunos autores como objeto formal, frente al objeto material u objeto de estudio propiamente dicho (Benedito Antolí, 1987). Si bien con relación a la educación, como veremos más adelante, no siempre es fácil separar ambos objetos (material y formal) en el estudio que promueve una disciplina como la Didáctica de la Educación Física.
Si bien cualquiera de los tres factores cuentan con la relevancia suficiente como para dedicarle un espacio de reflexión, y puesto que ya, en otro momento (Hernández Álvarez y Velázquez Buendía, 2001), hemos desarrollado las ideas fundamentales sobre el estatus epistemológico de la disciplina, en este artículo nos proponemos explorar algunos de los interrogantes que se nos presentan al analizar el objeto de estudio de la Didáctica de la Educación Física.
3. El objeto de estudio de la Didáctica: los procesos de enseñanza y aprendizaje
Existe un consenso generalizado para señalar a los procesos de enseñanza y aprendizaje como el objeto de estudio de las diferentes didácticas. Como ejemplo de este consenso, Porlán Ariza se interroga sobre el objeto de estudio de la Didáctica y se responde señalando a la “estructura y la dinámica de los sistemas de enseñanza -aprendizaje institucionalizados, en sus diferentes niveles de organización, y atendiendo al conjunto de dimensiones y variables que se manifiestan en ellos”. Matiza, el autor, que esta definición se encontraría incompleta si sólo atendiera a una perspectiva de explicación de dichos sistemas y no incluyera normas de intervención adecuadas que favorezcan una orientación de los mismos acorde con unas determinadas finalidades educativas (1993:251). En un sentido similar, Contreras Domingo concluye su análisis sobre una posible definición afirmando que: “la Didáctica es la disciplina que explica los procesos de enseñanza y aprendizaje para proponer su realización consecuente con las finalidades educativas” (1990:19).
La Didáctica de la Educación Física centra su estudio en las relaciones profesor/alumno que se establecen en un proceso intencional de enseñanza y aprendizaje en torno al movimiento humano como objeto de comunicación. Dicho estudio se encuentra orientado hacia la búsqueda de explicaciones sobre el cómo hacer posible que el alumno desarrolle sus actividades de aprendizaje en aquellas condiciones que faciliten la significatividad y eficacia de tales actividades. Explicaciones que deberán validarse y reconstruirse a través de propuestas concretas de intervención docente orientadas por las finalidades educativas que se persiguen. Así pues, entendiendo el estudio del proceso de enseñanza y aprendizaje desde la doble perspectiva que lleva a su explicación (teoría) y a la intervención (práctica), podemos afirmar que el objeto de la Didáctica de la Educación Física debe centrarse en el binomio “enseñanza y aprendizaje de las manifestaciones del movimiento humano”, entendido éste no como un simple fenómeno físico sino cargado de intencionalidad y significado para el ser que se mueve. Intención y significación que se encuentran influenciados, e influyen, por el contexto en el que se desarrolla la intervención formativa, ese “escenario de operaciones” que integra tanto el “contexto escolar, de carácter inmediato, y el contexto social como contexto envolvente de aquel” (Salvador Mata, 1998:201).
¿Cuál es el sentido de la expresión: “procesos de enseñanza y aprendizaje”?; ¿qué relación guardan entre sí los términos del binomio?; ¿qué relación guardan con la Didáctica?.
Como afirma Fenstermacher, si no existieran aprendices “sería difícil que pudiéramos disponer del concepto de enseñar” (1989:153). Esto es tanto como afirmar que el concepto de enseñar, elemento central de cualquier didáctica, guarda una relación de dependencia ontológica con el concepto de aprender. Pero, ¿cómo contemplar este tipo de relación?.
La enseñanza se constituye como un proceso intencional, es propositiva, “es decir, que obra siempre con algún propósito” (Sáenz Barrio, 1994:24), aunque no siempre se encuentre suficientemente explícito. Como tal proceso, la enseñanza conlleva la idea de un principio de acción, con un comienzo y un final.
En un sentido general, el propósito de la enseñanza viene marcado por la intención que tiene una persona de hacer participe de su conocimiento (saber o saber hacer, indistintamente) a otra. El comienzo de la acción viene definido por el deseo de compartir el conocimiento; el final coincidirá con la apropiación del conocimiento por parte del aprendiz o bien cuando se dé por terminado el proceso intencional.
Estas afirmaciones nos llevan a señalar que en todo proceso de enseñanza y aprendizaje es posible manifestar que:
a. El concepto de enseñanza guarda, en efecto, una relación de dependencia ontológica con el concepto de aprender y que, si bien es posible separar la existencia de la enseñanza del aprendizaje, desde el ámbito de la Didáctica de la Educación Física no es correcta esta separación cuando nos encontremos inmersos en procesos de escolarización que en sí mismos se constituyen como procesos intencionales o teleológicos.
b. Los procesos de enseñanza y aprendizaje son procesos de comunicación profesor-alumno en torno al objeto de enseñanza que tienen un antes, un durante, y un después del propio acto de enseñar-aprender que deben ser analizados de manera sistémica.
Veamos la primera afirmación, con el objeto de aproximarnos a nuestra idea en torno al objeto de la Didáctica de la Educación Física.
Es cierto que, en un concepto genérico de enseñanza, existiría la posibilidad de separar el proceso de enseñanza del proceso de aprendizaje (subrayamos proceso para diferenciarlo del concepto reduccionista del aprendizaje como rendimiento). La enseñanza puede entenderse como un proceso intencional en el que se generan estrategias cuya finalidad es facilitar el aprendizaje (Contreras, 1990), si bien no es necesario que éste se produzca para poder afirmar que existe un proceso de enseñanza. Si no fuera así, habría que admitir que para el porcentaje de alumnos que no alcanzan los mínimos exigibles en su proceso de aprendizaje no se habría producido enseñanza, mientras que sí habría tenido lugar para los demás miembros del grupo.
En consecuencia, bien podemos hablar de una relación de “dependencia ontológica” entre enseñanza y aprendizaje, pero no de una relación causal, aunque “la tentación de inferir una relación causal se ve más reforzada aún si advertimos que las variaciones en la enseñanza casi siempre producen variaciones en el aprendizaje” (Fenstermacher, 1989:153).
Esta separación de enseñanza y aprendizaje podría permitir comprender aquellas definiciones de didáctica que hacen referencia a la enseñanza como objeto material y no al binomio enseñanza y aprendizaje. No obstante, para nuestros propósitos es más importante tratar de diferenciar el concepto genérico de enseñanza, con dependencia ontológica pero no causal del aprendizaje, de las cualidades que debe reunir el proceso de enseñanza en un marco institucional como el definido por la escolarización. Si bien puede existir enseñanza sin necesidad de aprendizaje (que sí de aprendiz), ni desde el punto de vista político-económico, ni desde el moral, es aceptable la idea de un proceso de enseñanza que no tenga como finalidad mejorar el aprendizaje de aquellos que se encuentran inmersos en el proceso.
Entendemos que las referencias de Zabalza Beraza a la “definición elaborada”, y no sólo “genérica”, de la enseñanza se sitúan en esta perspectiva cuando señala que “en el caso de la enseñanza, elaborar una definición supondría contextualizar su sentido, delimitarla como realidad social, incluirla en un marco de condiciones morales, conceptuales y técnicas que la doten de legitimidad y eficacia….” (1990:148).
En este sentido, la enseñanza se convierte en un proceso intencional e institucional, con unos propósitos, más o menos, definidos y en el que uno de sus protagonistas, dicho sea sin ánimo peyorativo pero constatando una realidad, se encuentra cautivo y atrapado en el propio proceso de enseñanza y aprendizaje. Esta última peculiaridad caracteriza las relaciones que se establecen entre profesor y alumno y que condicionan el proceso de enseñar y aprender de forma peculiar, ya que uno de los sujetos inmersos en el proceso de comunicación (el alumno) puede no desear compartir el conocimiento del otro (el profesor).
Pero aun creemos que es necesario conceptuar la enseñanza como un proceso cualificado. El resultado que el alumno obtiene de las acciones del profesor no determina la existencia de un proceso denominado enseñanza y susceptible de ser estudiado por una didáctica. Sin embargo, esta didáctica ofrecería una visión muy reduccionista de la propia enseñanza como concepto genérico y, si nos referimos a la enseñanza institucionalizada, totalmente insuficiente. Una Didáctica de la Educación Física no puede centrar su objeto de estudio en el carácter genérico de un proceso de enseñanza sin preocuparse de los efectos de éste, antes al contrario debe ocuparse del análisis de una enseñanza de calidad que pretende mejorar el aprendizaje y el propio contexto en el que el binomio enseñanza y aprendizaje se lleva a efecto.
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