Palabras claves: COMUNICACION/CIENCIAS SOCIALES

Título: Los Paradigmas de la Comunicación: Nuevos enfoques teóricos-metodológicos

Autor: Pineda de Alcázar, Migdalia

Fuente: Pineda del  Alcázar, Migdalia. Los Paradigmas de la Comunicación: Nuevos enfoques teóricos-metodológicos [en línea] Consultado el 01/06/02

 

URL: http://www.innovarium.com/Investigacion/paradigmas%20comunicacion.pdf

Resumen
El artículo presenta resultados preliminares del proyecto de investigación actualmente en desarrollo sobre nuevas propuestas de teorías y modelos de la comunicación para explicar los cambios que introducen las tecnologías de la información en los procesos de comunicación. Aborda el problema de la transdisciplinariedad en los nuevos paradigmas de las Ciencias de la Comunicación y de cómo se verían afectados los enfoques teórico-metodológicos en este campo. A partir del análisis de cómo el cambio tecnológico modificará la comunicación social del siglo XXI, se revisará la emergencia de un nuevo Neopositivismo en las Ciencias de la Comunicación con sus derivaciones teóricas y se contrastará con la aparición de un nuevo pensamiento holístico basado en la multiplicidad.

Introducción
Los profundos cambios ocurridos en el campo de las comunicaciones debido a la convergencia de tecnologías informáticas, de telecomunicaciones y audiovisuales, han revolucionado las formas de producción, de difusión y de recepción de la información, han alterado las relaciones de intercambios entre emisores y receptores y entre usuarios mismos hasta el punto de permitir otras modalidades de interrelación mediatizadas pero interactivas, dialógicas, en tiempo real y personalizadas.

Pero todas esas modificaciones están obligando a la revisión de los conceptos de información y de comunicación que han venido siendo utilizados en las Ciencias de la Comunicación, los cuales se han visto alterados al haberse modificado los dimensiones del tiempo y del espacio sobre las cuales se habían sostenido. Con la convergencia telemática, el tiempo de la comunicación se reduce hasta hacerse prácticamente instantáneo (tiempo real) y el espacio no queda constreñido a límites geográficos o de distancias sino que puede ser alterado por las tecnologías de la información que nos acercan a los hechos sin movernos de nuestro sitio y nos trasladan a espacios virtuales, cibernéticos, donde podemos experimentar sensaciones interactivas diferentes (Vega, 1999).

Todas estas potencialidades de la comunicación son posibles hoy en un espacio globalizado, sin fronteras, sin limitaciones, accesible por las redes telemáticas, el ciberespacio, que nos permite movernos entre los límites de lo global a lo local de manera simultánea.

La globalización como un nuevo orden no sólo económico, sino político, social y cultural producto de la modernidad, ha dado una nueva dinámica a la expansión del capital sobre todo a partir de los años setenta con la aparición de las modernas tecnologías de las comunicaciones y los transportes que han permitido que los procesos de producción tengan una alta movilidad geográfica y que se comience a percibir que el mundo es un todo, dominado por las grandes multinacionales.

La nueva realidad regida por las grandes corporaciones ha hecho aparecer un pensamiento neoliberal que reivindica la potencialidad del mercado, la libre ganancia y la competencia como los valores dominantes de las sociedades contemporáneas. Sin embargo, la globalización y el neoliberalismo que la acompaña no ha resultado ser un proceso simple sino complejo y lleno de paradojas, que destaca las contradicciones sociales y pone en tela de juicio todas las verdades o certidumbres sobre las cuales el hombre moderno se había apoyado para entender y explicar su mundo.

En este trabajo se abordará el problema de la crisis de los paradigmas en las Ciencias de la Comunicación y la necesidad de los enfoques transdisciplinarios como vía para el enriquecimiento y la renovación del pensamiento comunicacional, y se insistirá en la coexistencia de dos corrientes teóricas: un nuevo neopositivismo, alimentado por los enfoques sobre los procesos informáticos y organizacionales, y el surgimiento de un nuevo pensamiento holístico y transdisciplinario.

1.- CRISIS DE LOS PARADIGMAS Y EL PENSAMIENTO TRANSDISCIPLINAR
En las ciencias de la comunicación los paradigmas clásicos han entrado en crisis desde hace varias décadas, sobre todo porque su visión instrumental y pragmática del fenómeno han impedido ver la multiplicidad y riqueza del proceso comunicativo.

La visión positivista, racionalista presente en la teoría de la comunicación que dio origen al paradigma de Laswell, en la actualidad resulta insuficiente para dar cuenta de los cambios que se están produciendo en las relaciones de comunicación, lo cual está obligando a plantear una recomposición del campo de estudio que traspase las fronteras disciplinarias sobre las cuales se había sustentado una teoría de la comunicación que explicaba el fenómeno desde la psicología conductista, la sociología funcionalista, al semiología estructuralista y el marxismo clásico.

La transdisciplinaridad emerge pues como un camino metodológico para enfrentar la pérdida de las certidumbres teóricas en las ciencias sociales en general y en las ciencias de la comunicación, en particular. Sobre todo porque ella da idea de ruptura de límites, de fronteras en la constitución de los saberes y se abre al conocimiento multipolar, descentrado, ramificado y entrecruzado y con ello da paso a la visión de un conocimiento no compartimentado, no fragmentado, ni separado por disciplinas estrictas que sólo permiten enfoques cerrados y parcelados sobre los problemas que abordan.

La transdisciplinaridad, según Deleuze y Guattari (citado por Búfalo, 1999: 15), alude a “una modalidad rizomática de saberes, organizada por mesetas, ya que una meseta no está ni al principio ni al final sino en el medio y como tal es una zona continua de intensidades, que vibra sobre sí misma y que se desarrolla evitando cualquier orientación hacia un punto culminante o hacia el exterior. La meseta es pues una multiplicidad que se conecta con otras por tallos superficiales o subterráneos para extender un rizoma, que conecta con otro punto de distinta naturaleza, de signos distintos y que no puede ser reducido a lo Uno, ni a lo múltiple porque no está hecha de unidades sino de dimensiones cambiantes. No tiene principio ni fin, sino un medio por el que crece y se desborda. Está constituida por multiplicidades lineales de infinitas dimensiones, sin sujeto ni objeto, que por su naturaleza no varía sus dimensiones sin cambiar ella misma”. (Deleuze y Guattari, 1994)

Considerada así, la transdisciplinaridad se opone a los sistemas jerárquicos de las ciencias positivistas, con sus centros de significancias y saberes organizados en función del pensamiento cartesiano y el método hipotético deductivo, como punto fijo de partida y como principio del saber. Además, las disciplinas modernas positivistas son discursos fundados por un sujeto, concebido como un individuo soberano de conocimiento entendido en términos kantianos, que otorga propiedades gnoseológicas a quien ha hecho un esfuerzo espontáneo por producir el conocimiento. Mientras que el enfoque transdisciplinar concibe a los discursos científicos como agenciamientos colectivos de enunciación, que provienen del aumento de dimensiones de una multiplicidad que cambia de naturaleza, diluyendo al sujeto cognoscente en las prácticas subjetivas con dimensiones sociales, dando paso a una nueva figura de la subjetividad: el individuo social (Del Búfalo, 1999), capaz de una nueva manera de relacionarse, en un espacio liso, heterogéneo, sin puntos fijos, de variaciones continuas, formado por eventos más que por cosas.

Partiendo de la anterior concepción del saber transdisciplinario, se hace necesario que la revisión teórica se desplace de los compartimentos estancos disciplinares hacia las prácticas sociales donde se configuran los individuos como sujetos sociales y que se cargue de sentido político.

El fin de la ciencia convencional, lineal, obliga a la reconstrucción de la actitud científica para dar paso a enfoques emergentes que insisten en la discontinuidad, en la diferencia y en una nueva sensibilidad ética y social, que cuestionan el modo de conocer dominante en las ciencias occidentales basado en la objetividad, verdad y verificación empírica como método único de acercamiento a lo real.

El pensamiento transdisciplinar plantea que la ciencia no es única, que los resultados de la actividad científica deben tener una vinculación con la vida cotidiana y subjetiva de las personas, que la ciencia como actividad humana supone una interpretación desde la óptica de quien la realiza y que los estados afectivos de los sujetos sociales pueden modificar, afectar y alterar los procesos cognitivos, por lo que todo conocimiento no remite a un hecho puro sino a una interpretación.

Antes estos desafíos, lo que está en crisis es el paradigma positivista de las Ciencias clásicas y sus modos de conocer pero no un nuevo paradigma epistémico que en su multiplicidad y descentramiento concibe una ciencia más humana, más humilde, más relativa y más crítica. (Martínez, 1999)

En el campo de las Ciencias de la Comunicación el salto hacia lo transdiciplinar, ha significado en las dos últimas décadas no sólo el cuestionamiento del paradigma del modelo de comunicación unilateral de Laswell sino un enriquecimiento téorico- práctico de la investigación devenido de enfoques de la antropología, la historia, la economía política, la etnografia y la sociología crítica que han comenzado a interrogar los problemas de la comunicación desde otras ópticas como la de los movimientos culturales y las mediaciones simbólicas, porque más que desde los objetos (medios) o desde los sujetos (emisores/receptores) se aborda el problema de las subjetividades y los discursos sociales.

2. – LA EMERGENCIA DE UN NUEVO NEOPOSITIVISMO EN LAS CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN
Sin embargo, el campo de la comunicación no escapa a las contradicciones que plantea la crisis de los paradigmas, y los avances teóricos logrados con enfoques más abiertos y flexibles se han visto acompañados de la aparición de planteamientos que devienen de una matiz teórica neopositivista, la cual ha resurgido a mediados de los setenta y se ha extendido en las décadas de los ochenta y los noventa con los enfoques gerenciales y la comunicación organizacional, así como con la teoría informacional, derivada de la cibernética, aplicada al estudio de los procesos de transmisión de información mediante computadoras.

En el fondo de esos enfoques se encuentra la teoría general de los sistemas, del biólogo Ludwing Von Bertalanffy (Mattelart, 1997:44), según la cual la información y sus procesos de transmisión y control en el seno de las organizaciones contribuyen a que los mismos funcionen, se regeneren, se institucionalicen y sobrevivan. Al trasladar el concepto de sistema a las organizaciones sociales y al pensar que todos los sistemas bien sea físicos, biológicos, psicológicos y sociales tienen características similares y pueden trabajar con un mismo modelo de análisis se confluye con las propuestas funcionalistas de la teoría de Talcott Parsons sobre los sistemas.

Según Lilienfeld (1984), la teoría de los sistemas concibe que el estado característico de los sistemas abiertos es su constante interacción con el entorno, con el cual mantiene una situación constante de equilibrio a pesar de que las entradas y salidas de información al sistema pudiesen producir transformaciones en sus partes. El concepto de estado constante de todo sistema abierto, es tomado de las leyes termodinámicas de la física, según las cuales el equilibrio de un sistema, su permanencia en un estado constante a pesar de estar abierto al entorno, depende fundamentalmente del suministro de energía. En el fondo todo enfoque sustentado en la teoría de los sistemas busca siempre el equilibrio.

En una visión más moderna, Niklas Luhmann aporta su teoría que considera a la sociedad como un sistema abierto que comprende no sólo los procesos evolutivos del hombre sino su proyecto de futuro, como un sistema dinámico pleno de significaciones dialógicas pero acompañado de un desarrollo tecnológico que si bien presenta peligros para la especie humana también contiene la esperanza y el futuro de la misma. (De Oliveira, 1992).

Aunque Luhmann busca abordar lo social de una manera más integral que las teorías clásicas lo hace desde la propuesta de la teoría de los sistemas, según la cual la sociedad es un sistema que se autogenera y autorreproduce, un sistema complejo integrado no tanto por individuos sino por la comunicación y determinado por la producción de sentido (Burkle, 1994:127-141).

El cientificismo sistémico que acompaña este pensamiento y que busca abordar la globalidad, las interrelaciones de los elementos que conforman al todo y la complejidad de los sistemas como conjuntos dinámicos y cambiantes, aplicado al campo social penetró primero en las ciencias políticas para luego incursionar en el campo de las ciencias de la comunicación a partir de Laswell, cuando se estudia cómo los medios y la información intervienen en la formación de las decisiones políticas y cuando se aborda el problema del feed-back o comunicación de retorno en su función de retroalimentación y regulación del sistema. (Mattelart, 1997).

En la actualidad, ese cientificismo sistémico ha servido de apoyo a teorías sobre las sociedades tecnológicamente avanzadas que analizan las innovaciones sociales y los procesos informáticos y electrónicos producidos en la sociedad de la información y a teorías sobre el análisis sistémico de las organizaciones modernas y sus estudios gerenciales; las cuales continúan dependiendo fuertemente de las derivaciones teóricas de la biología y la física al considerar a la categoría “sistema” como una realidad fija, determinada por funciones y disfunciones controlables, que aunque en sus visiones más progresistas incluyen al concepto de “sistema abierto”, y con ello plantean una divergencia con la física clásica, no transgreden la matriz teórica propia del pensamiento científico positivista.

3. – LAS TEORÍAS CONVERGENTES, LA TRANSGRESIÓN DE PARADIGMAS Y LAS APROXIMACIONES DIALÉCTICAS
Frente a ese resurgir de un nuevo neopositivismo que acompaña a las visiones optimistas sobre la cultura organizacional y el papel del crecimiento exponencial de la información en las sociedades modernas, sobre todo con el desarrollo de las tecnologías de la información, aparece un nuevo pensamiento más holístico y global que en su oposición con el positivismo modernista busca radicalizar la reflexión y aboga por un pluralismo metodológico.

En los años noventa, la fuerza del pensamiento posmodernista en las Ciencias Sociales parece tender hacia esa dirección, la de la confluencia, la interdisciplinaridad, la del alejamiento de la racionalidad científica encerrada en las fronteras del positivismo lógico, la de la vuelta de la ciencia hacia la vida humana, la de la reflexión profunda para derrumbar o validar viejos argumentos.

Esa “síntesis creativa”, según la definición de Enrique Sánchez (1992) se sustenta en la teoría de las apropiaciones dialécticas, en la reflexión teórica, en el pluralismo disciplinario y en la confluencia metodológica como vías para comenzar una tarea de recomposición del pensamiento científico del siglo XXI que deberá arrancar de la transgresión de teorías paradigmas, modelos y enfoques metodológicos para poder iniciar la construcción de otras teorías con fundamentos filosóficos, éticos y epistemológicos críticos, desde lo real-global y con enfoques más holísticos, integrales y sinérgicos.

Los riesgos que implican esa nueva aproximación a la realidad desde una perspectiva distinta, nos obligan como investigadores de la comunicación a retomar la investigación teórica para ejercer una vigilancia epistemológica que hoy resulta fundamental para reconstruir los campos del saber comunicacional que han estado fuertemente influenciados por enfoques metodológicos y teóricos propios del neopositivismo.

Por su parte, la confluencia de nuevos enfoques en la constitución de paradigmas transdiciplinarios en el campo de la comunicación nos plantea la necesidad de mantener una apertura para mirar los fenómenos comunicacionales desde la historia, la cultura, la economía, la antropología y en ese juego de apropiaciones dialécticas poder acercarnos a problemas concretos que nos permitan una reflexión teórica más humanizada y menos instrumental.

La corriente de investigación latinoamericana ha empezado a llamar la atención sobre la necesidad de indagar la realidad comunicacional sin miedo a las aproximaciones empíricas, útiles para contrastar teorías, sin olvidar por ello las visiones críticas, de reconstrucción; en este planteamiento han coincidido los mexicanos Enrique Sánchez (1997), Raúl Fuentes (1997) y José Carlos Lozano (1994), entre otros.

Incluso, Sánchez y Fuentes han mantenido un interesante debate sobre los retos de la investigación de la comunicación mexicana, que podrían ser perfectamente aplicados a la investigación latinoamericana en general. Por una parte, Sánchez (1992), valiéndose de su concepto de “síntesis creativa”, plantea la idea de que lo que hace falta en estos tiempos de incertidumbres, de no verdades acabadas, es el equilibrio metodológico que permita proponer articulaciones creativas y críticas entre diversos enfoques, teorías, disciplinas y puntos de vistas que ayuden a conocer y comprender mejor la comunicación humana (Sánchez, 1997:55), aunque plantea que en los estudios mexicanos de la comunicación lo que se observa es una disciplinarización de los enfoques hacia la sociología.

Por su parte, Fuentes (1997), habla más de la postdisciplinarización de los estudios mexicanos y sostiene que frente a los retos más que de rescatar la disciplinaridad en la investigación de la comunicación, se trata “de construir por encima de las disciplinas sociales dominantes, una síntesis de conocimiento que supere los límites entre especialidades cerradas y jerarquizadas (…) cuya legitimidad académica y social dependa más de la profundidad, extensión, pertinencia y solidez de las explicaciones que produzca, que del prestigio institucional acumulado por un gremio encerrado en sí” (Fuentes, 1997:220).

Pero, para lograr esa síntesis no solamente hace falta que en América Latina se comiencen a proponer concepciones epistemológicas y teóricas propias, sino que se rescate la investigación empírica sobre problemas concretos de la comunicación, a modo de poder consolidar alternativas de conocimiento que transformen nuestra realidad. En este intento resulta, además, fundamental recurrir a múltiples enfoques de las ciencias sociales y al traspase de las fronteras anteriormente delimitadas para cada una de sus disciplinas.

En este punto resulta útil proponer para el debate no sólo el concepto de “postdisciplinaridad” utilizado por Fuentes, quien indica haberlo tomado de sociólogos como Giddens, Bourdieu y Thompson, sino el concepto de “transdisciplinaridad” como es entendido por Deleuze y Guattari (1994) -el cual fue apuntado en la primera parte de este trabajo por el filósofo venezolano Enzo Del Búfalo- quienes lo conciben como una multiplicidad de saberes que no tienen límites, ni principio ni fin, hecho de conjunciones y de entrecruces, que buscan subvertir los dogmas y paradigmas legitimados por el pensamiento científico occidental.

Notas y referencias
– BÚFALO, Enzo del (1999). “El Triunfo de la economía de mercado y el ocaso de la teoría pura”. Ponencia presentada en el Seminario ¿Fin de la Ciencia?. CIPOST/Instituto de Filosofía del Derecho. LUZ. Maracaibo, 7 y 8 de Mayo.
– BURKLE: B, Martha (1994). “La Comunicación: constitutivo esencial de la sociedad. Una aproximación a la propuesta luhmanniana”. En: OROZCO, G (Coord). Perspectivas para el análisis de los procesos de recepción televisiva. Cuadernos de Comunicación y Prácticas Sociales Nº 6. Universidad Iberoamericana. México. Pp.127-141.
– DELEUZE, G y GUATTARI, F (1994). Mil Mesetas. Edit. Pre-textos. Valencia-Venezuela.
– FUENTES, Raúl (1997). “Retos disciplinarios y postdisciplinarios para la investigación de la comunicación”. En: Revista Comunicación y Sociedad, Nº 31. Universidad de Guadalajara. México, Septiembre-Octubre.
– LIlLIENFELD, Robert (1984). Teoría de Sistemas. Trillas. México.
– LOZANO, José C (1994). “Hacia la reconsideración del análisis de contenido en la investigación de los mensajes comunicacionales”. En: CERVANTES, C y SÁNCHEZ, E (Coords.). Investigar la Comunicación. CEIC/universidad de Guadalajara/ALAIC. México.
– OLIVEIRA CARDOSO, Onésimo de (1992). “Os paradigmas no ensino da comunicaçao: a transgressao epistemològica”. En: Revista Comunicaçao & Sociedade, No 17. Instituto Metodista de Educación Superior. Sao Paulo-Brasil.
– MARTÍNEZ, Miguel (1999). Conferencia dictada en el Seminario ¿Fin de la Ciencia? CIPOST/Instituto de Filosofía del Derecho. LUZ. Maracaibo, 7 de Mayo.
– MATTELART, Armand (1997). Historia de las teorías de la comunicación. Paidós. Barcelona-España.
– SÁNCHEZ, Enrique (1992). Medios de difusión y sociedad. Notas críticas y metodológicas. CEIC/Universidad de Guadalajara. México.
– SÁNCHEZ, Enrique (1997). “Algunos retos para la investigación mexicana de comunicación. Una reflexión personal”. En: Revista Comunicación y Sociedad, Nº 30. Universidad de Guadalajara. México.
– VEGA, Aimée (1999). “Los medios de comunicación en el nuevo orden”. En: Noticias de Comunicación (Noticom), Nº 10. Edit. Bosch. Barcelona- España, disponible en http://comunicación.boschce.es.

 

Revisado y actualizado por: Lic. Mariela C. Z. (13/01/03)