Palabras claves: BALONES/ DEPORTE/ HABITOS MOTORES
Título: Balones de futbol
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Texto Completo:
Observando las distintas estadísticas alcanzadas en el lanzamiento de tiros libres por equipos nacionales de Argentina y Cuba en las últimas competencias internacionales, así como también en los principales equipos argentinos de la Liga Nacional “A”, podemos reconocer una gran falla en los porcentajes de enceste, de un lanzamiento que debería ser automático y con pocas posibilidades de error.
Después de haber realizado un relevamiento de las posibles causas que pueden llevar a los jugadores a estos bajos promedios de efectividad en el tiro libre, he centrado mi interés en el estudio de una variable que no ha sido tenida en cuenta en otros estudios similares: el tipo de balón que se utiliza en las categorías formativas, en especial en la categoría de 13 – 14 años, dónde se comienza a automatizar esta técnica, con un balón, a mi entender, inadecuado para la edad, por tamaño y peso.
El objeto de esta investigación es determinar cuáles son las dimensiones adecuadas de un balón de baloncesto, que se corresponda con las características morfológicas – funcionales de las categorías 13 y 14 años.
También se analiza en este trabajo la influencia que tienen los balones: 701 (74 centímetros de circunferencia y un peso de 550 gramos); 404 (70 centímetros de circunferencia y 540 gramos de peso); 705 (74 centímetros de circunferencia y 550 gramos de peso); y el, 303 (78 centímetros de circunferencia y 600 gramos de peso), para la efectividad del tiro libre con una mano y la ejecución técnica del movimiento.
La necesidad de este trabajo está dada por las razones de que, desde que se creó el minibásquetbol en 1963 por Jay Archert, se establecieron una serie de parámetros que reglamentaba esta actividad en lo que se refiere a: tipo de balón a utilizar, área de juego y altura del aro; parámetros que se corresponden con las categorías 7 – 8, 9 – 10, y 11 – 12 años. Pero lo que actualmente no se encuentra establecido es el balón adecuado para la categoría 13 – 14 años, teniendo en cuenta los aspectos que se estudian en este trabajo, sino que no se ha realizado un paso progresivo jugando la categoría de 13 años con el mismo balón que los chicos de las categorías 9 – 10, y 11 – 12 años, con algunas adaptaciones en cuanto al tiempo de juego de los partidos, en tanto que los chicos de 14 años ya utilizan directamente el balón que se utiliza en las categorías superiores.
Considero que este salto del minibásquetbol a las categorías infantiles, no está bien realizado en lo que se refiere al uso del balón, lo que trae como consecuencia que el jugador rompa la estructura armónica del movimiento y cree hábitos incorrectos en un aspecto tan fundamental del juego como es el tiro libre, algo que luego se nota en los porcentajes de efectividad de los seleccionados nacionales, en especial en el último mundial.
Este estudio fue realizado con jugadores de baloncesto de la Argentina pertenecientes al Club Estudiantes Unidos de Pehuajó; de las Escuelas de Iniciación Deportiva y de las Escuelas de Especialización Deportiva de Cuba, merced a un trabajo en conjunto con la cátedra Investigación de la Actividad Física del ISCF “Manuel Fajardo”, de La Habana, entre 1998 y 1999.
Para la realización de esta investigación se tomaron las medidas antropométricas de la mano derecha de los atletas comprendidos en la categoría 13 – 14 años, de ambos sexos. También se aplicaron tres tests pedagógicos especiales: uno de tiros libres, otro de ejecución técnica del movimiento, y una observación pedagógica de esfuerzo físico con diferentes balones: Nº: 404, 701, 705 y 303.
Con esta investigación se busca hacer conocer a nuestros técnicos deportivos, a nuestros dirigentes, la relación que debe existir entre categoría y medios a utilizar en el juego; entre mano y balón, ya que es el medio fundamental dentro del juego, por lo cual es de gran importancia que se lleve a cabo de forma dialéctica esta relación, lo que asegurará un desarrollo técnico más dinámico.
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B – Fundamentación |
Problemática de la investigación:
Analizando los factores reales, motrices y de precisión, relacionando centros superiores y movimientos finos, en los juegos con pelotas, vemos que la mano es un factor decisivo de precisión; y que el centro de la mano junto a la pinza digital conformada por el dedo pulgar y el índice guía el resto de los dedos, mano y hasta el tercio inferior del antebrazo, en la ejecución de los movimientos.
En nuestro estudio, analizamos la utilización de la mano y el tamaño de un balón, independientemente al hecho de saber cómo tirar al cesto, recibir, pasar, etc. Consideramos que precede al saber cómo lanzar el aspecto concreto de saber: ¿Cómo puedo hacerlo con un balón que supera en límites de capacidades el diámetro de mi mano? ; y pero aún: ¿Cómo puedo realizar un tiro correcto técnicamente al cesto y anotar tantos para mi equipo, con un balón que supera el diámetro de mi mano?.
En los deportes en que la mano tiene que contactar con la pelota y se requiere precisión para encestar, la relación mano – balón tiene que resultar lógico en cuanto a la forma correcta de lanzar. Por lo tanto, para lograr el desarrollo de la dominancia de la precisión en el encestar, dirigido por la pinza digital, con el apoyo del resto del soporte, con relación a la fuerza a emplearse, y que el movimiento funcione como un abanico, es que se hace necesario colocar el brazo en la forma correcta.
El principal fundamento de haber elegido como prueba el lanzamiento de tiro libre con una sola mano, y no con dos, es que desde el punto de vista técnico, el brazo tirador es el encargado de la dirección y precisión del balón en el lanzamiento, en tanto que el otro brazo, solo brinda apoyo al balón, pero no actúa en la impulsión del mismo hacia el cesto.
Uno de los principales errores que comete el jugador en el momento de lanzar es separar el codo del brazo lanzador de la dirección de lanzamiento, es decir, su codo no apunta al cesto, sino que se encuentra ligeramente desviado del objetivo, lo que trae aparejada una descomposición de las fuerzas que impulsan el balón. Más aún, si por lanzar con dos manos, el jugador adopta un lanzamiento del tipo del pase de pecho, que resta aún más precisión, no permitiendo especificar cuál es la mano motora principal en el tiro.
Una correcta mecánica del lanzamiento con una mano, es garantía segura de una correcta técnica de lanzamiento en el futuro.
Desde el punto de vista científico – deportivo, se ha demostrado que cuando los equipos de nivel nacional e internacional son capaces de lograr porcentajes de efectividad mayores al 75 % en los tiros libres, sus posibilidades de victoria aumentan considerablemente.
Si tenemos en cuenta lo expresado anteriormente, y también que aún en nuestro baloncesto de alto rendimiento de ambos sexos, independientemente de la técnica deficiente, no muestran una elevada efectividad en los tiros libres, coincidimos en el planteo de que en el baloncesto escolar o de iniciación, el área de juego y los medios que se utilizan deben ser proporcionales con la edad o categoría de los atletas.
Esto es debido a que el atleta, ya en edades tempranas, comienza a fijar los elementos fundamentales de la técnica, y si en esta edad no emplea los medios adecuados que se adapten a sus características anatómicas – funcionales, fijará hábitos incorrectos en determinados fundamentos técnicos del juego.
Somos de la opinión de que la categoría 13 – 14 años, tiene características especiales ya que en esta edad se presenta la pubertad, la cual trae consigo una disminución colectiva de sus cualidades motrices, observándose una disminución colectiva de sus cualidades motrices, y una disminución pasajera del desarrollo motor. Esto puede manifestarse de forma tal, que en muchos casos, hay inseguridad en la ejecución de los movimientos; los movimientos de brazos y piernas no se presentan correctamente; los movimientos normales son acompañados por movimientos innecesarios adicionales.
También, el empleo de la fuerza no está en correspondencia con la tarea motriz, ya que los movimientos se realizan con excesiva tensión muscular habiendo, en parte, una excesiva contracción de los antagonistas, de forma tensa y crispada, lo que genera movimientos evidentemente antieconómicos.
Otras características motrices de esta etapa particular del desarrollo motor del adolescente se caracterizan porque se capta de forma más racional el desarrollo del movimiento, pero con más tosquedad en las ejecuciones, ya que éstos, que antes habían alcanzado un nivel avanzado de armonía, equilibrio, y suavidad, sus gestos se vuelven más toscos y primitivos. Existe también, un menoscabo de la seguridad de gobierno, debido a que en muchos casos, los movimientos de las extremidades son, con frecuencia, desordenados y desviados.
Se tiene la impresión de que el atleta ya no domina por completo sus extremidades; tampoco se ajustan los movimientos de brazos y piernas al movimiento general, los cuales no son lo suficientemente exactos para realizar una acción seguridad y precisión.
Por otra parte, esta categoría de 13 – 14 años, que es intermedia entre los 11 – 12 años, y los 15 – 16 años, y presenta diferencias significativas respecto a las categorías cadetes, juveniles y primera, pero usa el mismo balón de 600 gramos y 78 centímetros de circunferencia, que estas divisionales.
Ahora bien, al utilizar el jugador un balón que no le permite, por su diámetro, un agarre correcto para la realización del tiro libre a una mano, y por otro lado, por su peso, se desvirtúe la técnica por ejecutar el lanzamiento por uso de la fuerza, por encima del gesto técnico, esto provocará que se rompa la estructura armónica del movimiento.
De esta forma, no realizará una ejecución técnica correcta, y por lo tanto, sus tiros libres no serán efectivos, lo que irá formando hábitos incorrectos en la dinámica del movimiento.
Si vemos que el porcentaje de efectividad en el lanzamiento de tiros libres de la Argentina en el mundial de Grecia 1998, se ubicó en la última posición sobre los ocho finalistas con un porcentaje de sólo 59, 5%, al convertir 122 tiros libres de los 205 intentados, contra 74, 1 % del seleccionado español, quien convirtió 195 de sus 263 lanzamientos de tiros libres, podemos entender la importancia del aspecto que trata de develar este estudio.
El seleccionado cubano junior promedió el 60 % de efectividad de tiros libres en los últimos Juegos Centroamericanos, en tanto que el seleccionado cubano mayor tuvo un promedio de sólo 62 %, lo cual indica también muy bajos porcentajes de enceste en estos dos países sobre los cuales se realizó el estudio en cuestión.
Considero que el eje principal de esta baja efectividad en los tiros libres de los seleccionados nacionales de Argentina y Cuba, así como de los mejores equipos de la Liga “A” y del T.N.A. de Argentina, tienen relación directa con el tipo de balón utilizado por estos jugadores en su etapa formativa de los 13 – 14 años.
Por esta razón es que intentaré encontrar cuál es el balón más apto para esta categoría, con el objeto de revertir estos porcentajes de efectividad en el futuro.
La presentación esta investigación ha cumplido algunas etapas que consideramos necesaria describir:
- En la parte fundamentaciones de la investigación, se realiza un pormenorizado estudio y descripción de los distintos caminos que recorre la técnica para convertirse en una praxis y en un automatismo, así como también se hará una amplia descripción de los distintos conceptos existentes sobre la técnica deportiva en la actualidad.
- En esta misma sección, haremos un análisis de los aspectos técnicos del lanzamiento de tiro libre, con sus errores más frecuentes y los aspectos kinesiológicos del lanzamiento.
- Una vez sentadas las bases metodológicas del estudio, pasaremos al desarrollo de la investigación en sí, con la explicación de los pasos experimentales utilizados por el investigador.
- Una vez finalizada la parte de recolección de datos, presentaremos los resultados estadísticos y su interpretación.
- Finalmente, daremos a conocer las conclusiones y propuestas de nuestra investigación, para mejorar el rendimiento de nuestros equipos nacionales en el futuro, en esta técnica tan importante dentro del juego del baloncesto moderno.
B.1. Análisis biomecánico y teórico del concepto de técnica deportiva:
Siendo este trabajo, una investigación destinada a favorecer el aprendizaje de una determinada técnica deportiva (el lanzamiento de tiros libres en el básquetbol), considero importante realizar una presentación y desarrollo de algunos conceptos que hacen a una mejor comprensión de la misma.
B.1.1. Definición de técnica deportiva:
La técnica deportiva es una componente importante en todas las facetas de las actividades deportivas y en el desarrollo del rendimiento.
Como técnica se entiende en el deporte, según Grosser y Neumaier, a:
- El modelo ideal de un movimiento relativo a la disciplina deportiva. Este “movimiento ideal” se puede describir, basándose en los conocimientos científicos actuales y en las experiencias prácticas, verbalmente, de forma gráfica, de forma matemático – biomecánica, anatómico – funcional y de otras formas.
- La realización del “movimiento ideal” al que se aspira, es decir, el método para realizar la acción motriz óptima por parte del deportista.
Las limitantes de la técnica deportiva son los siguientes:
- Los mecanismos directivos del sistema nervioso central;
- Las capacidades cognoscitivas – sensoriales (por ejemplo, la percepción, la imaginación del movimiento, la anticipación, el pensar, la cinestesia);
- Las circunstancias anatómicas – funcionales;
- Las leyes mecánico – deportivas;
- Los síntomas psíquicos;
- Las capacidades de la condición física (por ejemplo, la utilización de la fuerza, rapidez/velocidad de movimiento, flexibilidad, resistencia);
- El nivel de desarrollo y aprendizaje motor (sobre todo las fases sensitivas);
- Las reglas del deporte en cuestión; y,
- El entorno y los demás condicionantes.
Según Grosser y Neumaier (1986) una técnica deportiva es la “imagen ideal” de una secuencia de movimientos. Está basada en conocimientos científicos, reflexiones teóricas y experiencias prácticas a las que el deportista pretende llegar armonizando las fuerzas internas y externas. En todos los casos, conseguirá solamente una “técnica personal” que corresponde a sus capacidades y condiciones individuales (por ejemplo, su altura, su constitución, su capacidad motora y otras).
En la tradición de la teoría del entrenamiento, el entrenamiento técnico generalmente se lo ha tratado y equiparado de acuerdo con las bases teóricas del aprendizaje motor (Martin, 1977 y 1979; Letzelter, 1978; Grosser y Neumaier, 1982; Harre, 1985). Esto es comprensible por cuanto la elaboración, el aprendizaje o el desarrollo de una técnica deportiva tienen mucho en común con el aprendizaje motor. Pero la teoría del aprendizaje motor sólo puede servir en parte como modelo explicativo de toda la gama de características del entrenamiento de la técnica.
B.1.2. Los hábitos motores y sus particularidades:
Según N. G. Ozolin, “… El dominio de la técnica deportiva se realiza en el procesos e aprendizaje según el siguiente esquema: primeramente, en el deportista se crean representaciones motoras; después vienen los intentos por realizarlas prácticamente, y más tarde, por medio de las repeticiones de lo estudiado, se adquiere el conocimiento que, posteriormente, habrá de convertirse en un hábito motor.”.
La técnica de los movimientos elementales se obtiene, normalmente, siguiendo ese esquema. Durante la enseñanza de los movimientos complejos hace falta regresar una y otra vez a la creación de representaciones motoras, adquirir conocimientos, vincular entre sí los elementos ya fijados de la técnica, etc. Es por ello que el esquema indicado tiene sólo un carácter general, que fundamenta la orientación del aprendizaje, Se sabe que desde su nacimiento el hombre dispone de mecanismos neuromusculares para crear y coordinar sus movimientos. Sin embargo, según I. M. Sechenov y L.A. Orbeli, “… domina los movimientos voluntarios como resultado del aprendizaje, cuya necesidad viene dada por las exigencias vitales…”.
N. G. Ozolin destaca que “… Los movimientos realizados por primera vez, y en mayor medida, las acciones complejas, en su casi totalidad son insuficientemente perfectos. El hombre, apoyándose en la memoria y en las experiencias adquiridas, realiza los movimientos cada vez mejor. Durante las múltiples repeticiones se establece un vínculo firme entre los procesos nerviosos, los cuales se sistematizan y, al final, se forma un estereotipo dinámico, es decir, un sistema equilibrado de procesos interiores. Esto condiciona, entonces, la transformación del conocimiento en un hábito motor.”
Imaginemos, entonces, las incorrectas relaciones nerviosas que se causa a todo este sistema neuromuscular durante la fijación de una técnica deportiva (el lanzamiento de tiro libre en nuestro caso), si el elemento que se utiliza no es el adecuado para las particularidades de la pinza digital del jugador.
N. G. Ozolin asevera que “… Se sabe que, en presencia de un hábito, el movimiento o la acción se puede repetir en forma bastante estereotipada. Es comprensible que un semejante estereotipo exterior sea el resultado del carácter estereotipado del sistema de los procesos nerviosos que condicionan, no sólo la construcción y coordinación del movimiento, sino el correspondiente despliegue de fuerzas, así como de la velocidad, de la resistencia, y de la actividad volitiva del deportista y de todas las funciones de los órganos y sistemas relacionados con la realización de un hábito motor en determinadas condiciones exteriores.”.
Si la creación de este estereotipo exterior que señala Ozolin, se realiza sobre la base de informaciones que produce el sistema nervioso ante la presencia de un implemento no adecuado en peso y diámetro de circunferencia para la pinza digital del deportista, se producirá la creación de un hábito motor incorrecto, que luego demandará mucho esfuerzo por corregirlo.
Como ya hemos señalado, la formación de un hábito motor comienza con la creación de la representación del ejercicio estudiado. En este caso, desempeña un papel importante la experiencia motriz previa. La base de la experiencia motriz se encuentra en la multitud de hábitos motores que se han formado previamente. Es por ello, que M. A. Alekseiev indica que “… No hay hábito del hombre maduro que sea absolutamente nuevo.” Por lo tanto, podemos inducir que los bajos porcentajes de conversión de los tiros libres en nuestros deportistas y en los jugadores cubanos, se deba, en parte, a hábitos motores mal desarrollados en su etapa formativa.
B.2. La automatización del movimiento deportivo:
N. G. Ozolin señala que: “… Cada movimiento voluntario y cada acción del deportista están siempre dirigidas por él a alcanzar un determinado objetivo”.
Hay que destacar la asombrosa “obediencia” del aparato motor del hombre, de su voluntad. La explicación de esta obediencia se desprende del mecanismo fisiológico del hábito motor. I.M. Sechenov decía que: “… Todos los movimientos se encuentran supeditados a la voluntad, una vez que los mismos han sido estudiados.” En este caso, cuando más estudiado esté el movimiento, más fácilmente se supeditará a la voluntad. I. M. Sechenov subrayaba que: “… El dominio de la voluntad, en todos los casos, se extendía sólo al comienzo del acto motor o al impulso hacia él, y a su terminación, mientras que el movimiento mismo transcurre sin ninguna intromisión ulterior de la voluntad en los “detalles de mecánica”, puesto que se trata de la repetición de lo que ha venido haciéndose miles de veces”.
Según Rigal, Paoletti y Portmann,: “el movimiento automático resulta de la transformación, por su repetición, de una actividad primitivamente voluntaria, en una actividad cada vez mejor coordinada no imprescindiblemente necesitando, en su desarrollo, la intervención de la conciencia y de la atención. Sin embargo, el principio y el final del movimiento automático son voluntarios. Los movimientos voluntarios son regulados, en gran parte, por el sistema extrapiramidal”.
El paso del movimiento voluntario al movimiento automático plantea numerosas cuestiones, algunas relativas a la retención o memorización de los efectos positivos o negativos de una acción motriz intencional, otras que conciernen a la forma en que los automatismos intervienen y se desarrollan en actos motores complejos de adaptación.
Le Bouch ha propuesto un modelo de hipótesis explicativa sobre el paso del movimiento voluntario al movimiento automático, Se refiere a algunas distinciones funcionales entre el SMP y SMEP. Según el autor: “… El aspecto control continuo del movimiento voluntario es irradiado sobre las aferencias que pasan por el tálamo específico y allí, una vez interpretados en el cortex asociativo, inducen la correlación intencional del acto. Lo cualitativo es utilizado para significar que el papel del tálamo, al principio sería transmitir al cortex sensible la información en su integridad. Después, con la repetición del acto, el tálamo adquiere un papel de integración, es decir, de interpretación de los datos sensoriales y se convierte en específico en el sentido de permitir a las estructuras subcorticales originar una respuesta casi global de adaptación”.
Según Paoletti,: “… Cuando los engramas, a los que se puede denominar esquemas, patrones o modelos teóricos, son traducidos, punto por punto, bajo forma de movimientos, se habla de automatismos”. Si bien, desde que la respuesta motriz ha sido concebida, el engrama interviene en la programación, y el automatismo, se manifiesta en el desarrollo de la respuesta motriz.
Para Paoletti,: “… El concepto de praxia recubre los aspectos ideo – motor y motor de la respuesta motriz, y hace referencia, a la vez, al aspecto consciente de la iniciación y del control voluntario (si es necesario) y al aspecto automático del control del acto. Las praxias representan sistemas de movimientos coordinados en función de un resultado o de una intención que son el resultado de una experiencia individual que se oponen a coordinaciones innatas”. Bajo este concepto, el lanzamiento que estudia esta investigación es una praxia, y en su constitución como automatismo, se recorren todos los caminos neuro – fisiológicos descriptos, para la conformación de la misma.
Corrientemente se define la automatización como: “La realización de una actividad acostumbrada sin la intromisión de la voluntad del hombre” (B. M. Teplov, 1951; I. T. Ogorodnikov y P. H. Shimbiriov, 1950; S. M. Rubinstein, 1946 y, A. T. Puni, 1949).
Según Munn,: “”…El hábito es un producto terminal del aprendizaje y por ello se opone a los automatismos innatos y a la improvisación motriz en presencia de una situación nueva. Cuando el hábito motor es suficientemente complejo como para exigir la puesta en juego de movimientos coordinados, se le puede dar el nombre de habilidad motriz”.
Siguiendo con el concepto de Munn, el lanzamiento al cesto en el baloncesto, es una habilidad motriz, y por lo tanto se adaptan a su adquisición todos los procesos neurológicos que el autor formula en su obra.
Según Le Bouch,: “…La expresión neurológica praxis es, poco más o menos, sinónimo de habilidad motriz y designa sistemas de movimientos coordinados en función de un resultado o de una intención. Esta adquisición puede provenir de la experiencia del sujeto o de la educación”.
La automatización en los actos del deportista desempeña un papel muy importante. El hecho que durante la realización de un ejercicio no haga falta preocuparse de su construcción, permite que el deportista concentre su atención en la obtención del mejor resultado. La insuficiente automatización en la construcción y coordinación de los movimientos empeora los resultados. El deportista que aspira a implantar una nueva marca, a triunfar y tiene, además, que preocuparse por la observación de la corrección de la técnica, se dispersa en la utilización de la voluntad, y como muestran las experiencias, es incapaz de desplegar todas sus posibilidades potenciales.
A pesar de la automatización en la construcción y la coordinación de los movimientos, hace falta siempre recordar, el gran papel de la conciencia en los hábitos motores de los deportistas. Tiene gran significación el control por el deportista de sus movimientos y la introducción de correcciones en ellos. Pero, según Ozolin hay, ante todo, que decir algo sobre: “…Los esfuerzos volitivos y conscientes orientados a la realización de ejercicios físicos y a la obtención de los mejores resultados”.
Por último, consideramos importante señalar algo sobre las transformaciones conscientes de los hábitos motores en relación con las condiciones externas. Para lograr la mayor efectividad en las acciones, los deportistas se ven obligados, frecuentemente, a adaptar su técnica a las nuevas condiciones exteriores. Por ejemplo, durante la práctica del lanzamiento la técnica se fija primero en condiciones ideales, sin ningún tipo de interferencia externa. En un segundo paso, comenzarán a aparecer algunas condiciones externas que buscarán dificultar el lanzamiento (adversario pasivo, activo) para que el deportista adapte su técnica de lanzamiento a las condiciones reales del juego.
Según Ozolin,: “Es imposible recorrer correr por un camino nuevo con los ojos vendados, lo que constituye una clara demostración de la necesidad de las modificaciones conscientes de los hábitos motores”.
Aquí hablamos tan solo de una parte de la regulación de ellos a través de la conciencia. Muchos datos sobre el papel de las correcciones sensoriales, sobre el mecanismo de autorregulación de los movimientos del deportista, en conjunción con los órganos de los sentidos.
A.N. Krestovnikov y sus colaboradores estudiaron el papel de los órganos de los sentidos en los deportistas y mostraron: “La considerable alteración que sufre la coordinación motora durante la inhibición de alguno o varios sistemas aferentes”. Se señaló la importancia que desempeña la vista en los ejercicios realizados por el deportista. Durante el aprendizaje de la técnica deportiva, según Ozolin,: “Los alumnos no ven bien sus movimientos, pero deben ver el campo espacial en el cual actúan. La relación orgánica de los hábitos motores de los deportistas, con el medio exterior, en gran medida se encuentra condicionada y se realiza por la visión periférica, por lo que, normalmente, no exige atención alguna”.
La información que enviarán estos sistemas aferentes al sistema nervioso central se verá condicionada no sólo por el campo espacial en que el deportista debe actuar, sino también por el tipo de material a utilizar, en el desarrollo del hábito motor.
Las sensaciones cinestésicas tienen la más alta significación para el control de los movimientos. Esto es comprensible debido a que dichas sensaciones son producidas por los propios movimientos.
Se sabe que el hombre que tiene los ojos tapados puede juzgar sobre la posición del cuerpo y sobre sus movimientos. En este caso, es incluso consciente, por así decir, del resultado de la acción de los impulsos aferentes, o sea, siente el movimiento mismo.
Sin embargo, debe saberse que ningún analizador por sí solo puede garantizar un control completo de los movimientos. Por su esencia, todos los analizadores, en mayor o menor medida, contribuyen a controlar la realización de ejercicios; todos ellos constituyen partes de un complejo analizador único.
La capacidad de tener conciencia y sentir sus propios movimientos y el traslado del cuerpo en el campo espacial, brindan al deportista la posibilidad, de juzgar sobre sus cualidades, introducir modificaciones en el curso del movimiento y valorar correctamente la acción, una vez terminado el mismo.
El control de los movimientos tiene una diferencia significativa en el proceso de aprendizaje y en el perfeccionamiento, cuando existe un hábito motor firme. Según Ozolin,: “La atención del atleta se dirige en grado considerable, durante el aprendizaje del ejercicio, a la valoración de la correlación del movimiento con ayuda de sus sensaciones, por medio de la comparación permanente de las representaciones motores con la realización real”.
Naturalmente, en este caso, hay que tomar en cuenta las condiciones exteriores, las cuales, en el proceso de establecimiento del hábito, no deben cambiar en la medida de lo posible. Cuando el hábito motor está formado y afianzado, la agudeza de las sensaciones de los movimientos y traslados en el campo espacial se debilitan considerablemente; los deportistas ya no “escuchan” a sus movimientos y prestan mucho menos atención a las sensaciones, que resultan algo acostumbrado.
Pero cualquier pequeña desviación en el movimiento, el manejar equipos con nuevas propiedades o tener que hacer frente a nuevas condiciones, provocarán que la agudeza de las sensaciones se incremente.
Con el aumento de la maestría, así como al aumentar la acumulación de la experiencia motriz, se perfecciona en los deportistas la capacidad de percibir las desviaciones de la técnica acostumbrada, además de valorar su magnitud y carácter.
Según Ozolin,: “Una importante característica del hábito motor es su carácter firme y estable, que permite al deportista repetir muchas veces la acción estudiada en forma estereotipada”. Mientras más firme sea el hábito, menor influencia tendrán los estímulos del mundo exterior.
A pesar de la automatización en la construcción y la coordinación de los movimientos, hace falta siempre recordar, el gran papel de la conciencia en los hábitos motores de los deportistas. Tiene gran significación el control por el deportista de sus movimientos y la introducción de correcciones en ellos. Pero, según Ozolin hay, ante todo, que decir algo sobre: “…Los esfuerzos volitivos y conscientes orientados a la realización de ejercicios físicos y a la obtención de los mejores resultados”.
También, consideramos importante señalar algo sobre las transformaciones conscientes de los hábitos motores en relación con las condiciones externas. Para lograr la mayor efectividad en las acciones, los deportistas se ven obligados, frecuentemente, a adaptar su técnica a las nuevas condiciones exteriores. Por ejemplo, durante la práctica del lanzamiento la técnica se fija primero en condiciones ideales, sin ningún tipo de interferencia externa. En un segundo paso, comenzarán a aparecer algunas condiciones externas que buscarán dificultar el lanzamiento (adversario pasivo, activo) para que el deportista adapte su técnica de lanzamiento a las condiciones reales del juego.
Según Ozolin,: “Es imposible recorrer correr por un camino nuevo con los ojos vendados, lo que constituye una clara demostración de la necesidad de las modificaciones conscientes de los hábitos motores”.
Aquí hablamos tan solo de una parte de la regulación de ellos a través de la conciencia. Muchos datos sobre el papel de las correcciones sensoriales, sobre el mecanismo de autorregulación de los movimientos del deportista, en conjunción con los órganos de los sentidos.
A.N. Krestovnikov y sus colaboradores estudiaron el papel de los órganos de los sentidos en los deportistas y mostraron: “La considerable alteración que sufre la coordinación motora durante la inhibición de alguno o varios sistemas aferentes”. Se señaló la importancia que desempeña la vista en los ejercicios realizados por el deportista. Durante el aprendizaje de la técnica deportiva, según Ozolin,: “Los alumnos no ven bien sus movimientos, pero deben ver el campo espacial en el cual actúan. La relación orgánica de los hábitos motores de los deportistas, con el medio exterior, en gran medida se encuentra condicionada y se realiza por la visión periférica, por lo que, normalmente, no exige atención alguna”.
La información que enviarán estos sistemas aferentes al sistema nervioso central se verá condicionada no sólo por el campo espacial en que el deportista debe actuar, sino también por el tipo de material a utilizar, en el desarrollo del hábito motor.
Las sensaciones cinestésicas tienen la más alta significación para el control de los movimientos. Esto es comprensible debido a que dichas sensaciones son producidas por los propios movimientos.
Se sabe que el hombre que tiene los ojos tapados puede juzgar sobre la posición del cuerpo y sobre sus movimientos. En este caso, es incluso consciente, por así decir, del resultado de la acción de los impulsos aferentes, o sea, siente el movimiento mismo.
Sin embargo, debe saberse que ningún analizador por sí solo puede garantizar un control completo de los movimientos. Por su esencia, todos los analizadores, en mayor o menor medida, contribuyen a controlar la realización de ejercicios; todos ellos constituyen partes de un complejo analizador único.
La capacidad de tener conciencia y sentir sus propios movimientos y el traslado del cuerpo en el campo espacial, brindan al deportista la posibilidad, de juzgar sobre sus cualidades, introducir modificaciones en el curso del movimiento y valorar correctamente la acción, una vez terminado el mismo.
El control de los movimientos tiene una diferencia significativa en el proceso de aprendizaje y en el perfeccionamiento, cuando existe un hábito motor firme. Según Ozolin: “La atención del atleta se dirige en grado considerable, durante el aprendizaje del ejercicio, a la valoración de la correlación del movimiento con ayuda de sus sensaciones, por medio de la comparación permanente de las representaciones motores con la realización real”.
Naturalmente, en este caso, hay que tomar en cuenta las condiciones exteriores, las cuales, en el proceso de establecimiento del hábito, no deben cambiar en la medida de lo posible. Cuando el hábito motor está formado y afianzado, la agudeza de las sensaciones de los movimientos y traslados en el campo espacial se debilitan considerablemente; los deportistas ya no “escuchan” a sus movimientos y prestan mucho menos atención a las sensaciones, que resultan algo acostumbrado.
Pero cualquier pequeña desviación en el movimiento, el manejar equipos con nuevas propiedades o tener que hacer frente a nuevas condiciones, provocarán que la agudeza de las sensaciones se incremente.
Con el aumento de la maestría, así como al aumentar la acumulación de la experiencia motriz, se perfecciona en los deportistas la capacidad de percibir las desviaciones de la técnica acostumbrada, además de valorar su magnitud y carácter.
Según Ozolin,: “Una importante característica del hábito motor es su carácter firme y estable, que permite al deportista repetir muchas veces la acción estudiada en forma estereotipada”. Mientras más firme sea el hábito, menor influencia tendrán los estímulos del mundo exterior.
Mientras que Ozolin plantea que si un deportista despliega una brillante técnica en los entrenamientos, pero luego fracasa en sus movimientos en la competencia, el origen del problema habría que buscarlo en la insuficiente estabilidad del hábito, mi parecer, con relación al objetivo de esta investigación, es que se debe investigar sobre las condiciones en que fue automatizado ese hábito.
Ozolin señala con notable claridad que: “…La firmeza del hábito motor está fundamentada en los enlaces reflejo – condicionados afirmados en el proceso de repetición; lo aprendido, aquello que se ha hecho costumbre, se modifica con gran trabajo, e incluso, a veces, no puede ser modificado”. Esto implica el gran trabajo técnico que se deberá realizar sobre el hábito del lanzamiento automatizado en condiciones no ideales por el uso de un implemento no acorde a la estructura de la pinza digital del jugador, en las edades de los 13 y 14 años. También afirma el Ozolin, sobre la posibilidad de que el hábito motor no pueda ser modificado, con la consiguiente baja en el rendimiento deportivo posterior en su etapa adulta, el cual se ve reflejado en las bajas estadísticas del seleccionado nacional en el Mundial de Grecia’98, y en muchos equipos de nuestra Liga Nacional.
- B. 3. 1. Niveles de técnica deportiva:
- Principiantes (inicial): Es la fase de la consecución de las formas generales. Al final de esta etapa es capaz de ejecutar el movimiento básico en condiciones simples y favorecidas (por ejemplo dribling en línea recta y sin adversarios), pero aún con defectos. Depende en un gran porcentaje de la condición física. Se aprecian estos detalles:
- Mala aplicación de la fuerza;
- Ejecución tensionada;
- Ritmo defectuoso;
- Volumen inadecuado del movimiento;
- Poca exactitud;
- Pausas en la continuidad.
- Avanzados (intermedio): Puede ejecutar el movimiento casi sin fallas en condiciones externas no muy complejas, en competencia se presentan fallas técnicas, aún en las que se dominan en las condiciones anteriores. Los movimientos especiales pueden ejecutarse en forma separada con armonía y soltura. Se han podido excluir los gestos superfluos o innecesarios y se comienzan a combinar las técnicas adquiridas con otras capacidades, estructurando nuevas capacidades coordinativas.
- Se asimilan mejor las informaciones;
- Regulación del movimiento;
- Precisión en la imagen del movimiento;
- Adecuada dirección del gesto;
- Anticipación motora;
- Buen ajuste con el “Valor previsto”.
- Dominantes (superior): La técnica puede ejecutarse en cualquier condición. El movimiento se realiza en forma automática y cumple las condiciones para buscar cada vez más rendimiento. Se independiza de las condiciones en que se aprendió y se optima la precisión y la economía del movimiento.
- Buena repercusión en la condición física.
- Buena resistencia a la fatiga.
- Rápida automatización de nuevas técnicas.
- Imagen del movimiento muy detallada.
- Al despreocuparse de la ejecución técnica puede concentrarse en la táctica, en la aplicación de las capacidades biomotoras.
- Buena anticipación y superación de los “factores perturbadores“.
- B. 3. 2. Fases sensibles del aprendizaje de la técnica:
La mejor edad según Meinel/Schnabel (1977. 355), para comenzar con el entrenamiento de la técnica deportiva es aquella fase de desarrollo de la edad infantil en la que ha finalizado la fase de maduración del S.N.C. (capacidad, condicionada orgánicamente, de captación y transformación de las informaciones llegadas a los órganos sensoriales), y en la que existe un estado equilibrado entre el crecimiento longitudinal y ancho del cuerpo (relaciones favorables entre brazos de resistencia y de potencia), ofreciendo unas predisposiciones altamente ventajosas para el desarrollo de las capacidades coordinativas en general y para el aprendizaje de las técnicas deportivas (básicas) en particular. Se trata de la fase entre el ingreso en el colegio y el comienzo de la fase puberal, es decir, las edades comprendidas entre los 6 – 7 años y los 12 – 14 años en los niños, y los 10 – 12 años en las niñas. Meinel denomina a la fase de los 2 – 3 años anteriores al comienzo de la pubertad como la ” fase de la mayor capacidad de aprendizaje motor o como la fase sensible“. Precisamente sobre estas edades este que se centra la discusión del tipo de balón a utilizar en la fijación de las técnicas de lanzamiento en el baloncesto.
- B. 3. 3. El entrenamiento de la técnica:
El entrenamiento de la técnica en el baloncesto se realizará mediante un proceso planificado y sistemático deben procurarse experiencias motrices que se acoplarán con una imaginación motriz (imagen del movimiento); una adecuada disposición para aprender (motivación) y un cúmulo de informaciones (retroalimentación)) que permitirán una automatización óptima del gesto deportivo. Este programa motor tendrá como objetivo principal la obtención de la máxima capacidad coordinativa.
- B. 3. 4. La imagen del movimiento:
En ésta, el deportista reúne toda la información referente a la realización del movimiento, tanto externa como propia, que le permita una valor efectivo preciso. En el proceso de formar esta imagen el entrenador debe tener en cuenta:
- Como medios auxiliares se utilizan películas, fotogramas y descripciones verbales, pero la mejor fuente de información es la “propia ejecución“;
- Todo tipo de representación y descripción de la técnica es una reducción de la realidad, con la consiguiente pérdida informativa.
- Para conseguir relacionar la información extrínseca, la ejecución y la percepción subjetiva del movimiento, se debe procurar la reelaboración consciente de la experiencia motora (videos, información del entrenador);
- El desarrollo de la imagen del movimiento se relaciona con la capacidad de percibir no solo la propia ejecución, sino también la de evaluar todo elemento motor y concluir en un razonamiento.
- La descripción inicial de la estructura básica del movimiento ayuda para hacer más efectivo el proceso.
- Según Bauer (1980), el ritmo es un facto fundamental para la fijación de la técnica.
- B. 4. 1. Aspectos metodológicos que hacen a la enseñanza de las técnicas deportivas:
Así como analizamos desde el punto de vista de la biomecánica la estructura de las técnicas deportivas, considero importante realizar un ligero repaso a algunos aspectos metodológicos que tienen que ver con las distintas concepciones que existen en la actualidad sobre cómo abordar la enseñanza de la técnica deportiva en los deportes de conjunto.
Según Blázquez Sánchez, en los métodos tradicionales el privilegio otorgado a la técnica y al entrenador como poseedor del saber, otorga a la explicación y a la demostración un papel clave, como veremos más adelante en el planteo de Nordland sobre la enseñanza del lanzamiento del tiro libre en el baloncesto.
La idea del modelo a imitar que juega el profesor o entrenador ha presidido y preside la formación básica de los cuadros técnicos en el deporte. En efecto, la convicción de que los alumnos aprenden por imitación ha llevado a que el docente deba ser un perfecto demostrador de manera que transmita una imagen perfecta (Nordland). Así, la información adecuada corresponde a la técnica perfectamente ejecutada.
Bonnet argumenta varias razones para justificar la inadecuación de la explicación y la demostración en el principiante (Bonnet, 1983):
- “La visualización de la demostración del otro y/o escuchar las descripciones técnicas no puede traducirse en realización concreta”.
- “El niño/a no ha progresado copiando el gesto demostrado o expuesto por el adulto, sino por la reorganización de su bagaje motor”.
- “La hipótesis de una transición directa de lo visual al acto pretendido constituye, para los debutantes, una especulación propia de las concepciones empíricas”.
Según Blázquez Sánchez, el acondicionamiento del medio, el diseño de situaciones pedagógicas que promuevan determinadas respuestas es una excelente estrategia de estimulación para los aprendizajes.
Otro aspecto importante a tener en cuenta en lo que hace a la fijación de una técnica tiene que ver con la repetición. El método tradicional busca lograr el desarrollo de estereotipos, es decir, automatismos que permitan un nivel máximo de economía y eficacia. Estas repeticiones se efectúan con el objeto de imitar o lograr aproximarse en la medida de lo posible a la técnica exacta o al modelo perfecto del deporte de elite. Bajo la creencia que las técnicas son idénticas y que se ejecutan siempre de la misma manera, pretenden conseguir que los debutantes las adquieran de forma mimética.
Los métodos activos consideran imposible que una respuesta se repita dos veces de la misma manera. De hecho, numerosos estudios biomecánicos y funcionales han constatado que es imposible encontrar dos gestualidades idénticas, ni siquiera realizadas por la misma persona. Por lo tanto, la repetición exacta de un gesto es imposible.
Según Riera J. (1989) “… el niño no ha aprendido nuevos movimientos, sino a coordinarlos adecuadamente en función de las exigencias del entorno”. En ese contexto parece más adecuado procurar situaciones diversas que favorezcan las respuestas adecuadas en entornos diferentes, que respuestas únicas difícilmente repetibles en la realidad.
Para el aprendizaje de toda técnica deportiva, es muy importante un aspecto que es la corrección de errores en el aprendizaje. Las concepciones tradicionales analizan las respuestas o comportamientos inadaptados relacionándolos con la técnica. Es así como aparecen los errores, los defectos, las faltas que deben desaparecer para dejar paso a las correctas ejecuciones.
Blázquez Sánchez sostiene que “… en las concepciones activas, los errores son la consecuencia de la manera como el deportista es capaz de resolver y de dar soluciones al problema motor planteado. El error así comprendido, no es algo deleznable que hay que evitar a toda costa, sino la manifestación de los recursos que el principiante dispone y utiliza para enfrentarse a determinadas situaciones motrices.”
En cualquiera de las dos concepciones hay un común denominador: las formas no adecuadas de solucionar los problemas motores no deben permanecer sino evolucionar.
Por otra parte, Cohen Grinvald sostiene que “… la enseñanza de la técnica dentro de la sesión de entrenamiento es una carga muy fuerte para el sistema nervioso central que debe percibir, decodificar, pensar, almacenar, enviar impulsos eléctricos a la musculatura, referencias y otras órdenes…”; carga que se verá incrementada notablemente por tener que manipular un elemento en el aprendizaje de la técnica, que supera las capacidades actuales del deportista.
Es inevitable que se produzcan fallos durante el aprendizaje de las técnicas deportivas, pero hay que considerar la diferencia existente entre los fallos y la técnica aún no formada; los fallos resultan de una ejecución defectuosa, mientras que la segunda sería la falta de amplitud en el movimiento previo al lanzamiento del balón.
Es muy importante no permitir al jugador el aprendizaje de fallos, y es condición previa para una corrección eficaz analizar la cadena causal y determinar con exactitud el punto dañado (por ejemplo: incorrecta ubicación del codo y/o toma del balón). Una de las maneras de evitar este aprendizaje por fallos será el uso de un balón acorde a las posibilidades morfo – funcionales del deportista.
Si tenemos en cuenta que, según referencias científicas actuales, el sistema nervioso central, acusa antes el cansancio que el resto de los sistemas metabólicos o cardiovascular, vegetativo, muscular, etc.; podemos hablar de un cansancio central previo al periférico, como consecuencia de la actividad motriz. Este cansancio se verá incrementado por el uso de un balón superior en tamaño y peso a las posibilidades del deportista, haciendo antieconómico el proceso de aprendizaje y fijación de la técnica.
Cohen Grinvald habla de la existencia de “… diferentes tipos de fatiga: fatiga motriz (de tipo coordinativa), fatiga mental o motivacional, fatiga músculo – esquelética, y fatiga sensorial o perceptiva.”; las cuales se verán incrementadas por el uso de un implemento incorrecto para las posibilidades del jugador.
Otros autores, como Welford, han distinguido en la ejecución de una acción motriz a tres mecanismos sucesivos y fuertemente interrelacionados: “… el primero de ellos es el mecanismo perceptivo, cuya función es responder: ¿qué pasa?, a través de los órganos sensoriales, proporcionando información al organismo sobre el entorno y el propio sujeto. El segundo mecanismo corresponde al mecanismo de decisión, que responde a la pregunta de: ¿qué hacer?, escogiendo entre todas las soluciones y respuestas disponibles la más adecuada para cada circunstancia concreta. Por último, corresponde la tercer mecanismo, el de la ejecución, que responde al: ¿cómo hacerlo?, y tiene la responsabilidad de la respuesta motriz.”. Estos tres mecanismos aportarán una información incorrecta al sistema nervioso central, desde el aspecto de la fijación de una huella del movimiento correcta, ya que al utilizar un medio inadecuado, la misma se realizará en forma inapropiada.
Es importante señalar, en el proceso de enseñanza de las destrezas del baloncesto, que la fase de ejecución donde se produce el aprendizaje técnico se haya estabilizado, previo al desarrollo perceptivo motriz. La finalidad de este proceso es que el mecanismo decisional de esta manera podrá focalizar toda su atención en el pensamiento táctico sin preocuparse por la ejecución del movimiento que ya debe estar automatizada. Aquí nos encontramos con dos problemas: el no poder centrar la atención en los aspectos tácticos del juego por una mala técnica (producto del inadecuado tipo de balón que utiliza), y la fijación de una técnica incorrecta que producirá insatisfacción por los bajos porcentajes de conversión, la cual será luego, muy difícil de corregir.
Cohen Grinvald señala como causas importantes de los fallos en el aprendizaje de las técnicas deportivas a las siguientes: “… Interpretación inequívoca de las sensaciones motrices; se tiene una imagen inexacta y defectuosa del movimiento; cualidades motoras insuficientes; disminución de la concentración como consecuencia del cansancio, fatiga motriz, motivacional, sensorial y/o músculo – esquelética.”. Considero que a esta amplia reseña de aspectos que producen fallos en el dominio de las técnicas, se le debe incluir el uso de implementos inadecuados con relación a las posibilidades morfológicas y funcionales del deportista, lo cual será punto de partida de muchos de los aspectos que Cohen Grinvald señala como productores de fallos.
Grosser y Tusker sostienen que los aspectos a considerar a la hora de corregir los fallos serán los siguientes:
- Que el jugador sepa que ha hecho mal y por qué, conociendo cómo se realiza el movimiento correcto;
- Simultáneamente con la corrección de fallos mejora la imagen del movimiento, la formación de la percepción y la visión motriz;
- Siempre se debe corregir un solo fallo a la vez, los cuales deben ser tratados de uno a uno;
- Priorizar la corrección de fallos principales a los secundarios, como también los graves a los leves;
- Los fallos debidos a condiciones motoras insuficientes deben mejorarse una vez que se hayan estructurado correctamente las capacidades coordinativas y/o condicionales correspondientes.
Siguiendo con la idea de esta investigación, considero que dentro de los aspectos a tener en cuenta sobre el origen de los fallos en la fijación de una técnica deportiva, no puede estar ausente un análisis sobre los medios que se utilizan para producir la misma. Es más, en muchos casos, con sólo corregir este aspecto, se logrará una rápida mejora en los puntos señalados por Grosser y Tusker.
B. 5. El sistema de aprendizaje de las praxis, según Jean Le Bouch:
La preocupación por el gesto mecánicamente eficaz relega a un segundo plano el carácter expresivo del movimiento y el aprendizaje motor adquiere, la mayoría de las veces, la forma de una mecanización que convierte al cuerpo en un extraño para la propia persona. Esta forma de alienación es la consecuencia lógica del pensamiento dualista.
Cualquiera sea el ámbito en el cual se ejercite, la mayoría de las veces, durante el aprendizaje motor, se homologa al cuerpo como un instrumento cuya regulación se realiza mediante intervención desde el exterior.
En el plano técnico, el entrenamiento intenta resolver dos problemas:
El montaje de estereotipias motrices, que consiste en dotar al sujeto de respuestas satisfactorias teniendo en cuenta las situaciones de utilización analizadas objetivamente desde un punto de vista llamado “científico”, que hace abstracción de las variaciones individuales.
El ajuste de esas estereotipias a las situaciones reales vividas por el sujeto y que tienen siempre cierto coeficiente de indeterminación.
Naturalmente es con este segundo problema con el que tropieza el método de entrenamiento. Dos medios se pueden intentar para evitar inadaptaciones: estandarizar y fijar las situaciones al máximo, o bien, resolver el problema de una hipotética transferencia.
Le Bouch destaca que: “…La perfección del automatismo no reside en el invariable eslabonamiento de las acciones musculares sino, por el contrario, en sus posibilidades de reorganización en todos los instantes de la ejecución y en el curso de las ejecuciones sucesivas”.
Considero que es muy importante conocer las distintas fases en la adquisición de información en relación con la respuesta motriz, que propone Le Bouch, ya que en ellas se vislumbran las etapas que sigue todo nuevo aprendizaje.
Le Bouch distingue a tres etapas:
La fase exploratoria global durante la cual el sujeto se pone en contacto con el problema a resolver.
La fase de disociación. Durante la primera fase el movimiento es difuso, las acciones motrices son imprecisas e implican numerosas contracciones inútiles, incluso contrarias al buen éxito. Durante la fase de disociación, el proceso de control y de inhibición actuará con el fin de seleccionar las contracciones eficaces. En esta fase, se fijará progresivamente el hábito motor.
La fase de estabilización durante la cual los componentes del hábito motor acaban de automatizarse. Ese nuevo automatismo será aplicado inconscientemente en actividades ulteriores y en nuevos aprendizajes.
Cuando destacamos que el automatismo será aplicado en forma inconsciente, es para destacar y reafirmar nuestras hipótesis: Si la técnica se fija en forma incorrecta por el uso de un implemento inadecuado, esta técnica incorrecta será la que el jugador mantenga durante toda su vida como jugador. O visto desde otro punto de vista, el motivo de los bajos porcentajes de los jugadores del seleccionado nacional puede ser consecuencia de haber fijado un automatismo con un implemento inadecuado, el cual ahora se repite en forma inconsciente.
Es importante volver a señalar algunos aspectos que tienen que ver con la fijación del gesto técnico como un automatismo, para conocer aún más los problemas que presentará al deportista el luego intentar corregir una técnica incorrecta.
El proceso de aprendizaje encuentra su expresión final en la automatización del acto que lo va a convertir en casi por completo independiente del control superior, lo cual implica la fijación de un nuevo esquema de actividad nerviosa en cuya organización interna la conciencia no debe intervenir. Durante el aprendizaje, la corteza debe, pues, apoyarse normalmente en las estructuras subcorticales y liberarse cada vez más de los detalles de la ejecución. La intervención de la corteza en los detalles de ejecución de un automatismo estabilizado es causa de torpezas.
Sabemos que los resultados del aprendizaje varían según su modo de adquisición. Cuando se adquiere un nuevo automatismo como consecuencia de un aprendizaje, aquél se estabiliza por medio de la repetición y la conciencia no interviene más que en su organización interna. Según Le Bouch: “…El automatismo que se fija mediante el entrenamiento posee un carácter rígido…”; por lo tanto, si la técnica se fija mediante un entrenamiento basado en la repetición con la utilización de un medio inadecuado, adquirirá las características de ser un automatismo rígido, lo que se verá agravado a la hora de querer corregir dicho movimiento.
Le Bouch afirma que: “…El tipo de aprendizaje por el preconizado facilita la actuación de los automatismos liberados y plásticos. No obstante, permanecen bajo la dependencia de la vigilancia cortical en la medida en que la internalización y la representación mental han sido los medios de adquisición. Ese control flexible permite modificar de manera permanente algunos detalles de ejecución, en función de las condiciones variables de realización.” Podríamos, entonces, realizar el proceso de aprendizaje de la técnica de lanzamiento de tiros libres con distintos balones de diferentes pesos y circunferencias, con el objetivo, según la visión de Le Bouch, de conseguir un automatismo flexible, el cual se realizaría correctamente, desde el punto de vista técnico, con cualquier tipo de balón. Pero no estaría considerando la relación morfo – funcional existente entre el tamaño de la pinza digital del atleta y las dimensiones del balón a utilizar.
Es importante realizar en una etapa el aprendizaje con las condiciones señaladas por Le Bouch, pero considero que cuando se busca pasar de la técnica general a la fijación de una técnica específica como automatismo, esta debe ser entrenada con el medio más apto para su realización, teniendo en cuenta las características morfo – funcionales del atleta.
B. 5. Análisis kinesiológico del lanzamiento:
El lanzamiento es una capacidad funcional del sistema humano y de sistemas afines, donde con mayor apreciación podemos definir el rendimiento asociado a la integración de las capacidades de los segmentos.
Según Hernández Corvo: “…Los lanzamientos se pueden clasificar u organizar atendiendo a características o particularidades diversas: según la longitud de los mismos, su modo de terminación, la velocidad (la participación de una o las dos extremidades superiores), la participación del tronco en el lanzamiento, etc.”
En general, encontramos actividades o fases de movimientos que pueden ser valorados como expresiones de lanzamientos, por ejemplo, los pasos y tiros al aro en el baloncesto; éstos, en verdad, los consideramos como una combinación entre empuje y lanzamiento.
Hernández Corvo señala que: “…si atendemos al tamaño del balón y las condiciones reales de la realización, se asemeja mucho más a una impulsión que a un lanzamiento, pero, por las posibilidades de la traslación, que representan factores de aceleración extra, se les puede enmarcar dentro de los lanzamientos…”. Cosa que sabemos no ocurre en el lanzamiento de tiros libres, sino en los lanzamientos de bandeja.
Los tiros en suspensión con una mano, después de una corta carrera de impulsos y obstáculos (los sujetos contrarios y del mismo equipo), junto con los lanzamientos de tiros libres, rememoran mucho las impulsiones de la bala. Según Hernández Corvo: “…En los tiros por falta, las acciones de la mano, asemejan extraordinariamente a las de impulsión.”
La participación del tronco es decisiva en todo tipo de lanzamiento o impulsión de un implemento. Las extremidades no podrían por sí solas resolver la complejidad de un lanzamiento.
B. 6. La mano en el deporte:
La mano que utilizamos en las actividades deportivas es la mano de la vida diaria, no hay otra, sólo procesos de aprendizaje o entrenamientos que nos permiten utilizarla para escribir, o para agarrarnos fuertemente de una paralela, sostener una jabalina para su lanzamiento o para lanzar un tiro libre en el baloncesto.
Un ejemplo interesante el agarre mano digital deportivo, es el sostén y preparación de la bala antes de la impulsión, o el desplazamiento antebraquial y de la mano, durante la carrera inicial y el lanzamiento final de la jabalina.
En el baloncesto, el dribleo del balón condiciona, según Hernández Corvo, un incremento en la longitud de los huesos minilargos en el esqueleto de la mano.
En los agarres, empuñaduras y sostenes, todas las acciones de las manos reflejan la imagen de la actividad. El conocimiento del atleta se muestra, en muchos casos, a través de las expresiones de los movimientos de sus manos.
B. 7. La formación técnica del jugador de baloncesto:
En este apartado haremos una revisión a los diferentes aspectos que influyen en el aprendizaje y la enseñanza de las técnicas del baloncesto.
Será una mirada sobre los últimos avances que aportan la psicología, las teorías cognitivas del aprendizaje, la pedagogía y la biomecánica.
Muchas veces los entrenadores de baloncesto pecamos, de utilizar una forma de enseñanza muy tecnicista, apartada de los postulados de las distintas teorías del aprendizaje, tal vez por una enseñanza basada en la tradición, por una transferencia a las divisiones formativas de lo que se imparte en los equipos de elite, o por una tendencia de los entrenadores de baloncesto a sólo leer información técnica relacionada con el deporte.
Considero una falla en las propuestas de lectura para los entrenadores de baloncesto, la falta de bibliografía sobre las distintas teorías del aprendizaje y su aplicación práctica en los entrenamientos. No debemos olvidar que es a un sujeto al que debemos transmitir los conocimientos, al que debemos guiar en la búsqueda de resultados, y para ello, será fundamental conocer los distintos procesos de la enseñanza de las técnicas y el desarrollo del pensamiento táctico del jugador.
Finalmente, debemos tener siempre presente que es casi imposible separar el entrenamiento técnico del desarrollo táctico del jugador, aunque en ciertos momentos las ejercitaciones tengan mayor incidencia en una variable sobre la otra.
A continuación desarrollaremos los distintos aspectos fundamentales a tener en cuenta en el proceso de la formación técnica del jugador de divisiones formativas.
B. 8. Análisis de la técnica del lanzamiento en el baloncesto:
En el punto siguiente, analizaremos la técnica del lanzamiento de tiros libres en el baloncesto, para conocer los distintos pasos metodológicos y biomecánicos que tienen en cuenta los entrenadores durante su enseñanza y práctica.
B. 8. 1. Detalles técnicos del lanzamiento de tiro libre:
El cuerpo se eleva en línea recta. El tronco no se mueve para impulsar.
- El balón sube por la sien derecha a la posición de tiro encima de la cabeza.
- La cabeza está en posición normal en todo proceso. Los ojos miran al aro, no siguen la trayectoria del balón.
- El brazo se estira coincidiendo con la extensión de las piernas.
- La mano de apoyo sólo debe de ayudar en la subida a la posición encima de la cabeza con el balón descansando en la mano de lanzamiento. De forma que una vez realizado el tiro, se vea claramente la mano izquierda y parte del antebrazo por encima de la cabeza. La mano de apoyo mantiene el equilibrio del balón desde su posición lateral.
- El balón sale dando vueltas en dirección contraria al balón por la acción de la muñeca, de la mano de lanzamiento que se extiende señalando el aro como si se quisiera meter la mano dentro de él.
- Los dedos de la mano de apoyo quedan señalizando el techo.
B. 8. 2. Defectos más corrientes.
- Apoyar la palma en el balón o crear demasiado hueco por la inadecuada posición del dedo pulgar.
- La muñeca de la mano de lanzamiento no se flexiona al tomar el balón.
- Dedos juntos.
- Inadecuado ángulo de flexión de los codos.
- Balón excesivamente ladeado, centrado o detrás de la cabeza. El balón debe de situarse al lado de la sien, entre la cabeza y el hombro, alineado con la cadera, codo y muñeca. El codo de la mano de lanzamiento debe de estar alineado con la rodilla y la puntera del pie.
- Extensión incompleta del brazo y de la muñeca.
- Codo de lanzamiento hacia fuera.
- Mal posicionamiento del balón, o bien hacia delante o hacia detrás.
- Bajar los brazos demasiado pronto y no mantenerlos estirados.
- Salto excesivo.
- Mala posición de pies antes del lanzamiento.
- Mirar la trayectoria del balón.
- La mano de apoyo no se sitúa lateralmente.
B. 9. Estudio sobre el lanzamiento de tiro libre desde el punto de vista técnico:
B. 9. 1. Algunas razones para una baja efectividad en el lanzamiento de tiro libre:
En un estudio que realiza Tom Nordland, entrenador de tiro y ex – jugador de la Stanford University de U.S.A., sobre algunas de las razones para los pobres porcentajes en los tiros libres de los jugadores norteamericanos en particular, y del baloncesto mundial en general , destaca las siguientes:
- Técnica pobre: Los jugadores europeos aprenden a lanzar en forma correcta, quizá a partir de un libro. Se les anima a entrenar el tiro y aprenden la forma correcta de realizarlo. Los estadounidenses a menudo aprenden a base de ver televisión y cogen malos hábitos.
- Comenzar a lanzar desde la línea de tres puntos muy pronto, lo cual a menudo puede arruinar la mecánica de tiro del jugador.
- Pocas facilidades: Otro viejo asunto es que los chicos de las zonas céntricas no tiran bien porque crecen en play – grounds, lugares donde solemos encontrar aros sin redes, lo que no conduce, según Nordland, a la creación de una raza de tiradores. Aprender una correcta mecánica de tiro, precisa de repetición y horas de práctica. En los play – grounds normalmente hay demasiados chicos y pocas canchas.
- Se piensa que es necesario mucho tiempo para aprender: Primero, creo que la gente piensa que son necesarios cientos o miles de horas para aprender a tirar correctamente. Debes desarrollar un buen estilo y practicar a partir de él una y otra vez todos los días. Entrenar el tiro se ve como un trabajo pesado. Los chicos de hoy no enfocan su atención en algo durante mucho tiempo, y si piensan que van a necesitar toda la vida para aprender algo ¿para qué intentarlo?. Además, es más divertido trabajar reversos y saltos.
- Otro problema que señala Nordland, es que los entrenadores no saben cómo enseñar el lanzamiento de forma adecuada debido a que no fueron grandes tiradores, por lo que considera que no pueden enseñar bien algo que no hacen bien por ellos mismos.
Con relación a este último aspecto, el de la maestría necesaria en la ejecución de la técnica para la correcta enseñanza de la misma al jugador, podemos oponer un párrafo de Rasch y Burke sobre el particular: “…Los métodos de enseñanza en clase implican muchas veces que existe una manera mejor para actuar en una situación determinada. En primer lugar, todavía se están descubriendo fórmulas mejores en la mayoría de las actividades, como lo demuestran la historia de los campeonatos. En segundo lugar, nunca se podrán llegar a comprender completamente las diferencias individuales. El cuerpo humano tiene una sabiduría que supera todo conocimiento o análisis académico, y muchas veces un poco de aprendizaje por tanteo produce una técnica funcional más eficaz que lo que conseguiría una dirección rígida. Las descripciones aparentemente autorizadas que de la técnica hacen los atletas campeones, discrepan muchas veces con la fórmula que realmente emplean, como lo demuestran los análisis kinesiológicos y mecánicos realizados por métodos científicos. El análisis cinematográfico y los estudios electromiográficos han revelado, muchas veces, discrepancias entre lo que un atleta cree que hace y lo que realmente hace. El atleta experto trabaja hasta tal punto en un plano reflejo que no cree necesario analizar los movimientos de rutina y, en consecuencia, muchas veces no sabe con exactitud cómo los realiza. Por este motivo, los expertos suelen ser, a veces, malos maestros, mientras que individuos menos eximios se ven obligados, a veces, a desarrollar la facultad de analizar con eficacia su actuación.”
Por lo tanto, según la óptica de Rasch y Burke, el planteo de excelencia técnica exigido por Nordland no tendría una validez absoluta, como han demostrado sus estudios.
Estudiando en particular, la ejecución técnica de los tiros libres, este mismo entrenador, manifiesta que este tipo de lanzamiento tiene algunos aspectos únicos a tener en cuenta:
- La distancia al aro es corta y nunca cambia;
- No hay defensa de la que preocuparse, no hay nadie delante ni nadie que pueda llegar a defender;
- Disponemos de mucho tiempo, de forma relajada, para realizar el tiro. No hay prisa.
- El tablero hace que sea el tiro más sencillo al estar situado justamente detrás del objetivo (el aro).
Según Rick Mount, en su video “The Mount Method”, el 75% de los partidos que finalizan igualados se definen de la línea de tiros libres. Si pensamos en que esto se cumple la mayoría de las veces, es incluso más crucial ahora que hacer faltas en los últimos minutos se ha convertido
Hoy en día un porcentaje del 70% de los aciertos en tiros libres se considera bastante bueno. Hace unos años, en las ligas norteamericanas, el 70% era un porcentaje mediocre, el mínimo aceptable. Pero ahora parece ser la norma o incluso considerarse por encima de la media.
Actualmente son muy pocos los jugadores que tienen un porcentaje por encima del 90% en las distintas ligas nacionales o competencias internacionales (ver cuadro Nº1).
Cuadro Nº 1:Tabla estadística de los mejores porcentajes de efectividad en los tiros libres en distintos tipos de competiciones nacionales o internacionales (Sólo para jugadores que han lanzado más de 50 tiros libres).
Competición |
Jugador |
Equipo |
Porcentaje |
N.B.A. |
Chris Mulin |
Indiana Pacers |
93,1% |
N.B.A. |
Jeff Hornacek |
Utah Jazz |
89,1% |
N.B.A. |
Derek Anderson |
Cleveland Cavaliers |
88,4% |
A.B.L. |
Shelley Sandie |
San José Lasers |
89,7% |
A.B.L. |
Katie Smith |
Columbus Quest |
89,3% |
A.B.L. |
La Keshia Frett |
Philadelphia Rage |
87,5% |
W.N.B.A. |
Bridge Pettis |
Phoenix Mercury |
89,8% |
W.N.B.A. |
Janeth Arcain |
Houston Comets |
89,4% |
W.N.B.A. |
Cynthia Cooper |
Houston Comets |
86,4% |
LIGA “Ä” |
Cristian Sánchez |
Olimpia Vdo. Tuerto |
90,6% |
LIGA “A” |
Gustavo Fernández |
Andino La Rioja |
87,9% |
LIGA “A’ |
Raúl Merlo |
Gimnasia y Esgrima (Cdo. Rivadavia) |
87% |
T.N.A. |
Juan Olivier |
Newell’s – Rosario |
92,1% |
T.N.A. |
José Azuaga |
Echagüe – Paraná |
91,3% |
T.N.A. |
Mario Romay |
La Unión |
88% |
Pero estos valores decaen notablemente cuando nos referimos al rendimiento general del equipo, tanto en equipos de ligas nacionales, como seleccionados nacionales (Ver Cuadro Nº 2).
Cuadro Nº 2: Porcentaje de efectividad en tiros libres por equipos en distintos tipos de competiciones nacionales o internacionales.
Competición |
Equipo |
Porcentaje de efectividad |
Liga Nacional “A” |
Gimnasia y Esgrima – Comodoro Rivadavia |
78,5% |
Liga Nacional “A” |
Atenas de Córdoba |
78% |
Liga Nacional “A” |
Regatas de San Nicolás |
74% |
Liga Nacional “A” |
Obras Sanitarias – Capital Federal |
74% |
Liga Nacional “A” |
Estudiantes de Bahía Blanca |
73,5% |
Liga Nacional “A” |
Deportivo Roca – General Roca |
73,2% |
Liga Nacional “A” |
Belgrano de San Nicolás |
73% |
Liga Nacional “A” |
Andino de La Rioja |
72,8% |
Liga Nacional “A” |
Olimpia de Vdo. Tuerto |
72,6% |
Liga Nacional “A” |
Boca Juniors – Capital Federal |
72,5% |
Liga Nacional “A” |
Estudiantes de Olavarría |
72,5% |
Liga Nacional “A” |
Pico Footbal Club – La Pampa |
72% |
Liga Nacional “A” |
Libertad de Sunchales |
71,8% |
Liga Nacional “A” |
Independiente – La Pampa |
70,6% |
Liga Nacional “A” |
Peñarol de Mar del Plata |
67,2% |
Liga Nacional “A” |
Ferrocarril Oeste – Capital Federal |
62,1% |
T.N.A. |
San Andrés (Bs.As.) |
77,5% |
T.N.A. |
Instituto de Córdoba |
75,9% |
T.N.A. |
Quilmes de Mar del Plata |
74,8% |
T.N.A. |
Newell’s deRosario |
73,4% |
T.N.A. |
La Unión |
73,3% |
T.N.A. |
Ben Hur – Santa Fe |
73,2% |
T.N.A. |
Sokol – Chaco |
71,9% |
T.N.A. |
Ciclista de Junín |
71,4% |
T.N.A. |
Independiente de Zárate |
70,3% |
T.N.A. |
Echagüe de Paraná |
69,5% |
T.N.A. |
Estudiantes de Santa Rosa |
69% |
T.N.A. |
Central Entrerriano – Entre Ríos |
68,4% |
T.N.A. |
Racing de Avellaneda |
67% |
T.N.A. |
San Isidro |
66,1% |
T.N.A. |
Gimnasia y Esgrima de La Plata |
65,3% |
T.N.A. |
Lanús (Bs. As.) |
64,6% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Rusia (Medalla de plata) |
65,1% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Estados Unidos (Medalla de bronce) |
67% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Grecia (4º) |
62,9% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
España (5º) |
74,1% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Italia (6º) |
71,3% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Lituania (7º) |
72,2% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Argentina (8º) |
59,5% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Australia (9º) |
68,4% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Brasil (10º) |
74,3% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Puerto Rico (11º) |
68,5% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Canadá (12º) |
64,8% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Nigeria (13º) |
55,6% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Japón (14º) |
58,5% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Senegal (15º) |
47,9% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Corea del Sur (16º) |
67,3% |
FIBA WORLDBASKET GREECE ’98 |
Yugoslavia (Medalla de oro) |
66,4% |
B. 9. 2. Razones que condicionan la baja eficacia en los tiros libres:
Según Nordland, algunas de las razones para la baja eficacia en los tiros libres, son las siguientes:
- Mucha gente cree que es algo “mental”, falta de confianza, concentración. Para Nordland, el estado mental negativo es el resultado de no encestar, y no la causa. Considera que por más que se trabaje en el aspecto mental, incluso con la ayuda de psicólogos deportivos, si la técnica no es buena, el tiro seguirá siendo poco fiable.
- Falta de práctica: Naturalmente la falta de facilidades y tiempo de entrenamiento ocasiona esto. Los jugadores no saben qué trabajar. Además, si se trata de un movimiento poco efectivo, que no funciona o muestra algún tipo de progreso, no merece la pena gastar cientos de horas en repetirlo una y otra vez.
- Falta de entrenamiento efectivo: Esto debe ser una parte del problema. Nordland destaca que muchos entrenadores trabajan sobre los fundamentos del tiro, pero muchos abandonan el entrenamiento en este punto pues no saben enseñar cómo controlar el vuelo del balón, y como disponen de un tiempo muy limitado y tienen un montón de otras cosas que entrenar, le dedican poco tiempo a corregir el tiro libre en los entrenamientos.
- Estilos de lanzamiento poco efectivos: Muchos jugadores no utilizan la fuerza generada por las piernas y el cuerpo para propulsar el lanzamiento, realizándolo solo por medio del movimiento de brazos y piernas. Algunos jugadores, incluso, detienen cualquier movimiento del cuerpo o las piernas y lanzan exclusivamente utilizando el tren superior. Algunos jugadores consideran que circunscribiendo el tiro a la utilización de los brazos, muñecas y manos minimizarán la cantidad de esfuerzo muscular y aumentarán sus opciones.
- Debido a todos los pequeños músculos involucrados y a la falta de estabilidad, la mayoría de los jugadores no saben si sus tiros se van a quedar cortos o largos, si se irán hacia la derecha o hacia la izquierda. Esta situación conduce a una confianza deficiente. Además, debido a que la acción del tren superior es fundamentalmente horizontal los lanzamientos salen planos, haciendo que el objetivo sea menor que en un lanzamiento con una trayectoria más alta.
Según Nordland, la forma de corregir los bajos porcentajes de enceste en los tiros libres se puede resumir en tres aspectos:
-
- Una mecánica de tiro que conduzca a un “hecho seguro” por medio de:
-
- Una acción de brazos/piernas que sea controlada y predecible.
- Una mecánica que pueda soportar una gran presión y ser ejecutada de forma automática.
-
- Compromiso de practicar y desarrollar el tiro.
- Aspectos mentales que soporten el rendimiento físico: concentración, confianza.
Nordland considera que el tiro libre considera que los porcentajes de enceste del tiro libre se verán favorecidos si la corrección de la técnica se centra en tres aspectos:
- Acción de piernas/cuerpo para potenciar el tiro: El autor denomina a la fuerza constante que deben crear las piernas y el cuerpo con el concepto de Up – Force, por el cual se envía el balón siempre a la misma distancia en cada repetición.
- El lanzamiento: insiste en que se debe desarrollar un movimiento del balón que sea siempre igual (algo biomecánicamente imposible, como señalamos anteriormente).
- Elevación: Fijar un arco constante para el tiro mediante la práctica, mediante un empuje vertical del balón.
Finalmente, Nordland considera que el movimiento del lanzamiento de tiros libres debe ser algo automático. Como podemos ver, toda la pedagogía de este autor en la corrección de los tiros libres está basada en los métodos denominados tradicionales que desarrollamos anteriormente.
Considero que Nordland hace un buen análisis de los distintos aspectos técnicos, biomecánicos y mentales que llevan al jugador a fallar en los tiros libres “HOY”, pero no bucea en la historia del aprendizaje de esa técnica del jugador para ver dónde esta el origen del error de esa técnica, ya fijada y que es de difícil corrección.
B. 10. Aspectos técnicos – reglamentarios sobre las dimensiones del balón en el baloncesto:
El reglamento oficial de la Federación Internacional del Básquetbol Amateur (F.I.B.A.), señala que el balón que se utilizará en el baloncesto debe tener las siguientes especificaciones reglamentarias:
-
-
- La pelota será esférica, aprobada y de color anaranjado.
- Estará hecha con una superficie exterior de cuero, goma o material sintético.
- No tendrá menos de 74,9 cm. ni más de 78 cm. de circunferencia.
- No pesará menos de 567 gramos ni más de 650 gramos.
-
En la actualidad en nuestro país no existe una directiva clara por parte de la Confederación Argentina de Básquetbol, sobre el tipo de balón a utilizar en esta divisional, quedando al libre arbitrio de las distintas asociaciones y federaciones. Por ejemplo, en la Federación Porteña el jugador de minibásquetbol (11 – 12 años) pasa directamente a jugar en categoría infantil (13 – 14 años), sin una categoría intermedia y con un balón del tamaño igual al de primera división. Es decir, que en un solo año, le cambia el formato del tiempo de juego, la altura del cesto y el tamaño de la pelota. Demasiados cambios juntos como para que no existan irregularidades en el proceso de formación de las técnicas.
En cambio, otras asociaciones tienen la categoría pre – infantil (13 años) donde el jugador posee una estructura de tiempo de juegos igual a la de la categoría minibásquetbol, cambiando solo la altura del cesto pues mantiene el mismo tipo de balón. Pero cuando se unifica en categoría de 13 – 14 años, todas las ligas, asociaciones y federaciones de nuestro país disputan sus partidos con balones oficiales de las mismas dimensiones y peso que se utilizan para las divisiones mayores, no existiendo una balón intermedio entre el minibásquetbol y las divisiones superiores, a pesar de las grandes diferencias físicas y motrices que se presentan en estas edades.
C – Objetivos Generales |
- Buscar un parámetro en cuanto a circunferencia y peso, para establecer el balón idóneo para la categoría de 13 – 14 años.
- Analizar la influencia que tiene el balón número 701 con diferentes pesos (550 – 570 gramos) en la categoría 13 – 14 años en ambos sexos, sobre la efectividad del tiro libre y la ejecución técnica del movimiento.
- Analizar uno de los factores por los cuales los jugadores de la categoría 13 – 14 años, poseen una mala ejecución técnica del movimiento, y una mala efectividad del tiro libre.
D – Objetivos Específicos |
- Comprobar si los balones número 404 y 303 son los adecuados para la categoría de 13 – 14 años, sobre la base de las medidas antropométricas, el test pedagógico de tiro libre, y la observación de la ejecución técnica del movimiento y esfuerzo físico.
- Demostrar, a través de las medidas antropométricas y de los tests pedagógicos, si la utilización de otros balones con diferentes pesos y circunferencias son más asequibles a las características morfológicas y funcionales de la categoría 13 -1 4 años, que el que se está utilizando oficialmente en la actualidad, tanto en Argentina como en Cuba.
- Comprobar, a través del test pedagógico de esfuerzo físico que la utilización de otros balones con un peso mayor que el balón Nº 404 (540 gramos) y menor que el balón Nº 303 (600 gramos), es más factible de acuerdo al desarrollo físico de la categoría para alcanzar, en la efectividad del tiro libre y ejecución técnica del movimiento, uno de los objetivos principales: llegar al cesto.
E – Tareas |
- Realizar la toma de las medidas antropométricas a los jugadores de 13 – 14 años de ambos sexos.
- Poner en práctica el test pedagógico especial para observar la efectividad y ejecución técnica del movimiento.
- Aplicar la observación pedagógica del esfuerzo físico.
- Seleccionar los métodos matemáticos estadísticos, que se ajusten a nuestro trabajo, para el análisis de los resultados.
- Realizar el estudio de los resultados obtenidos en la recolección de datos.
- Proponer soluciones para mejorar en el futuro, la baja efectividad en el lanzamiento de tiros libres a una mano de nuestro país y Cuba.
F – Formulación del Problema |
Que el balón que se utiliza en la categoría 13 – 14 años es uno de los factores que influye negativamente en la efectividad del tiro libre y la mala ejecución técnica del movimiento, en los jugadores argentinos y cubanos de estas edades.
G – Hipótesis |
Por todo lo expuesto anteriormente, la hipótesis que nos planteamos es que: “El empleo de otros balones intermedios entre los números 404 y 303, que guarden relación con las características morfológicas y funcionales de la categoría 13 – 14 años de ambos sexos, será de mejor adaptación para la buena efectividad del tiro libre y la ejecución técnica correcta del movimiento.”
H – Métodos y Procedimientos |
H. 1. Métodos:
- Método de Medición: Por medio de este método se realizó la toma de las medidas antropométricas de la mano derecha de los atletas comprendidos en la categoría 13 – 1 4 años de ambos sexos. Esta medición se realizó con el objetivo de analizar la relación existente entre el tamaño de la mano y los tiros efectivos con cada uno de los balones: números 404 (70 centímetros de circunferencia), 701 (74 centímetros de circunferencia) y, 303 (78 centímetros de circunferencia), para determinar la circunferencia que más se adapta a las características de las manos que presenta esta categoría.
- Método de Observación: Mediante este test se observó la efectividad y la ejecución técnica del tiro libre de la categoría 13 – 14 años, en ambos sexos, con diferentes balones: números 404 (70 centímetros), 701 (74 centímetros) y, 303 (78 centímetros); así como la observación pedagógica de esfuerzo físico con los balones mencionados anteriormente.
- Métodos de Análisis Estadístico: A través de estos métodos se realizaron operaciones matemático – estadísticas, en coordinación con el C.E.M.A. del I.N.D.E.R. (Cuba) y la cátedra de Estadística del I.S.C.F. “Manuel Fajardo”, de La Habana, Cuba.
H. 2. Procedimientos:
Se realizaron las medidas antropométricas a 112 jugadores cubanos de la categoría 13 -14 años (62 masculinos y 36 femeninos), pertenecientes a las E.I.D.E. “Mártires de Barbados”, “CEDA”, “Manuel Permuy” y el C.V.D. “José Martí”, a los que se les midió el largo de la mano, ancho de la mano, longitud del dedo índice y del dedo pulgar.
También se realizaron mediciones antropométricas a 78 jugadores argentinos de la categoría 13 – 14 años (58 masculinos y 20 femeninos), pertenecientes al Club Atlético Estudiantes Unidos de Pehuajó.
Para medir el largo de la mano con el antebrazo en pronación, sobre una mesa se colocó una de las puntas del compás de espesor en la apófisis estiloide del cúbito, y la otra punta en el extremo del tercer dedo, sin incluir la uña.
Para medir el ancho de la mano, se colocó de igual forma el compás, ubicando una de las puntas del mismo en la epífisis del segundo metacarpiano, y la otra punta al nivel de la epífisis del quinto metacarpiano.
Para medir la longitud de los dedos, se colocó una de las puntas del compás en la articulación metacarpo – falángica, correspondiente al dedo que se va a medir, y la otra punta en el extremo de cada dedo (índice y pulgar), sin incluir la uña.
Estas medidas son las que mayor participación tiene en el lanzamiento de tiro libre al cesto, y las mismas fueron recogidas en los protocolos respectivos, tanto masculino como femeninos (ver Tablas Nº 1, 2, 3, y 4).
Tabla Nº 1: Muestra de mediciones de jugadores masculinos cubanos (13 – 14 años).
Nº |
Largo de Mano |
Ancho de Mano |
Dedo índice |
Dedo pulgar |
1 |
18 |
9,5 |
11 |
8 |
2 |
16,5 |
8,5 |
10 |
8 |
3 … |
16,5 |
8,5 |
10,5 |
8 |
40 |
23 |
9 |
11 |
7,5 |
Tabla Nº 2: Muestra de mediciones de jugadores masculinos argentinos (13 – 14 años).
Nº |
Largo de Mano |
Ancho de Mano |
Dedo índice |
Dedo pulgar |
1 |
17,5 |
9 |
10 |
8 |
2 |
18 |
8 |
9,5 |
7,5 |
3 … |
17 |
8,5 |
8,5 |
8,5 |
35 |
16,5 |
7,5 |
8 |
8 |
Tabla Nº 3: Muestra de mediciones de jugadoras cubanas (13 – 14 años).
Nº |
Largo de Mano |
Ancho de Mano |
Dedo índice |
Dedo pulgar |
1 |
23,5 |
8,5 |
11 |
7,5 |
2 |
20,5 |
7,5 |
9,5 |
7 |
3 … |
22,5 |
8 |
9,5 |
7 |
28 |
18 |
6,5 |
8,5 |
6 |
Tabla Nº 4: Muestra de mediciones de jugadoras argentinas (13 – 14 años).
Nº |
Largo de Mano |
Ancho de Mano |
Dedo índice |
Dedo pulgar |
1 |
19,5 |
8 |
9 |
7 |
2 |
21 |
9 |
9,5 |
7,5 |
3 … |
17 |
8,5 |
8,5 |
7 |
19 |
16,5 |
6,5 |
7,5 |
6,5 |
En cuanto a la observación del test pedagógico de tiro libre, se llevó a cabo con la misma cantidad de atletas que para las medidas antropométricas. Es buen destacar que los jugadores y jugadoras cubanas se encontraban en el momento de las evaluaciones, entrenando sistemáticamente con vistas a los Juegos Escolares Nacionales, a los Juegos Inter E.I.D.E., y los Juegos Escolares Provinciales. Por su parte, los jugadores y jugadoras argentinos, se encontraban entrenando en forma regular para su participación en los Torneos Juveniles Bonaerenses y los Torneos Oficiales de la divisional.
El número de tiros a realizar fue de 10 lanzamientos con cada balón, es decir, un total de 40 lanzamientos de tiro libre, ejecutados en el siguiente orden: primero: balón Nº 404 (70 centímetros y 540 gramos); segundo: balón Nº 701 (74 centímetros y 550 gramos); tercero: balón Nº 701 (74 centímetros y 570 gramos); y cuarto: balón Nº 303 (78 centímetros y 600 gramos). Es muy importante hacer la siguiente observación: los jugadores, en la aplicación del test pedagógico, lo realizaron siempre en el orden descripto anteriormente.
La tabulación utilizada para el test de tiros libres (ver Tabla Nº 5), fue la siguiente: un signo positivo (+) los anotados, y un signo negativo (-) los fallados, sumándose luego todos los lanzamientos positivos por un lado y los negativos por el otro, dándonos el total de tiros libres anotados y fallados, respectivamente. Luego dividimos esos totales por el total de tiros libres realizados para sacar el porcentaje estadístico, el cual fue sometido más tarde, al análisis estadístico.
Tabla Nº 5: Protocolo de efectividad de tiros libres
Nº |
Oscilación 68 – 73 cm. Balón Nº: 404 Circunferencia: 70 cm. Peso: 540 gramos. |
Oscilación 75 – 78 cm. Balón Nº: 303 Circunferencia: 78 cm. Peso: 600 gramos. |
Oscilación 74 cm. Balón Nº: 701 Circunferencia: 74 cm. Peso: 550 gramos |
Oscilación 74 cm. Balón Nº: 701 Circunferencia: 74 cm. Peso: 570 gramos |
1 |
|
|
|
|
2 |
|
|
|
|
3 … |
|
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56 |
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La observación de la correcta ejecución técnica del movimiento se realizó en el momento que los jugadores estaban realizando el test pedagógico de tiros libres, al cual fueron sometidos, teniendo en cuenta dentro de esta observación, la correcta ejecución técnica del movimiento. (Ver Tabla Nº 6).
Entendemos por correcta ejecución técnica del movimiento a la siguiente descripción de la postura de lanzamiento: Piernas separadas el ancho de los hombros o en forma de paso, colocación del balón a la altura de los hombros haciendo subir su trayectoria al frente y hacia arriba por el eje sagital del cuerpo, terminando el movimiento completamente extendido, con rompimiento de muñeca, y siguiendo la trayectoria visual del balón. Otro aspecto sobre el que se puso especial énfasis fue sobre la toma del balón y la ubicación del codo del brazo lanzador durante la ejecución del tiro libre. Es decir, se tuvo en cuenta el inicio, el desarrollo y la culminación del movimiento, pero de una forma integral y cualitativa, tabulando la evaluación con un (#) al buen lanzamiento, y con un (0) al mal lanzamiento, según la técnica de movimiento realizada.
La descripción de la técnica solicitada proviene de diferente bibliografía (en especial la Clínica de Lanzamiento de Pete “Pistol” Maverich), de la experiencia del Prof. José Hernández Peña de la licenciatura en Cultura Física del I.S.C.F. “Manuel Fajardo”, y de la experiencia personal, como jugador y entrenador, del investigador.
Para las operaciones matemáticas – estadísticas, se llevó a cabo el mismo procedimiento que en el test de tiros libres.
Tabla Nº 6: Protocolo de ejecución técnica del movimiento.
Nº |
Oscilación 68 – 73 cm. Balón Nº: 404 Circunferencia: 70 cm. Peso: 540 gramos. |
Oscilación 75 – 78 cm. Balón Nº: 303 Circunferencia: 78 cm. Peso: 600 gramos. |
Oscilación 74 cm. Balón Nº: 701 Circunferencia: 74 cm. Peso: 550 gramos |
Oscilación 74 cm. Balón Nº: 701 Circunferencia: 74 cm. Peso: 570 gramos |
1 |
|
|
|
|
2 |
|
|
|
|
3 … |
|
|
|
|
56 |
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|
Inicialmente, nuestro estudio para evaluar el tipo de esfuerzo que representaba para cada jugador los distintos tipos de balones, estaba programado con la utilización de un electromiógrafo, lo cual no pudo realizarse por no encontrarse disponible en el I.S.C.F., en el momento de la realización de este estudio.
Con esta prueba se iba tratar de determinar el grado de actividad eléctrica de los diferentes músculos en dependencia de las características de los balones, en reposo y durante la ejecución, así como el nivel de coordinación entre los diferentes grupos musculares durante al posición de agarre (estática) y la ejecución del movimiento.
También se trataría de determinar, la interrelación de los parámetros con vistas a establecer la correlación entre ellos, llegando a la conclusión de con cuáles de los valores utilizados se rompía la estructura armónica del movimiento o no, con relación al peso y circunferencia que poseen los mismos.
No obstante, esta prueba fue sustituida por la observación pedagógica del esfuerzo físico, que se realizó junto con el test de tiros libres y el de ejecución técnica del movimiento. La tabulación se realizó de la siguiente manera: cuando los jugadores realizaban tiros que llegaban al cesto se les colocaba un signo (+), y cuando no lo hacían un signo (-). Para esta observación se utilizó un protocolo separado del test de ejecución técnica del movimiento y del de efectividad del tiro libre a una mano.
La operaciones matemáticas y estadísticas que se realizaron fueron sumar la cantidad de signos (+) y (-), lo que nos dio el total de ejecuciones que se realizaron, dándonos, además, la cantidad total de ejecuciones que llegaron al cesto y los que no llegaron, infiriendo de éstos, el porcentaje de efectividad. Luego aplicamos la “tabla de significación mediante dócimas de proporciones”.
En lo que respecta a la forma de proceder en el método de análisis estadístico, una vez que se recopilaron los datos de las medidas antropométricas y los tests realizados, se colocó en la hoja del programa las variables antropométricas y los tiros efectivos, y fueron enviados al C.E.M.A. para establecer su correlación mediante un programa denominado “Regresión paso a paso”, y también se aplicó el programa Microsta para el estudio de las correlaciones de las variables, acción que estuvo a cargo del Dr. Prada, del Laboratorio de Computación del I.S.C.F.
Para los tests de efectividad y ejecución técnica del movimiento, se aplicó “Dócima de Pociones” para ver si existían diferencias significativas entre los tiros anotados y los tiros fallados; así como también entre las ejecuciones correctas e incorrectas, y determinar con qué baló no existían diferencias significativas para la categoría de 13 – 14 años.
En cuanto a la observación pedagógica del esfuerzo físico, se trabajó con los porcentajes que nos proporcionaron los datos recogidos, utilizándose para estas operaciones una calculadora para facilitar el trabajo. También se aplicó “Dócima de pociones” para determinar la diferencia significativa y plantear el peso adecuado para la categoría de 13 – 14 años.
I – Variables Analizadas
Las variables analizadas en la investigación fueron las siguientes:
1. Largo de la mano.
2. Ancho de la mano.
3. Longitud del dedo índice.
4. Longitud del dedo pulgar.
5. Tiros efectivos realizados con el balón Nº 404 (70 cm. – 550 gr)
6. Tiros efectivos realizados con el balón Nº 701 (74 cm. – 550 gr)
7. Tiros efectivos realizados con el balón Nº 707 (74 cm. – 570 gr)
8. Tiros efectivos realizados con el balón Nº 303 (78 cm. – 600 gr)
J – Análisis de los Resultados
Haciendo un estudio de todos los resultados y de las informaciones que nos ha brindado este trabajo, nos pusimos a la tarea de analizar los mismos para, más tarde, llegar a conclusiones concretas.
J. 1. Análisis de jugadores 13 – 14 años (masculino):
De la correlación establecida entre las medidas antropométricas y los tiros efectivos podemos observar en la tabla Nº 7, que la variable Nº 1 donde alcanza su mayor relación es con la variable Nº 7 con 0,421; siendo esta una relación significativa positiva amortiguada. La variable Nº 2 presenta mayor relación con la variable Nº 6 con 0,240. La variable Nº 3 con la variable Nº 7 con 0,277; y la variable Nº 4 con la variable Nº 6 con 0,285, siendo éstos tres últimos resultados de una relación baja.
Tabla Nº 7: Correlación por el método de “Regresión paso a paso” (Masculino).
Variables
Variable Nº 5
Variable Nº 6
Variable Nº 7
Variable Nº 8
Variable Nº 1
0,234
0,309
0,421
0,116
Variable Nº 2
0,022
0,240
0,213
0,035
Variable Nº 3
0,124
0,208
0,277
0,243
Variable Nº 4
0,116
0,285
0,271
0,243
Total:
0,496
1,042
1,182
0,637
Correlación
Significativa
Significativa
Las variables antropométricas en su conjunto presentan su mayor relación por la variable Nº 7 con 1,182; siguiéndole la variable Nº 6 con 1,042, luego la variable Nº 8 con 0,637, y finalmente, la variable Nº 4 con 0,496.
En los atletas de las categorías 13 – 14 años, del total de tiros lanzados, es decir, 10 tiros por cada jugador con cada balón, existen diferencias significativas marcadas con el balón Nº 404 (70 cm – 540 gr) y con el balón Nº 303 (78 cm – 600 gr), a favor de los tiros fallados con un 68, 3 % en los jugadores cubanos, y un 66,4 % en los jugadores argentinos.
Con el balón Nº 701 (74 cm – 550 gr) se obtuvo diferencias significativas pero no marcadas, con el 57,7% de los tiros malos para los jugadores cubanos y, con el 58,3 % en los jugadores argentinos. En cambio con el balón Nº 701 (74 cm – 570 gr), no presentó diferencias significativas, ya que el porciento fue de 52,5 % a favor de los tiros anotados en los jugadores cubanos, y del 51,2% a favor de los jugadores argentinos.
En la ejecución técnica del movimiento, no se presentó diferencias significativas con los balones Nº 404 (540 gr), el Nº 701 (550 gr) y el Nº 701 (570 gr), comportándose con un 45%, 46,1% y 52,5% respectivamente en los jugadores cubanos, y un 47,3%, 45,8% y 53,2% respectivamente, en los jugadores argentinos. En tanto, con el balón Nº 303 (600 gr), se comportó en un 69,4% en los jugadores cubanos, y en un 71,2% en los jugadores argentinos a favor de las ejecuciones incorrectas, es decir, que presentó diferencias significativas.
En lo que se refiere a porcentaje de efectividad, los resultados se encuentran expresados en la tabla Nº 8, diferenciados por tipo de balón y por origen de los jugadores.
Tabla Nº 8: Porcentajes de efectividad según el tipo de balón utilizado.
Balón Nº 404
Balón Nº 701 – 550 gr
Balón Nº 701 – 570 gr
Balón Nº 303
Cubanos
31,6 %
42,2 %
52,5 %
31,6 %
Argentinos
29,4 %
39,5 %
51,3 %
28,4 %
En la observación pedagógica pudimos analizar, promediando los registros de ambos países, que se obtiene un porcentaje mayor con el balón Nº 404 (86,35 %) por defecto, y el menor porcentaje con el balón Nº 303 (65,25 %) por exceso.
Este mayor porcentaje es lógico pues el balón Nº 404 de 540 gr – 70 cm, es el establecido internacionalmente para las categorías 9 – 10 (preminibásquetbol) y 11 – 12 (minibásquetbol).
También pudimos observar que los jugadores, con este balón, no solamente llegaban al cesto, sino que se pasaban; es decir, que la mayoría de los lanzamientos daban en el tablero, lo que disminuía mucho su efectividad, como se demostró en el test pedagógico de tiros libres. En tanto que, el menor porcentaje se obtuvo con el balón Nº 303 de 600 gramos, producto de que la mayoría no llegaba al cesto, principalmente por el peso.
Es decir, que el balón Nº 701 – 570 gramos, al obtener un 82,5% es el que le sigue al balón Nº 404 – 540 gramos, ya que el balón Nº 303 – 600 gramos está por debajo del balón Nº 701 – 570 gramos.
Con relación a la observación pedagógica del esfuerzo físico, los resultados se encuentran expresados en la tabla Nº 9, discriminados por tipo de balón y origen de los jugadores.
Tabla Nº 9: Resultados de la Observación pedagógica del esfuerzo físico, según tipo de balón empleado y origen del jugador.
Balón Nº 404 – 540 gr
Balón Nº 701 – 550 gr
Balón Nº 701 – 570 gr
Balón Nº 303 – 600 gr
Cubanos
86,32 %
82,5 %
82, 21 %
65,25 %
Argentinos
88,13 %
83,24 %
84,12 %
63,3 %
Por lo expuesto en la tabla Nº 9, se puede observar que no existen diferencias significativas entre el balón Nº 404 – 540 gr, y el balón Nº 701 – 570 gr, con un porcentaje de los que llegaron al cesto del 86,32 % en los jugadores cubanos y un 88,13 % en los jugadores argentinos, y un 82,21 % en los jugadores cubanos y un 84,12 % en los jugadores argentinos, respectivamente.
Sin embargo, sí existen diferencias significativas entre el balón Nº 701 – 570 gr, y el balón Nº 303 – 600 gr, con un porcentaje de los que llegaron al cesto del 82,21 % en los jugadores cubanos y del 84,12 % en los jugadores argentinos, frente a un 65,25 % de los jugadores cubanos y un 63,3 % de los jugadores argentinos, respectivamente.
J. 2. Análisis de las jugadoras 13 – 14 años (femenino):
Aquí, en cuanto a las mediciones antropométricas, la correlación es muy pequeña. Las veremos establecidas en la tabla Nº 10.
Tabla Nº 10: Correlación por el método de “Regresión paso a paso” (Femenino)
Variables
Variable Nº 5
Variable Nº 6
Variable Nº 7
Variable Nº 8
Variable Nº 1
0,172
0,299
0,065
0,040
Variable Nº 2
0,041
0,262
0,143
0,175
Variable Nº 3
0,177
0,116
0,208
0,075
Variable Nº 4
0,185
0,271
0,182
0,061
Total:
0,575
0,948
0,598
0,351
Correlación
Poco significativa
Podemos observar que:
· La variable Nº 1 tiene mayor relación con la variable Nº 6 (0,299).
· La variable Nº 2 tiene mayor relación con la variable Nº 6 (0,262).
· La variable Nº 3 tiene mayor relación con la variable Nº 7 (0,208).
· La variable Nº 4 tiene mayor relación con la variable Nº 6 (0,271).
Por lo que en su conjunto, las variables antropométricas se relacionan en el siguiente orden:
· Variable Nº 6: 0,948.
· Variable Nº 7: 0,598.
· Variable Nº 5: 0,575.
· Variable Nº 8: 0,351.
Del total de tiros libres lanzados, hubo diferencias significativas marcadas con el balón Nº 404 – 540 gr, el balón Nº 701 – 550 gr, y el balón Nº 303 – 600 gr, a favor de los tiros libres fallados con el 73,8%, 70,9% y el 70,2% respectivamente, en las jugadoras cubanas, y con el 72,45%, 71,2% y el 69,56% respectivamente, en las jugadoras argentinas, respectivamente. Proyectándose a la inversa, el grado de significación con el balón Nº 701 – 570 gramos, fue de 50,4 % a favor de los tiros libres convertidos, en las jugadoras cubanas, y del 48,1% en las jugadoras argentinas.
El porcentaje de efectividad alcanzado con los distintos tipos de balones se encuentra expresado en la tabla Nº 11, discriminado por país de origen.
Tabla Nº 11: Porcentajes de efectividad según el tipo de balón utilizado y origen de la jugadora..
Balón Nº 404 – 540 gr
Balón Nº 701 – 550 gr
Balón Nº 701 – 570 gr
Balón Nº 303 – 600 gr
Cubanas
26,1%
29,1%
50,4%
29,3%
Argentinas
31,2%
33,6%
48,1%
27,87%
En la ejecución técnica del movimiento, no se presentaron diferencias significativas entre los balones Nº 404 – 701 (ambos de 550 gramos) y el balón Nº 701 (570 gramos), ya que la relación fue, para las jugadoras cubanas del 45%, 48,3% y del 53% respectivamente; en tanto que para las jugadoras argentinas fue del 46%, 47,4% y del 51,9 % respectivamente. Por el contrario, el 63,5 % en las jugadoras cubanas y el 66,7 % en las jugadoras argentinas, a favor de las ejecuciones incorrectas, nos dice que existen diferencias significativas.
Los resultados alcanzados en el test de observación pedagógica del esfuerzo físico los podemos observar en la tabla Nº 12.
Tabla Nº 12: Resultados de la Observación pedagógica del esfuerzo físico, según tipo de balón empleado y origen de la jugadora.
Balón Nº 404 – 540 gr
Balón Nº 701 – 550 gr
Balón Nº 701 – 570 gr
Balón Nº 303 – 600 gr
Cubanos
96,2%
94,3%
94,5%
70,5%
Argentinos
94,4%
93,3%
94,2%
69,4%
Del análisis de la tabla Nº 12 se puede inferir que:
· El mejor porcentaje se obtuvo con el balón Nº 404 – 540 gr, para las jugadoras de ambos países.
· El porcentaje más bajo fue obtenido, en ambos casos, con el balón Nº 303 – 600 gr.
· No existen diferencias significativas entre los balones Nº 404 y el Nº 701 – 570 gr, con 96,2% y 94,5% en el caso de las jugadoras cubanas respectivamente; el del 94,4% y 94,2% en el caso de las jugadoras argentinas, de los lanzamientos que llegaron al cesto.
· En tanto, los que no llegaron al cesto presentaron diferencias significativas a favor del balón Nº 303 – 600 gr, con el 29,5 % en las jugadoras cubanas, y con el 30,6% en las jugadoras argentinas.
K – Conclusiones |
Una vez realizado el análisis de los resultados, podemos concluir planteando los siguientes aspectos:
· La correlación establecida entre las variables antropométricas y los tiros libres convertidos con cada tipo de balón, es baja.
· Las variables antropométricas se relacionan más con las variables Nº 6 y 7, siendo la Nº 6 los tiros libres convertidos con el balón Nº 701 – 550 gr, y la Nº 7 los tiros libres convertidos con el balón Nº 701 – 570 gr, teniendo ambos la misma circunferencia. Por lo tanto, la variable que mayor relación posee es la Nº 7, que alcanzó el valor de 1,182.
· Que el balón 701 de 74 centímetros de circunferencia, es el de mejor adaptación a las características antropométricas de la mano de la categoría 13 – 14 años, en ambos sexos, para los evaluados de los dos países.
· No existen diferencias significativas en la realización de los tiros libres con los balones Nº 404 y Nº 701, habiéndola con el balón Nº 303 – 600 gr.
· En los dos sexos, se obtuvo un mayor porcentaje de efectividad del tiro libre y ejecución técnica del movimiento con el balón Nº 701 – 570 gr.
· Que tanto la circunferencia como el peso de los balones son factores que determinan la efectividad del tiro libre a una mano y la ejecución técnica del movimiento.
· El balón Nº 701 – 570 gr, influye positivamente en la efectividad del tiro libre con una mano y en la ejecución técnica del movimiento.
· La menor efectividad que se observó, tanto en los tiros libres como en su ejecución, fue debido a que los atletas no llegaban al cesto con el balón Nº 303 – 600 gr, por defecto, y con el balón Nº 404 – 540 gr, por exceso, ya que se pasaban del cesto, es decir, daban en el tablero.
· Que los balones Nº 404 – 540 gr, Nº 701 – 550 gr, y Nº 303 – 600 gr, no son los más adecuados para la categoría 13 -14 años de ambos sexos, en ambos países, de acuerdo a la investigación realizada.
· Somos de la opinión que el balón Nº 701, de 74 centímetros de circunferencia y 570 gramos de peso, es el más asequible a la adaptación de los atletas de esta categoría, ya que al reducir su circunferencia y peso de acuerdo a sus características, éste será mejor manipulado. Además, al reducir éstas dos medidas, no tendrán los jugadores que realizar una fuerza superior a sus posibilidades reales, por lo que se logrará que no se rompa la dinámica del movimiento, evitándose que el atleta haga movimientos innecesarios o adicionales, los que sólo resultarían una interferencia de hábitos no deseados, en su futuro, como hemos demostrado.
L – Recomendaciones |
Teniendo presente los resultados alcanzados, consideramos que podemos realizar las siguientes recomendaciones:
· Que en la categoría 13 – 14 años, tanto damas como caballeros, en ambos países donde se realizó el estudio, se emplee el balón Nº 701, de 74 centímetros de circunferencia y 570 gramos de peso.
· Que en los próximos años se haga este estudio con una mayor muestra poblacional, a través de las federaciones provinciales, coordinadas por la Confederación Argentina de Básquetbol en nuestro país, y por las autoridades del I.N.D.E.R., en Cuba.
· Hacer un estudio experimental, en ambos países, utilizando este balón por un período competitivo, para una posible adaptación al mismo.
· Que después del período de adaptación, y de los pasos anteriores recomendados, se oficialice el balón Nº 701 de 74 centímetros de circunferencia y 570 gramos de peso, si los resultados alcanzados son óptimos.
· Que en un estudio posterior, se pueda complementar el presente trabajo, incorporando el estudio electromiográfico explicado en la presente investigación, para reemplazar el test de observación pedagógica del esfuerzo físico, por una prueba de mayor exactitud de medición.
· Que basados en los resultados de esta investigación, se de inicio a un nuevo estudio que centre sus variables de investigación en relación con las dimensiones de las áreas de juego y altura del cesto, lo que hará aumentar la calidad de esta categoría. Esto debería ser realizado de forma técnica pedagógica; así como existe una relación dialéctica entre la edad y el medio deportivo de nuestros jugadores, como hemos observado en el presente trabajo de investigación.
M – Glosario |
· Ejecución de la técnica: Es la adopción más racional, que permite realizar en la forma más completa y con el mayor éxito, un determinado elemento técnico, teniendo en cuenta las reglas y las leyes biomecánicas.
· Tiro Libre: Es el lanzamiento que se realiza desde la línea de tiros libres, sin obstáculos, después de haberse cometido una falta sobre un jugador en el momento de lanzar hacia el cesto. Excepciones: Faltas técnicas, antideportivas y descalificadoras.
· Pinza digital: Relación del dedo índice con el dedo pulgar.
· Antropometría: Rama de la Antropología que se ocupa de las mediciones del cuerpo, sus extremidades, diámetros, circunferencias, etc.
· Dócima de proporciones: Método estadístico para determinar si existen diferencias significativas o no entre dos variables.
· Correlación “Regresión Paso a Paso”: Es el estudio analítico de las relaciones que pueden existir entre dos o más series de observaciones o de rasgos, y la manera de medirlas.
· Microsta: Programa de computación aplicado a la estadística, para el estudio de las correlaciones entre dos variables.
N – Bibliografía |
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