Palabras claves: ATLETISMO/ENTRENAMIENTO DEPORTIVO/PREPARACION DEPORTIVA/TECNICA

Título: Modelos para el entrenamiento de la técnica en el atletismo.

Título Original: Modelle für das leichtathletische Techniktraining – Diskuswurf.

Traductor: Publio Cepero Fadraga (SETIDEP)

Fuente: No. 36, 1994 (Sin más datos de la fuente)

Texto completo:

Resumen:

Se ha de observar, además, que sólo muy pocos autores le brindan especial atención a la fase inicial con los dos pies. La mayoría sostiene la opinión de que no tiene importancia alguna para los rendimientos (comparar con Ward 1981, Stepanek/Susanka 1987, Susanka y col. 1988, Knicker 1988, Schöllhorn 1989). Ello se debe, ante todo, al hecho de que no se pudo verificar significado alguno desde el punto de vista de la correlación estadística entre los parámetros relacionados con esta fase y el rendimiento. Independientemente de ello hay que establecer que naturalmente la aceleración principal del disco tiene lugar en ambas fases de apoyo con las dos piernas (comparar Schlüter/Nixdorf 1984), en cuyo caso el segmento motor sometido a análisis recibe casi una ¨función del envío¨.

 

 

Bartlet llama la atención acerca de que sólo Hay realza la importancia de la fase de arrancada con ambas piernas porque su conformación tiene influencia directa sobre la ¨colocación¨ del pie izquierdo (en el lugar del lanzamiento) (comparar con Bartlett 1990). Falta una fundamentación para tal hipótesis.   No puede, sin embargo, haber duda alguna de que precisamente los principiantes y expertos –incluso  decatlonistas- demuestran una posición transitoria de puente  inestable con desplazamiento incompleto del equilibrio sobre la pierna de giro izquierda. Esto conlleva a una secuencia de errores entre los que se cuenta además la colocación retrasada del pie izquierdo durante la adopción de la posición final para el lanzamiento.

 

Así pues se ha de presumir que la importancia de la fase inicial con los dos pies decae con el estándar de los rendimientos en aumento y que su estructuración individual dependa de la flexibilidad específica, de la capacidad de orientación en el espacio y la capacidad neuromuscular.

 

La fase inicial con una sola pierna

Tanto antes como ahora uno de los aspectos de la discusión actual, que como mínimo se refiere al comienzo de esta fase, es el momento óptimo para la elevación del suelo de la pierna de empuje. Mientras por una parte se favorece una realización lo más pronto posible (comparar con Sylvester 1986), recomiendan otros un prolongado y consciente ¨mantenerse parado¨.

 

La base fundamental para tal concepto opuesto consiste en que la pierna de impulso  puede llevar a cabo su función en un grado de desarrollo muy diferenciado.  Algunos deportistas –como por ej., Oerter (USA), Danek (Checoslovaquia) o Bugar (Checoslovaquia) priorizan una conducción ¨estrecha¨ y flexionada.   Aquí parece práctica  una arrancada conscientemente retrasada en pro de la elevación de la pre-tensión en la región de los abductores (de la pierna derecha).

 

Otros por el contrario demuestran una preparación amplia con la pierna de empuje casi completamente cerrada (ver la figura número 9) con la finalidad de alejar, sobre la base del principio de las piruetas, (comparar Nett 1961) al inicio de la rotación la masa del eje de giro (pierna izquierda) y más tarde disminuir el momento de inercia del sistema completo durante el sprint en el círculo producto de otro acercamiento de la misma masa (ver la figura número 9, fase 2 y 3).

 

Figura número 8. Arrancada con las dos piernas en tres fases (variante B sin formación específica en V de los pies.

Figura número 9. Fase inicial en un solo pie con empleo acentuado de la pierna de empuje (principio de las piruetas).

 

Si se comparan ambas variantes del movimiento de la pierna de empuje, entonces la última mencionada es más efectiva por las razones siguientes:

–         Una pierna estirada tiene un mayor momento de inercia que una flexionada. Así es posible, mediante la tracción enérgica correspondiente en la pelvis, producir un impulso de rotación efectivo alrededor del eje longitudinal del cuerpo. Un retraso breve de la flexión de la parte de la cadera perteneciente a la pierna de impulso durante el transcurso de la fase 2 intensifica la transferencia del impulso (ver la figura número 9).

–         El péndulo amplio con la pierna extendida – que actúa como un pescante – permite un desplazamiento sincrónico del KSP hacia el centro del círculo. De esta forma resulta posible la estructura volante del cambio de apoyo  de izquierda a derecha con un tiempo de cuelo muy breve y trayectoria de traslación acortada del KSP (ver la figura número 10).

–         Mediante la flexión y el acercamiento, respectivamente, de la pierna de empuje a la pierna de rotación se puede aumentar de manera efectiva la velocidad angular en un momento, en el cual ya no haya más la posibilidad de aceleración rotatoria, particularmente al  comienzo y durante la fase sin apoyo.

 

Ante las ventajas aquí expuestas sobre el empleo activo y casi totalmente extendido de la pierna de empuje hay que preguntarse por qué no todos los especialistas de elite priorizan esta variante. La respuesta está presumiblemente en el hecho de que el ritmo de rotación individual óptimo es influenciado considerablemente e incluso determinado por el comportamiento de la pierna que se analiza, todo lo cual finalmente determina sobre la selección por optar.

 

Además de la ¨técnica de la pierna de empuje¨  (comparar con Jontha y col. 1976) es digna de citar otra  variante  de impulso con el brazo. En este caso y con la finalidad de retrasar la velocidad angular se aplica de forma horizontal y con el brazo libre estirado al comienzo de la rotación, con la finalidad de llevarlo flexionado al tronco en la fase siguiente, sin apoyo. Esta variante de la utilización del principio de la pirueta, que aplicaba el otrora cuatro veces campeón olímpico A. Oerter (USA) es menos efectivo sí se le compara directamente con el empleo ya presentado de la pierna producto del menor momento  de inercia de la masa de un brazo con respecto a la ¨materialización del empuje¨ (comparar con NETT 1961).

 

En un análisis más profundo el empleo del brazo libre como elemento de impulso es objetivo sólo de forma muy limitada porque de esta forma tiene lugar un ¨halón prematuro¨, el que va unido al desencadenamiento de una torsión del tronco.  De esta forma el brazo estirado realiza más bien una función de dirección  y  controla la velocidad angular óptima relativa a cada fase durante la rotación.

 

Figura número 10. Pierna de empuje extendida como ¨pescante¨ y desplazamiento en contrapeso del KSP hacia el centro del círculo.

La combinación del empleo de la pierna extendida y el comportamiento del brazo estirado al comienzo de la fase inicial con una pierna y la flexión subsiguiente de las extremidades en cuestión en su parte final han de ser por tanto, desde el punto de vista teórico, lo más efectivo. Como se demuestra en la figura número 11 existen realmente principios de solución correspondientes.

 

En comparación con la técnica de Sylvester se ha de mencionar, ante todo, la realización más estrecha de la pierna de empuje alrededor de la pierna de rotación y la materialización más plana del pie de empuje en la fase de despegue (ver la figura número 11, fases 4 y 5).

 

Figura número 11. Fase inicial de  una pierna con empleo combinado del brazo libre extendido y la pierna de empuje. En comparación con la técnica de Sylvester la pierna de empuje pasa la pierna de rotación a una distancia menor y el pie es conducido de una forma más plana (ver fases 4 y 5).

 

Esta modificación de la técnica de la pierna de empuje se ha impuesto entre tanto. A diferencia de la pierna de empuje, que se aplica de forma activa, no se emplea, en el sentido más estricto, el brazo libre como ¨brazo de impulso¨ sino más bien como ¨elemento de retraso¨ y ello es así en verdad porque el tronco debe seguir la actividad de la pierna no antecederla. De esta forma se logran premisas esenciales para la composición de la torsión subsiguiente.

 

Con respecto a la conducción amplia o estrecha de la pierna (de empuje) Barlett (1990) indica con razón que aún faltan pruebas a la hora de demostrar la superioridad de la variante antes mencionada. Sólo Susanka y col. aportan una fundamentación:

 

Prefieren el movimiento estrecho y plano de la pierna de empuje porque para los demás movimientos parciales resulta desventajoso un pie de empuje demasiado elevado.  (comparar con Susanka y col. 1988).

Si analizamos estas ideas, entonces vemos que la variante de la pierna de empuje plana y estrecha – relativa a una parte del comienzo aplicada a la dirección del lanzamiento –  puede conectarse realmente de forma óptima con la intención de garantizar una fase sin apoyo lo más breve posible, a lo cual le sigue inmediatamente el despegue y arrancada, respectivamente  en el círculo.

 

Otra interrelación fundamentada consiste en que la ¨estructura del impulso¨ debe culminar con el péndulo amplio de la pierna libre, cuando el lanzador adopte la ¨posición de comienzo del sprint¨. En otras palabras: El desplazamiento de la masa del eje de rotación (pierna izquierda) se produce tan prematuramente que ya ha concluido la estructura del impulso  propuesto, cuando el pie de empuje muestra la dirección del lanzamiento. Producto de su conducción plana, estrecha y de esta forma ¨rectilínea¨ se reduce con mayor efectividad el momento de inercia de todo el  sistema en su conjunto en esta parte del movimiento que mediante la conducción elevada y amplia de la pierna de ¨afuera hacia adentro¨.

 

La flexión sincronizada de la pierna de empuje, anteriormente extendida o casi estirada con la dirección del lanzador hacia el centro del círculo tiene lugar en ambas variantes. Conjuntamente con el aprovechamiento ya citado del principio de las piruetas esta flexión resulta indispensable porque tiene que ser ¨adoptado¨ oportunamente el ángulo óptimo en las articulaciones de la rodilla para el aterrizaje de la pierna de impulso en el centro del círculo.

 

La incorporación adicional del brazo de impulso, previamente extendido,  en este ¨proceso de aproximación¨  de las masas parciales en el eje de rotación es presentada tan solo por algunos atletas, que aplican la ¨técnica de empuje con la pierna¨  (así por ej. B. Von H.-D. Neu). Con frecuencia se han de observar los principios al respecto, así por ej., el brazo de empuje flexionado o mantenido horizontalmente flexionado (por ej., L. Milde). Sobre este aspecto hablaremos durante la presentación de la fase subsiguiente:

 

El disco se pone detrás aproximadamente entre los 2,40 y los 2,80 m máximo durante los 350 a 400, que dura la fase de arrancada con una pierna (Comparar con Schlüter/Nixdorf 1984, Kicker 1988, Susanka y col 1988, Schöllhorn 1989). En tal caso ¨sigue¨ al lanzador, cuya elevada actividad con la pierna conserva como mínimo parcialmente la torsión adoptada del tronco en la fase de  retroempuje – o de inversión.  En todo momento el brazo de lanzamiento y el eje de los hombros deben mantenerse de forma consciente detrás en la fase de arrancada.  De esa forma el objeto ¨transportado¨ se desplaza  detrás del lanzador por su primer punto bajo aproximadamente cuando (desde la perspectiva a vuelo de pájaro) atraviesa la mitad del sector (ver la figura número 12).

 

La fase sin apoyo

La función principal de la fase de vuelo consiste en posibilitar el cambio de apoyo de la pierna izquierda a la derecha, unido a la ganancia de espacio. Realmente es posible sobre la base del punto de aterrizaje alejado aproximadamente tan solo 1,25 a 140 m en el centro o inmediatamente detrás del centro del círculo, realizar esta traslación incluso sin pérdida del contacto con el suelo – así como lo demuestra, por ej., B.A. Wagner – aunque de esta forma se reduce considerablemente y de manera obligatoria el impulso de despegue de la pierna izquierda que actúa al inicio horizontalmente. Su contribución a la aceleración de la traslación del sistema  completo se subestima con frecuencia. Ello está dado por el hecho de que de acuerdo con las regulaciones se prohíbe el uso del borde del círculo, substitución del bloque de arrancada. Cuando Sylvester, a comienzos de los años 60, presentó la técnica de impulso con la pierna en Europa encontró entre sus contrincantes rápidamente seguidores, que le imputaban la toma de impulso a partir del borde del círculo- no observado al inicio por los árbitros. La ganancia en distancia lograda alcanzó en 50 – 55 m de 1 a 2 metros. Con una vigilancia más severa por parte de los árbitros en relación con el comportamiento inicial del pie de giro se eliminó la posibilidad ilegítima de mejorar los lanzamientos.

 

La inmensa mayoría de los especialistas aprovechan hasta el día de hoy el impulso a partir del piso del círculo, conforme a las reglas. Con sólo pocas excepciones – al respecto se ha de mencionar ante todo a W. Schmidt – los lanzadores presentan aquí un movimiento de rotación plano y muy breve en el tiempo (ver la figura número 13).

 

Figura número 13. Fase sin apoyo en cuatro atletas de clase mundial (desde la  izquierda:  Sylvester (USA), Pachale (RDA), Schult (RDA) y Schmidt (RDA).

Con aproximadamente de 60 hasta 80 ms tiempo de vuelo y aproximadamente de 0,5 hasta 0,8 m de longitud  de recorrido del disco la fase sin apoyo es de las 5 fases la más corta en tiempo y espacio (comparar con Knicker 1988). Sí se tiene en cuenta que el sistema completo no puede ser acelerado sin contacto del lanzador sobre el suelo, sino que continúa realmente el movimiento de rotación y translación a continuación del mantenimiento del impulso, entonces parece consecuente la intención manifiesta de una materialización rápida de la fase de vuelo.

 

El mantenimiento del impulso no excluye, sin embargo, el hecho de que por ej. continúe la aceleración del disco.  Esta posibilidad debe ser aprovechada, sin embargo, sólo en medida limitada, porque de lo contrario el ¨acarreo¨ del instrumento no se podría mantener en orden (comparar con Bartlett 1990). Así sólo queda como alternativa razonable un acercamiento de las masas parciales al eje de rotación (es decir, al eje longitudinal del cuerpo) durante el vuelo.

 

Si se observa la figura número 13 bajo este aspecto entonces uno se percata de que se hace tan solo un uso limitado: La  pierna (derecha) de impulso situada directamente debajo del cuerpo (Pachale y Schult), una pierna levantada, flexionada (Sylvester) o un brazo de impulso en ángulo (Schmidt y Schult), así como un brazo de lanzamiento poco acercado al tronco (Schult). De tal forma se puede elevar sólo insustancialmente la velocidad angular del sistema.

 

Si se pregunta por las causas de estas posibilidades no utilizadas, entonces veremos, ante todo,  dos  fundamentos: Uno es que el tiempo de realización para las modificaciones con grandes amplitudes es demasiado corto y el otro es que parece, no obstante, poco objetivo aplicarle mayores oscilaciones al nivel de impulso del disco. Este argumento se aplica en una observación más exhaustiva también al comportamiento no modificado del brazo de impulso. Este asume  una función esencial en la fase de apoyo con una sola pierna directamente al final, cuando el brazo libre se encuentra con su entrada en la posición óptima para ello.

 

Fase de lanzamiento con una pierna

La citada tarea del brazo libre consiste en favorecer la estructura del desenlace a lograr en esta fase mediante el retraso de la rotación del eje escapular frente a la rotación continuada de la pelvis. Digno de mencionar parece ser que solamente Simony/Felton (1972), así como también Bauersfeld/Schröter (1985) se refieren a este aspecto técnicamente muy importante:

 

¨ La torsión es apoyada por el brazo izquierdo, la que constituye el  ¨ polo opuesto ¨  del movimiento de estiramiento giratorio que actúa en la dirección del lanzamiento de la pierna derecha – mantenido conscientemente frente a la dirección del lanzamiento¨ (Bauersfeld/Schröter 1985, 312).

 

Se ha de señalar al respecto que la pierna derecha no puede adoptar inmediatamente después del aterrizaje ningún tipo de función de estiramiento, sino que ejecuta con las articulaciones de la rodilla y el pie un movimiento de rotación (más bien pasivo). El impulso necesario en tal caso surge inicialmente del inicio de la rotación.  Inmediatamente con el impulso del pie de giro del borde del círculo casi continúa y se sobrepone, no obstante, mediante la contracción de la musculatura transversal del tronco. La aplicación rápida y activa de la pierna libre (izquierda) en dirección de la rotación intensifica la rotación ¨inferior del cuerpo¨ de manera adicional, siguiéndoles en tiempo el tronco y el brazo de  lanzar.

 

A fin de minimizar una reducción de la velocidad angular mediante la fricción resulta indispensable un aterrizaje exclusivamente sobre el metatarso del pie. Una suela de zapato en el pie derecho, que propicie la correspondiente rotación, apoya el propósito de mantener las pérdidas por fricción lo más bajas posible. La función de retraso ya citada del brazo libre no constituye de ninguna manera un ¨nuevo¨ elemento. Como lo confirma la figura número 15, ya en los años 60 Sylvester presentaba el ¨cierre¨ consciente frente a la dirección de la rotación. Independientemente de ello queda por asegurar que la continuidad de la rotación en la parte inferior del cuerpo, con una rotación activa, frente al tronco, con una rotación pasiva bajo el empleo del brazo izquierdo es el método presumiblemente más efectivo, tanto antes como ahora, a fin de lograr una elevada pretensión del cuerpo. Partiendo de aquí resulta por esta vía posible el evitar el apresuramiento del implemento en la fase de apoyo con un solo pie. Ante esta situación resulta asombroso que solo pocos atletas empleen el brazo libre.

 

Figura número 14. Las figuras de empuje y aterrizaje, así como también la fase de retraso para la torsión a partir de la perspectiva a vuelo de pájaro (de izquierda a derecha). Una comparación de la posición del brazo izquierdo en las tres fases hace evidente el cierre frente a la dirección del lanzamiento. De formularse exageradamente pudiera afirmarse que el lanzador se ¨envuelve¨ con el brazo estacionario libre, cuya articulación del codo permanece algo por encima del centro del círculo.

 

Figura número 15. El recordista mundial J. Sylvester durante un lanzamiento de 63 m en el año de 1968. Las tres fases consecutivas  muestran un comportamiento motor del brazo libre, que permiten ver claramente la intención del retraso.

 

La siguiente serie de figuras (figura número 16) permite una comparación del modelo motor ya presentado de J. Sylvester con otros tres atletas de categoría mundial en el aspecto analizado de los movimientos y presenta la figura de vuelo y aterrizaje, así como también la posición de ¨270 grados¨. Con la representación se pretende indicar la dirección de expulsión del brazo de lanzar y cómo el lanzador muestra desde la perspectiva anterior una agrupamiento acentuadamente vertical y la dirección de los miembros del tronco y el cuerpo (vea la figura 16).

 

Figura número 16. Representación comparada del comportamiento del vuelo y aterrizaje en cuatro atletas en tres fases:  Figura de vuelo, de aterrizaje y posición de 270 grados (desde la izquierda).

Otra ventaja, que puede derivarse del comportamiento final del brazo consiste en que sobre la base de su posición breve casi estacionaria puede ser aplicado transversalmente por delante del cuerpo de manera sincrónica con el empleo rápido de la pierna libre (izquierda) como un propulsor adicional para la rotación de lanzamiento a ejecutarse de forma explosiva. Ello ocurre en la medida en que el brazo libre ya sea estirado ya sea en la posición flexionada sea llevado de manera activa en la diagonal, hacia arriba. Esta ¨apertura¨ tiene lugar de manera directa (variante I) o indirecta (variante II).

 

En el caso de la variante I el brazo libre desde su  posición inicial adopta de inmediato la diagonal en la dirección del lanzamiento (vea la figura número 17).

 

Figura número 17. Empleo efectivo del brazo libre como elemento de impulso en la fase de lanzamiento con una o dos piernas durante el envía de 68 m visto desde la perspectiva de atrás.  (variante II). El halón es combinado con el ¨empleo de las caderas¨, en cuyo caso el flanco derecho con la pierna derecha flexionada es llevado hacia delante inmediatamente con el contacto con el suelo del pie izquierdo de forma dinámica frente a la resistencia de la pierna anterior.

 

En la variante II por el contrario se trata más bien de una elevación del brazo hasta la altura de los hombros, antes de  que el enérgico halón se ocupe de un impulso de rotación muy efectivo con resistencia ósea a nivel de las articulaciones del hombro y el homóplato / región de la columna vertebral (mediante una transferencia de movimiento).

 

La aplicación de ambas variantes es, como ya se ha indicado, por tanto efectiva sí en la posición de los 270 grados el brazo libre se aplica estacionario frente a la dirección de la rotación. La pregunta relativa a cuál de las dos variantes preferir sólo se puede responder hipotéticamente en una observación conjunta con el ritmo de rotación individual y el cronometraje del lanzamiento. Como se representa en la figura 18 la variante II esta comparativamente conectada con una larga fase de lanzamiento de una pierna.

 

A diferencia de la opinión de Stepanek/Susanka (1987) partiendo tan solo de una  detención más prolongada en la fase de lanzamiento con una pierna no se puede concluir a priori que hay un comportamiento motor menos efectivo.  En tal caso una valoración del decurso completo de los movimientos, pero ante todo, también un análisis del decurso de la velocidad por fases del implemento resulta indispensable. Precisamente según Schlüter/Nixdorf (1984) una aguda aceleración en la fase de lanzamiento con una pierna no es práctica, porque de esta manera –salida demasiado temprano de la torsión – se reduce la fase final de las dos piernas en su efectividad, mientras que por otra parte resulta válido como ¨exigencia ideal reconocida¨, el hecho de que el disco debe ser acelerado de manera positiva durante el movimiento de rotación completo de fase en fase. Esto es lo que realiza J. Schult, cuyo decurso de los movimientos se representa en la figura número 18, incluso a pesar de una fase relativamente larga de lanzamiento con una pierna (comparar con Knikker 1988).

 

Hay que pensar también en  la opinión docente ortodoxa que habla de un aterrizaje inmediato del pie izquierdo (delantero), así como lo demuestra por ej. R. Danneberg – quien consecuentemente comienza el lanzamiento con la adopción previa de la posición de lanzar. Si se tiene en cuenta el principio estructural que sirve de fundamento a este análisis, según el cual el fenómeno del lanzamiento se subdivide de forma totalmente consciente en una fase con una  y ambas piernas, entonces esta denominación  implica por sí sola un criterio más diferenciado.

 

Este aumento continuo de la velocidad del disco se puede lograr  tan solo bajo las condiciones siguientes:

–         Al lograr una elevada velocidad angular del sistema completo mediante una gran actividad de las piernas en la primera fase inicial con una pierna.

–         Al retrasar la rotación del tronco en la fase de vuelo, así como también al comienzo de la primera fase de lanzamiento con una pierna, mediante lo cual tiene lugar una transferencia del impulso a la parte inferior del cuerpo, que sigue rotando, lográndose así una elevada torsión del tronco.

–         Adopción óptima de la figura durante el aterrizaje con el pie de rotar opuesto al eje longitudinal del cuerpo, colocado ¨transversalmente¨ en la dirección del lanzamiento, (el tronco permanece prácticamente flexionado sobre la pierna de rotación recogida) y ligeramente por encima (o sobre) de la altura de la cabeza en el punto culminante (detrás – arriba) es transportado el disco.

–         Empleo activo del brazo y pierna libres en el sentido de rotación con ¨mantenimiento atrás¨  consciente (pasivo) del brazo de lanzar en la fase de lanzamiento con una pierna.

–         Elevada movilidad y relajación en el hombro de lanzar, de manera que pueda ser aprovechada la capacidad de persistencia instrumento transportado / brazo de lanzar mediante el ¨halón¨ del brazo libre. Ello evita el apresuramiento del disco, produciendo al mismo tiempo, sin embargo, conjuntamente con la  tensión una velocidad angular tan alta, que el disco permanezca desde el punto de vista de las leyes de la centrífuga en el radio de aceleración más amplio y de esta forma relativamente por largo tiempo en el nivel del segundo punto elevado.

–         El impulso de rotación activo de la pierna derecha provoca un desplazamiento rápido en dirección al lanzamiento. De esta manera la tensión previa del tronco se eleva en la fase de lanzamiento con una pierna y se prepara el ¨deslizamiento¨ óptimo.

La última palabra mencionada, el deslizamiento conduce de la trayectoria del disco en la fase de lanzamiento con una pierna, que dura aproximadamente 190ms y casi 1,50 m (comparar con Knicker 1988) a la fase con dos piernas.

Revisado y actualizado por. Lic. Mariela C. Z. (26/05/03)