Palabras claves: FRACTURAS/DEPORTE/LESIONES/ACTIVIDADES FISICAS/MEDICINA DEPORTIVA
Título: Factores relacionados con el deporte que intervienen en las fracturas del rostro
Autor(es): Freidel, S.; Bremerich, A.; Gellrich, N. C.
Traductor: Publio Cepero Fadragas (SETIDEP)
Fuente: Revista alemana de Medicina Deportiva, No.3, Vol. 47, 1996, p. 92 – 96, Ilus.
Texto completo:
Resumen
En la clínica para cirugía de la boca, la quijada y la cara de la universidad Bochum del Ruhr se trataron del 1.1.1981 hasta el 31.12.1990 en total 169 pacientes con fracturas a nivel del rostro provocadas por el deporte. En el periodo de observación se pudo establecer un incremento prácticamente continuado de este tipo de fractura del 5,9% en el año de 1981 al 10,3% en el año de 1990. La edad de los lesionados se situó en el grupo de 16 – 30 años con 62,1%, seguida por el grupo de 31 hasta 45 años con 21,9%. Los hombres estuvieron en una proporción de 5 a 1 en relación con las pacientes del género femenino.
Los empleados/funcionarios con un 34,9% fueron con más frecuencia los lesionados, seguidos por los trabajadores (29,0%) y los alumnos con 17,8%. En el 79,9% se produjeron fracturas aisladas del rostro medio, especialmente fracturas de la categoría IV. En el 14,2% se diagnosticaron fracturas aisladas de la mandíbula. Con el 14,8% se evidenció una participación muy pequeña de pacientes con lesiones acompañantes adicionales del tórax, abdomen, las extremidades o el cerebro.
Introducción
Conjuntamente con la flexibilidad del tiempo de trabajo (tiempo de trabajo corrido, por turnos, etc.) el acortamiento continuado de la jornada semanal, así como también del tiempo de trabajo durante la vida, trajeron como resultado un aumento del tiempo libre útil del individuo. El tiempo libre así ganado se dedicó a la actividad deportiva, siguiendo la tendencia hacia el mantenimiento o incremento de la capacidad de rendimiento físico.
Al aumentar la actividad física se incrementa también el riesgo de lesiones y de esta forma la cantidad de lesiones provocadas por la práctica deportiva. En la bibliografía actual sobre este tema y ante una gran cantidad de estudios sobre las lesiones deportivas de las extremidades y del tronco encontramos una pequeña suma de publicaciones sobre las lesiones del rostro, provocadas durante la práctica deportiva, aunque producto de la posición expuesta de la cabeza se ha de contar con una frecuencia de lesiones no solamente de las partes blandas de la cara sino también de la parte ósea del cráneo y también del cerebro.
Por tal motivo la Clínica de cirugía de la cara, la boca y la mandíbula de la Universidad Bochum del Ruhr debe informar a continuación, partiendo de un periodo de estudio de 10 años a manera de retrospectiva, sobre la frecuencia, tipo y gravedad de las fracturas craneales del rostro.
Material y Métodos
En un periodo de tiempo del 1.1.1981 hasta el 31.12.1990 fueron tratados en la Clínica de Bochum un total de 169 pacientes con fracturas a nivel de la cara. La razón de la recopilación de los datos de los pacientes estuvieron dadas por las hojas de los enfermos, llenadas durante la permanencia estacionaria, en las que se recogieron la anamnesis, hallazgos y terapia. La adquisición de los datos a partir de los expedientes de los enfermos tuvo lugar de manera estandarizada por medio de un cuestionario y de acuerdo con parámetros predeterminados. Los datos así obtenidos fueron llevados a la computadora mediante el Excel 5.0 de Microsoft, con el cual se evaluaron y analizaron.
Resultados
La distribución de los años.
El máximo de pacientes tuvo lugar en el año 1988 con 37 (14,7%), seguido por 27 (10,3%) en el año 1990. Los valores absolutos más pequeños fueron en 1981 y 1983 con 6 y 7 pacientes (5,9% y 6,4%, respectivamente). La tabla número 1 indica la correlación de las lesiones causadas por el deporte en relación con los colectivos anuales en su conjunto (n=1717 pacientes) en los años del 81 al 90.
El colectivo de pacientes y la distribución por edades
El colectivo estuvo compuesto por 141 hombres y 28 mujeres, para una relación de 5 a 1. Los pacientes presentaban como promedio una talla de 182 cm. y pesaban 78,5 Kg. En el momento del accidente deportivo habían practicado deporte, como promedio durante 6,5 años. El grupo de 16 hasta 30 años con 105 pacientes tuvo una participación del 62,1% del colectivo total de pacientes con fracturas a nivel del rostro, ocasionadas por el deporte. En segundo lugar le siguió con 37 pacientes (21,9%) el grupo de edades de 31 hasta 45 años. En el periodo que se analiza ninguno de los pacientes con este tipo de fractura era mayor de 75 años (figura número 1).
Figura 1
Distribución de las edades (n=169).
A la izquierda dice:
Cantidad de pacientes (n=169).
En la horizontal, abajo dice:
De 0 hasta 15 años. De 16 hasta 30. De 31 hasta 45. De 46 hasta 60. De 61 hasta 75 años. Más de 75 años.
Las causas del accidente.
46,1% de los accidentes en el deporte fueron ocasionados por deportes con pelota como el balompié, balonmano, baloncesto o el hockey. Les siguieron las caídas en bicicleta con 14,2%, accidentes en esquí y tobogán con 11,2%, deporte escolar con 7,7%, lesiones en la equitación con 6,5% y las lesiones en los deportes de combate con 5,3%. Otros deportes fueron la causa con una incidencia del 8,9%.
Distribución de las profesiones.
El grupo afectado con mayor frecuencia por este tipo de fractura ocasionada por el deporte fue, con 59 pacientes, el de los empleados/funcionarios, seguido por el de los trabajadores con 49 pacientes, así como también el grupo de los alumnos con 30. En los grupos de los desempleados (5 pacientes), de las amas de casa (4 pacientes) y los independientes (3 pacientes) tales fracturas podían achacarse rara vez a accidentes deportivos. Los retirados y los niños menores de 6 años no mostraron en el tiempo analizado fracturas a nivel del rostro, ocasionadas por la práctica deportiva (tabla 2).
Tabla 1
Factores relacionados con el deporte que intervienen en las fracturas del rostro (comparación anual).
|
Cantidad anual de pacientes |
Participación anual en por ciento en el colectivo total (n=1717 pacientes) en la comparación anual. |
1981 |
6 |
5,9% |
1982 |
9 |
10,8% |
1983 |
7 |
6,4% |
1984 |
11 |
7,2% |
1985 |
23 |
12,3% |
1986 |
14 |
7,9% |
1987 |
16 |
8,2% |
1988 |
37 |
14,7% |
1989 |
21 |
9,8% |
1990 |
25 |
10,3% |
Tabla 2
Presencia de las fracturas del rostro, provocadas por la práctica del deporte, en diferentes grupos cuestionados.
|
Cantidad de pacientes (n=169 pacientes) |
Participación anual en por ciento en el colectivo total (n=1717 pacientes) |
Independientes |
3 |
1,8% |
Empleados |
59 |
34,9% |
Trabajadores |
49 |
29,0% |
Amas de casa |
4 |
2,4% |
Retirados |
0 |
– |
Desempleados |
5 |
3,0% |
Estudiantes |
12 |
7,1% |
Alumnos |
30 |
17,8% |
Niños < de 6 años |
0 |
– |
Otros |
7 |
4,1% |
Las localizaciones de las facturas
Con 135 pacientes (79,9%) las fracturas aisladas a nivel de la parte central del rostro constituyeron el por ciento principal entre las 169 fracturas de este tipo ocasionadas por el deporte y que fueron recogidas en las actas. Fracturas aisladas de las mandíbulas resultaron diagnosticables en 24 pacientes (14,2%), fracturas combinadas de la base frontal y del centro de la cara en 3 pacientes (1,8%), fracturas combinadas de la mandíbula y del centro del rostro en dos pacientes (1,2%) y otras fracturas en 5 pacientes (3,0%).
Siguiendo una división de Becker y Austermann (1) de las 135 facturas aisladas del centro de la cara, ocasionadas por la práctica deportiva, el 2,2% (en cada caso 3 pacientes) fueron fracturas de clase I (= fracturas infrazigomáticas), así como también fracturas de clase III (= fracturas centrolaterales) y el 3,7% (5 pacientes) fracturas de clase II (= fracturas centrales o de pirámide). Con un número de pacientes de 81 y una participación del 60% en las fracturas aisladas del centro del rostro, ocasionadas por la práctica deportiva, predominaron las fracturas del tipo IV (= fracturas laterales del centro de la cara). 43 pacientes (31,9%) con fracturas en el centro de la cara presentaron fracturas aisladas del tabique de la nariz, del piso orbital, así como también de la pared del seno maxilar (figura número 2)
Figura 2
Frecuencia de fracturas aisladas en el centro de la cara, ocasionadas por la práctica deportiva (n=135) (Figura según Becker y Austermann (1)).
En lo que respecta a las 24 fracturas aisladas de la mandíbula (fracturas simples y múltiples) éstas estuvieron representadas, en cada caso, por 10 pacientes con fracturas en el ángulo mandibular y fracturas del processus articularis. De acuerdo con la frecuencia les siguieron las fracturas de Postkanin con cinco pacientes y prekanin con 4. Fracturas collumbasis con o sin dislocación y fracturas collum con dislocación pudieron ser diagnosticadas en cada caso en tres pacientes.
Las lesiones acompañantes
24 lesionados en el deporte (14,2%) mostraron lesiones acompañantes a nivel de las extremidades, tórax o abdomen, así como también traumas aislados en el cráneo y el cerebro. En realidad un paciente (0,6%) recibió varias lesiones producto de una accidente deportivo por lo que fue observado durante un periodo de estudio de 10 años. Con 144 pacientes (85,2%)la mayoría del colectivo no presentó ningún tipo de lesión acompañante.
Discusión
Durante el periodo de observación del 1.1.1981 hasta el 31.12.1990 se verificó en la Clínica de cirugía facial, de la boca y las mandíbulas de la Universidad del Ruhr en Bochum un aumento casi continuo de fracturas a nivel del rostro de 6 personas en el año 1981 a 25 pacientes en el año de 1990. Si se tiene en cuenta la nueva orientación de las prácticas quirúrgicas a nivel de las mandíbulas, boca y rostro en la clínica, cuyo colectivo de pacientes no es evaluado a partir de causas de accidentes sino a partir de otro tipo de documentación, entonces se puede partir de un incremento aún mayor de lesiones en el deporte, que afectan los huesos de la cara.
Schneider ya en 1975 había demostrado una tendencia al incremento de fracturas de los huesos de la cara, ocasionadas por el deporte y relacionadas con fracturas laterales (5). Paralelamente a un aumento de las fracturas laterales del rostro pudo observar un incremento de la presencia de fracturas laterales del 7,7% en el período de 1948 hasta 1968 a un 10,5% en el tiempo transcurrido del 69 al 1973.
Partiendo de los datos publicados por Schuchardt y col. se puede llegar a conclusiones ciertamente sobre una intensificación de las fracturas de los huesos de la cara, ocasionadas por el deporte (6). A una cantidad de pacientes de como promedio 5,8 pacientes en los años 1946 al 57 le siguió aquí un aumento de 6,6 pacientes por año en el periodo que va del 58 a 1963.
Comparado con los valores obtenidos en el periodo de estudio del 81 al 90 se puede hablar, por tanto, de una presencia anual casi triplicada desde los años 50 de fracturas de los huesos de la cara, ocasionadas por la práctica del deporte. Ello se ha de explicar, por un lado, seguramente producto de las modificaciones en las condiciones y costumbres de vida, a resultas de un nivel de vida mejorado y mayor cantidad de tiempo libre disponible y por otro lado, sin embargo, como resultado de una disposición ante el logro de rendimientos y el enfrentamiento de riesgos en la esfera deportiva, así como también, la tendencia a la práctica de deportes técnicos. En la actualidad son posibles nuevos diagnósticos, en especial mediante la topografía computarizada, todo lo cual permite el reconocimiento de fracturas, que con anterioridad no podían ser diagnosticadas clínicamente.
La distribución por sexos de las lesiones en el deporte ocupa con 5 a 1, a favor de los pacientes del género masculino, una posición intermedia de acuerdo con los valores dados en la bibliografía a nivel de los colectivos generales con diferente etiología de fracturas de 2,9 a 1 (8) y 8 a 1 (7), ciertamente a favor del sexo masculino. Ello refleja una disposición intensificada del colectivo masculino ante el riesgo con preponderancia de los deportes de combate y por equipos y por ende con un riesgo de lesiones, en correspondencia superior. El máximo de la frecuencia de lesiones, determinado en el 62,1% en el grupo de edades de 16 hasta 30 años, confirma los datos a observar en la bibliografía. Frente a la carencia de estudios sobre este tipo de fracturas hay que apoyarse en la distribución por edades de los grandes colectivos con fracturas de los huesos de la cara que presentan diferentes causas de lesión.
Así predominaron en Van Hoof y colaboradores (8) los 428 pacientes del grupo de 11 a 20 años (30%) sobre los de 21 a 30 con 414 pacientes (29%). Sonenburg y Härtel (7) encontraron en su investigación de 1985 el máximo de edades, sin embargo, entre los 20 y 30 años de edad con una tendencia a edades inferiores.
Aplicado a las fracturas de la cara causadas por el deporte se pudo demostrar, no obstante, en el presente estudio que la tendencia en este caso está más bien entre los años 31 al 45 ya que después del grupo mayor con 62,1% de 16 hasta 30 años le sigue de inmediato con 21,9% el grupo de 31 a 45 años. Este grupo de edades busca en la actividad deportiva variada de tiempo libre el equilibrio frente a la tensión ocasionada por el trabajo.
En comparación con lo anterior jóvenes y adultos jóvenes practican mucho más deporte (deporte escolar, en los clubes y en la calle) y como resultado de la frecuencia con que lo hacen están más expuestos a las lesiones. En el grupo de edades de 31 a 45 años resulta, por el contrario, que el riesgo de lesiones está dado por un grado inferior de entrenamiento.
Las observaciones de Voss (9) relativas a que el 74% de las causas de lesiones en los huesos del rostro del grupo de 1 a 15 años se han de buscar en accidentes deportivos y en los juegos, no pudieron ser confirmadas. Una presencia del 7,7% en el grupo de 1 a 15 años en el colectivo total se corresponde mucho más con el valor ostensiblemente menor de 28,6% obtenido por Reil y Kranz (4). Hay que tener en cuenta, no obstante, que en el presente estudio se le brindó mayor atención a los accidentes deportivos, y que los casos de accidentes por juegos no fueron recopilados. Waltz y Gerlach (10) presentaron 18 pacientes entre 0 y 5 años con lesiones del rostro provocadas por la práctica deportiva y los juegos, algo que no parece prácticamente posible en este grupo de edades ya que no se puede establecer una diferencia, desde el punto de vista natural, entre deporte y juego, mientras que sólo podría tratarse, sobre todo, de accidentes por juego, aunque no se encontró entre los enfermos sometidos a estudio, de acuerdo con la delimitación hecha anteriormente arriba, ningún paciente de esta edad con la correspondiente etiología.
En la investigación de los grupos profesionales llama la atención que en las lesiones causadas por la práctica deportiva el grupo de los empleados/funcionarios, con un 34,9% es con más frecuencia afectado que el grupo de los trabajadores (29,0%) o el de los alumnos (17,8%), mientras que en los colectivos enteros donde predominan los delitos con brutalidad, predomina el grupo de los desocupados y los trabajadores. Los funcionarios/empleados no salen a relucir aquí, prácticamente para nada. La fundamentación para ello se ha de buscar seguramente en un nivel de educación siempre en aumento y en la seguridad social de buscar con menor intensidad en la fuerza la solución de los conflictos. El deporte de recreación ofrece la posibilidad de una actividad física objetiva y en lo posible también la eliminación de las acciones agresivas que pudieran presentarse.
Un elevado riesgo de lesiones resulta por un lado de la disminución del estado de entrenamiento de los deportistas ocasionales y por otro de la frecuencia superior del entrenamiento entre los que con frecuencia practican deportes.
De las lesiones de la cabeza, provocadas por el deporte, el 79,9%, afectaron fundamentalmente la parte central del rostro. Sólo en segundo lugar en la frecuencia estuvo la mandíbula con 14,2%. Esto está en conformidad con los valores, encontrados por Haase y colaboradores (3), para la parte central del rostro (70%) y la mandíbula (30%), al mismo tiempo que pone en peligro el conjunto formado por el pómulo y el arco cigomático producto de su manifiesta exposición y la abducción refleja de la cabeza ante el eminente peligro. La causa frecuente de fracturas de la cara media lateral son las colisiones en la cancha de fútbol. De esta forma también el 60% de las fracturas del centro de la cara tuvieron lugar en la región del pómulo y el arco cigomático (fracturas laterales).
A diferencia de las fracturas de los huesos de la cara, ocasionadas durante la práctica deportiva, en el grupo completo de Sonnenberg y Härtel (7) es afectada, sólo en un segundo rango, la cara media lateral de forma aislada con un 35% con respecto al colectivo total. Por el contrario la cara media central ocupó el 45,5% de los casos y la región centro-lateral el 19,5%.
La distribución de las localizaciones de las fracturas en la mandíbula está en correspondencia con las distribuciones de los colectivos generales. En el caso de Bünger las fracturas del processus articularis, así como también de la región del ángulo mandibular superan a las fracturas de la mandíbula horizontal. Las fracturas de la parte ascendente de la mandíbula, del processus muscularis y del capitulum tuvieron una importancia subordinada. La frecuencia de las fracturas a nivel de los segmentos particulares de la mandíbula, provocadas por la práctica deportiva, no poco se diferencia de la frecuencia de las fracturas de otra etiología y estuvo en correspondencia, de esta forma ampliamente, con las partes estructuralmente débiles de la mandíbula.
Partiendo de la menor fuerza local y aislada, en comparación con otras causas (accidentes del tránsito, delitos por rudeza, caídas), que actúan sobre las estructuras prominentes de los huesos del rostro los accidentes deportivos tienen un peso y complejidad menores en las fracturas de los huesos de la cara.
Revisado y actualizado por: Lic. Mariela C. Z (18/02/03)
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