Palabras claves: CRECIMIENTO/MADUREZ/ENTRENAMIENTO DEPORTIVO
Título: El levantamiento de pesas en niños
Título Original: Weigtliffing and Children
Autor(es): Platanov, V. N.
Traductor: Nancy Guerrero (SETIDEP)
Fuente: The Weigtliffing Encyclopedia, p. 382-387
Texto completo:
Por décadas, o aún más, centurias, la humanidad ha mirado con temor el levantamiento de grandes pesos. Las tradiciones concernientes a las hernias, el convertirse en persona ligada al músculo y toda una multitud de otros riesgos confirmados han mantenido a muchos que estaban interesados en el levantamiento de pesas a una distancia “segura”. Si hay algo que teman más padres y educadores que el levantamiento de pesas son a los niños que levantan pesos. Temores casi rayanos en lo histérico referentes al impedimento del desarrollo, el estropeo de las articulaciones por las lesiones, e incluso el daño psicológico, han causado el horror de muchos padres y adultos responsables de alguna manera de los niños. Sin embargo la evidencia sugiere que tales miedos son ampliamente exagerados con respecto a los riesgos reales. El levantamiento de pesas es un deporte mucho más seguro de lo que la mayoría de las personas piensan. Además, sus riesgos parecen ser significativamente más pequeños que aquellos que implican la práctica de deportes más populares en los niños (tales como el fútbol, baloncesto, soccer y gimnástica), al menos sobre la base de lo que se ha observado en los Estados Unidos. (La información de los países de Europa del Este, donde la halterofilia es mucho más popular que en los Estados Unidos, parece apoyar una conclusión similar).
En muchos países de Europa del Este la educación física está mucho más estructurada que en los Estados Unidos. Se observa en los adolescentes las cualidades que se cree indican “potencial” para deportes específicos. (O sea se realiza un trabajo de captación).* Los niños que exhiben un potencial inusual se envían a recibir programas de preparación de deportes específicos. Las edades de los niños que se envían a recibir estos programas de deportes específicos varían de una localidad a otra y de un deporte a otro. En la halterofilia, la edad para comenzar un programa de entrenamiento verdadero es generalmente entre los nueve y once años (aunque en algunos países seleccionan atletas hasta de seis o siete años y mucho más viejos hasta de catorce y quince). Durante al menos los primeros siete a doce meses de entrenamiento (algunos años en caso de los atletas que comienzan el entrenamiento a edades muy tempranas), se hace fundamental énfasis en el acondicionamiento físico general y el aprendizaje de la técnica básica de las dos modalidades competitivas con un bastón o una barra ligera. Una vez que ha sido lograda la base del acondicionamiento se adicionan al programa la fuerza básica y los ejercicios para el desarrollo de la técnica. En los próximos uno a tres años el entrenamiento del atleta joven se hace más y más específico del deporte y más y más intenso. Además, entre los doce y los catorce años la mayoría de los atletas ya ha alcanzado un estado de especialización seria y el enfoque se limita a los resultados competitivos.
Ninguno de los países de Europa del Este ha reportado ningún efecto dañino atribuible a tal especialización temprana y muchos han reivindicado los efectos favorables en la salud de los atletas que han estado bajo un entrenamiento riguroso de este deporte comparado con sus contrapartes más sedentarias. Por supuesto, puesto que para estos programas se escogen los mejores especímenes físicos la evidencia puede ser influida. Además, un número de aspectos de los programas deportivos de los países de Europa del Este ha sido mantenido en secreto y siempre existe la posibilidad de que salgan a la luz finalmente los reportes ocultados sobre el daño a los atletas jóvenes. No obstante, los reportes anecdóticos de muchos emigrantes, que han arribado a los Estados Unidos procedentes de Europa del Este en años recientes, parecen apoyar la noción de que no existen efectos dañinos aparentes de la especialización deportiva temprana y cuidadosamente controlada. En consideración a la posibilidad de que existan efectos adversos ocultos sobre los niños debe notarse que mientras existe siempre un incentivo a ocultar información sobre prácticas ventajosas o ilegales (como el doping) parecería haber una ligera ganancia en cuanto al daño en los jóvenes. Algunos atletas sobresalen a edades muy tempranas (esto es particularmente real en el levantamiento de pesas). Mucho más, si la preparación deportiva fuera realmente peligrosa para la salud de los atletas jóvenes existiría una ligera ventaja en la continuidad de la práctica toda vez que se reduciría en última instancia al período de madurez saludable de los atletas.
Un número de organizaciones médicas y profesionales en los Estados Unidos, como la Sociedad Americana de Ortopedia para la Medicina Deportiva y la Sociedad Americana de Pediatras por ejemplo, han reconocido que el entrenamiento de resistencia puede tener un efecto positivo en los niños (ejemplo generando un incremento en la fortaleza y resistencia muscular). No obstante, los especialistas en medicina deportiva y los entrenadores enfatizan la necesidad de realizar una planificación cuidadosa de la carga de trabajo, una técnica de ejercicios apropiada y una adecuada selección y supervisión. La mayoría de estas organizaciones disuaden de participar en eventos competitivos como el levantamiento de pesas y levantamiento de fuerzas y el entrenamiento con resistencia máxima hasta que el atleta no haya alcanzado un determinado nivel de madurez física (ej., la Academia Americana de Pediatría sugiere un “Estado Curtidos 5” el cual es alcanzado por el adolescente promedio aproximadamente a los 15 años, en independencia del sexo pero con variaciones individuales significativas). Han existido muchas excepciones reales en el mundo con respecto a esta guía (ejemplo, el tres veces campeón olímpico Naim Suleymanoglu, que implantó récords del mundo a los 15 y hasta ahora y ganó los juegos olímpicos de 1996 con aproximadamente 30 años no ha reportado efectos dañinos producto de un entrenamiento tan temprano).
Los estudios realizados a niños prepuberales que se han prolongado seis meses no han sido capaces de documentar una respuesta hipertrófica al ejercicio de resistencia. Las ventajas sustanciales de la fuerza documentadas en un número de estos estudios parecen aumentar al entrenar el sistema nervioso para exhibir contracciones voluntarias musculares más fuertes. Además, tener a los atletas prepuberales realizando ejercicios con el propósito de generar una hipertrofia parece ser una práctica cuestionable.
Crecimiento y madurez.
Cuando se trabaja con atletas más jóvenes es importante no solamente apreciar las diferentes frecuencias con que maduran los diferentes atletas sino también percatarse que el proceso de madurez tiene lugar con frecuencias diferentes y en diferentes partes y sistemas del cuerpo. Comprendiendo estos aspectos el entrenador está en mejores condiciones para adaptar su entrenamiento a las necesidades de los atletas jóvenes.
Más de sesenta años atrás R. E. Scammon identificó cuatro curvas de crecimiento para el cuerpo humano. Él desarrolló estas curvas para representar las diferencias que existen en el proceso de maduración en las cuatro áreas generales del cuerpo. La curva más abarcadora de todas, la cual denominó la curva de maduración “general”, clasificó características tales como el peso, las dimensiones más externas del cuerpo y los órganos más internos. Esta curva se caracteriza por un rápido crecimiento durante los años más tempranos de la niñez, una tasa de crecimiento estable (pero mucho más baja) en los últimos años de la niñez temprana y otro crecimiento dramático que brota en el comienzo de la pubertad con un crecimiento que se va retardando de nuevo en los últimos años de la adolescencia. En contraste, la curva que describe la maduración del sistema nervioso muestra un rápido crecimiento durante los años de la niñez, pero entonces se aplana antes de la pubertad, exhibiendo solo un crecimiento gradual hacia los años de la adolescencia. La curva “genital” de Scammon (la cual abarca las características sexuales primarias y secundarias) exhibe un rápido crecimiento en los primeros años de vida, entonces sobreviene un período relativamente llano seguido de un crecimiento explosivo al comienzo de la pubertad. Finalmente, la curva “linfoidea” (que incluye la glándula linfática, las glándulas del timo, el apéndice y las amígdalas) crece durante toda la niñez, alcanzando su crecimiento pico entre los doce y trece años (donde alcanza un nivel aproximadamente el doble del que alcanza en la adultez), después de lo cual se calma.
Mientras algunas de las características específicas de las curvas de Scammon han sido planteadas como asunto de investigación posterior, el principio general de que los distintos sistemas del cuerpo maduran a diferentes velocidades no puede ser ignorado. Como consecuencia, el entrenador inteligente debe tener en cuenta el proceso de maduración en términos de cada atleta y de las características variadas que posee cada uno de ellos.
El proceso de maduración se complica posteriormente por el género de cada atleta. El género influye en el proceso de maduración de diferentes formas. Por ejemplo, las féminas tienden a madurar más rápido en el área de la actividad motora. En contraste, los varones experimentan un crecimiento más o menos lineal en la fuerza hasta los trece o catorce años, después de lo cual existe una explosión en el desarrollo de la fuerza en los años próximos. Las féminas continúan el crecimiento lineal en la fuerza hasta los dieciséis o diecisiete, después de lo cual el crecimiento de la fuerza es desatendible. La explosión en la fuerza que se presenta en los varones en la pubertad se cree que sea causada por la elevada producción de testosterona.
El desarrollo de la facultad o el poder parece acercarse al desarrollo de la fuerza. Un ejemplo es la actividad en el salto de longitud. Las hembras mejoran de forma lineal hasta alrededor de los doce años; después de esto progresan las vacilaciones y frecuentemente ocurre alguna regresión. En los muchachos existe un crecimiento lineal en la actividad hasta cerca de los trece, en el punto en el cual ocurre una explosión en la actividad.
Las muchachas tienden a ser más flexibles que los varones en todas las edades.
La maduración se determina mediante un número de vías. Por ejemplo, la forma del hueso, el grado en que el cartílago ha sido reemplazado por el hueso, y la unión y/o fusión que ocurre en la epífisis, todos estos son indicadores de la edad esquelética. El patrón del vello púbico y el desarrollo de los senos y los genitales son indicadores de la maduración. Otros indicadores todavía futuros son las mediciones del grosor y el porciento de la talla adulta alcanzada. Finalmente, existen indicadores dentales de maduración como la presencia de dientes de leche y el grado en que ha ocurrido la calcificación de los dientes.
Estos indicadores tienden a corresponderse uno con otro pero esta correspondencia no es perfecta.
El entrenador bien informado puede utilizar estos indicadores de diferentes formas. Primeramente, estos indicadores pueden sugerirle al entrenador la edad física del atleta comparado con su edad calendario. Segundo, estos sugieren la secuencia de actividades sobre las cuales los atletas jóvenes deben estructurar su entrenamiento. Puesto que los atletas maduran más completa y rápidamente en el área de las habilidades motoras que con respecto a la fuerza es apropiado enfatizar en el desarrollo de la habilidad más que los pesos fuertes con los atletas jóvenes. Este énfasis encaja bien con otras áreas de maduración (ejemplo el cartílago que no ha madurado completamente hasta el hueso se cree que sea más susceptible a la lesión que la estructura ósea que se desarrollará finalmente)
Prescripciones de ejercicios para los niños.
Por muchos años ha existido preocupación entre la comunidad médica con respecto a la práctica de formas de deportes fuertes por los atletas jóvenes. Existe una preocupación especial con respecto a los atletas prepubescentes y aquellos que se encuentran en estadíos tempranos de la pubertad. La mayor parte de esta preocupación se centra en la posibilidad de daño a los centros de crecimiento y de una franca lesión traumática. Mientras no sea desarrollada una evidencia conclusiva en Europa del Este y los Estados Unidos, parece que la práctica del entrenamiento de pesos y el levantamiento de pesas es relativamente segura (mayor incluso que en otros deportes como el baloncesto y el fútbol, acerca de los cuales los padres y autoridades médicas parecen tener menos preocupaciones). En Europa del Este donde el deporte de levantamiento de pesas ha sido practicado por atletas con apenas diez u once años por mucho tiempo, las autoridades médico deportivas generalmente no han detectado razón para restringir las actividades de estos atletas (así como se han seguido los principios bien establecidos de emplear una técnica apropiada e incrementar gradualmente la carga de entrenamiento en un período de años).
A fin de no errar en el asunto de la precaución las autoridades deportivas como la Sociedad Americana de Ortopedia para la Medicina Deportiva, la Academia Americana de Medicina Pediátrica y la Asociación Nacional de Fuerza y Acondicionamiento han tomado la posición de que el entrenamiento de pesos es aceptablemente seguro si los atletas jóvenes siguen determinadas pautas. Entre estas se encuentran las recomendaciones que intentan limitar el estrés del entrenamiento que se aplica a los atletas jóvenes. Por ejemplo, una recomendación es que los atletas jóvenes no deben nunca usar pesos que excedan los que ellos puedan manejar por al menos seis repeticiones. No obstante, un atleta tiene la posibilidad de lesionarse tanto en la sexta repetición de una tanda máxima de seis como en un intento con una repetición simple. Esto es porque en el momento en que el atleta ha logrado la sexta repetición de la tanda ya ha comenzado una considerable fatiga. Bajo tales condiciones el control motor se deteriora y es más probable que el estrés se transfiera del músculo al tejido conectivo mucho más que cuando los músculos están “frescos”. Ninguna de estas condiciones conduce a un ejercicio seguro. Una medida más razonable sería que los atletas jóvenes no deben nunca intentar levantar pesos que no puedan realizar de manera confortable y que deben evitar la gran cantidad de repeticiones en conjunto con los pesos olímpicos. Nunca deben realizar más de 5 repeticiones en cualquier envión olímpico o relacionado con este y las repeticiones de esta altura deben realizarse solamente con pesos que permitan que la última repetición se realice de forma vigorosa y fácil.
La investigación en Europa del Este sugiere que los atletas más jóvenes pueden lograr la fuerza con intensidades mucho más bajas que los atletas más viejos. De hecho, las altas intensidades parecen ser contraproductivas en términos de generar ganancias de fuerza en los más jóvenes (sin mencionar la amenaza de lesión que estas poseen).
Las lesiones en los atletas (joven o viejo) usualmente resultan de empujar muy fuerte y emplear una técnica impropia. El empuje muy fuerte puede ocurrir cuando el atleta compite contra sus iguales (particularmente cuando estos no están bien insertados en términos de talla, peso, madurez y experiencia) o cuando entrenadores y/o padres supercelosos empujan a los atletas hasta sus límites o más allá de ellos. Además, dar licencia a los niños de parte de sus supervisores para levantar el máximo del peso que puedan manejar en seis o más número de repeticiones puede ser tan peligroso como permitirles intentar un solo máximo de repeticiones.
Cuando se intenta un máximo simple de repeticiones pueden ocurrir errores y accidentes como resultado de expectativas no realistas, miedo, sobreexcitación, errores técnicos (los cuales son más probables de ocurrir con pesos máximos) y el estrés completo de un esfuerzo máximo. Pero estos mismos factores pueden contribuir a fallar en las últimas repeticiones de un máximo de seis. Y como se notó anteriormente, en esa repetición tardía existe un factor de riesgo adicional y significativo de fatiga de los sistemas nervioso y muscular. La mayoría de los constructivistas utilizan con frecuencia altas repeticiones (seis o más) en la mayoría de sus entrenamientos y las lesiones entre los constructivistas en las últimas repeticiones de las tandas elevadas de repeticiones no son poco frecuentes.
Al entrenar atletas jóvenes (y atletas de todas las edades) es importante enfatizar en la técnica apropiada y la progresión gradual. El entrenador no debe nunca empujar al atleta joven o permitirle intentar cualquier máximo, sin tener en cuenta el número de repeticiones. No debe realizarse ningún intento con un peso que pueda estar más allá de los límites del atleta en un día determinado, independiente de cuanto un atleta pueda haber levantado en el pasado. Se debe enfatizar con el atleta joven que la medida real de su éxito está en la perfección técnica y el acondicionamiento gradual a las demandas de la actividad de alto rendimiento, el fundamento de toda la actividad subsiguiente. Además, como se ha indicado en capítulos anteriores de este mismo libro, la investigación en Europa del Este sugiere que los atletas jóvenes experimentan realmente ventajas en la fuerza mucho más rápido cuando se ejercitan con cargas moderadas que cuando levantan cargas pesadas.
Nunca debe tomar gran interés sobreentrenar a un atleta joven. Debe ejercitarse la paciencia para sacar las capacidades adaptativas del cuerpo. Los atletas jóvenes requieren de su energía para el crecimiento y la madurez así como el mejoramiento en el deporte. La fatiga puede desviar tal energía. Además, un atleta sobreentrenado es propenso a las lesiones y las enfermedades, los cuales deben evitarse especialmente en los atletas jóvenes. Finalmente, existe la evidencia (aunque no está directamente relacionada con el levantamiento de pesas) de que el ejercicio físico fuerte por un período sostenido de tiempo puede causar daño al cartílago del crecimiento con deformación resultante del hueso, dolor y/o discapacidad. El dolor en la articulación nunca debe ser ignorado en ningún atleta y esto es doblemente cierto en los atletas jóvenes.
Todos los atletas jóvenes deben ser cuidadosamente supervisados con el objetivo de asegurarse que se están aplicando los métodos de entrenamiento apropiados, enseñarles la técnica apropiada y prevenirles en cuanto a intentar levantar pesos que estén más allá de sus capacidades. Finalmente, todos los atletas jóvenes deben ser enseñados en cómo manejar las situaciones en las cuales ocurren faltas. Como hemos hecho notar en el capítulo 2, una de las primeras cosas que cualquier halterista debe aprender es cómo manejar una falta de forma segura. Una vez que se ha aprendido esto se reducen ampliamente las oportunidades de cualquier lesión subsiguiente.
Como ya hemos enfatizado a través de todo el libro, el entrenador debe prestar atención a las características físicas y mentales del atleta. Mientras tiene lugar el proceso de madurez en todos los halteristas jóvenes la velocidad y el carácter preciso del proceso de maduración varía sustancialmente de atleta a atleta. No debe permitirse a los atletas que no estén psicológica, emocional y físicamente preparados para el levantamiento de pesas empeñarse en ese tipo de entrenamiento en independencia de su edad. Aquellos que están listos no deben ser arbitrariamente refrenados (aunque deben ser racionalmente manejados). Es decir, no deben nunca ser empujados y sus entrenamientos deben siempre enfatizar la técnica apropiada y el acondicionamiento cuidadoso, pero si el atleta demuestra habilidad para tolerar un entrenamiento un poquito mayor (no necesariamente más fuerte) no existe razón para desanimarlos o prohibírselo, así como el incremento del entrenamiento es gradual, periódico y cuidadosamente monitoreado.
A pesar de que por mucho tiempo se ha temido que el crecimiento del hueso se inhibiría por el entrenamiento de pesas existe una cantidad creciente de evidencias de que el entrenamiento de pesas posee efectos positivos sobre el crecimiento del hueso. La evidencia casi nula que existe en los Estados Unidos no sugiere ningún efecto negativo del entrenamiento de resistencia (u otro ejercicio) sobre el crecimiento de los huesos y la evidencia considerable ya en existencia sugiere que la densidad del hueso se mejora mediante el entrenamiento de resistencia. De manera similar, los estudios a largo plazo realizados en Europa del Este (al menos aquellos que han sido ampliamente reportados en Occidente) no indican que el entrenamiento de resistencia afecte de manera adversa el crecimiento del hueso.
Es importante notar que el “cartílago del crecimiento” de los niños es particularmente susceptible a la lesión a partir del trauma. Este cartílago del crecimiento se encuentra localizado en tres sitios primarios: la lámina del crecimiento de los huesos largos, el punto de inserción del tendón en el hueso y las superficies de la articulación. El daño severo en la lámina del crecimiento previo a su osificación (pubertad tardía) se cree que interfiere en el crecimiento futuro del hueso. Todos o cualquiera de los sitios del cartílago del crecimiento puede dañarse por un solo trauma o por pequeños traumas repetidos (microtraumas), con daño (ejemplo fracturas) a la lámina del crecimiento (epifisial) siendo quizás el tipo más común de lesión de la articulación en los niños. Los bajos niveles de estrés estimulan el crecimiento epifisial, pero el exceso de estrés puede suprimir el desarrollo del cartílago epifisial y su consecuente osificación endocondrial.
Las fracturas de la lámina de crecimiento se han reportado como un resultado del levantamiento de pesas en los niños. No obstante, la mayoría de estas lesiones han ocurrido entre atletas no supervisados que levantaban pesos cercanos al máximo posible. Estudios recientes que comprenden el entrenamiento de resistencia estrechamente supervisado en los niños sugieren que la incidencia de lesiones entre estos niños es bien baja. Mientras en los Estados Unidos no se ha realizado ninguna investigación seria con respecto al levantamiento de pesas o de pesos en los niños el trabajo realizado en Europa sugiere que con cargas de entrenamiento estrechamente supervisadas y cuidadosamente aplicadas, el levantamiento de pesas es una actividad relativamente segura para los atletas jóvenes (así como que se pone el énfasis en el desarrollo de la habilidad y los esfuerzos máximos o cercanos al máximo se encuentran ausentes o estrictamente limitados).
Como ha podido notarse en capítulos anteriores la frecuencia, duración e intensidad del entrenamiento constituyen las variables clave que pueden manipularse para manejar el estrés que se presenta debido al entrenamiento. No obstante, estas ciertamente no son las únicas variables en las cuales debe estar interesado el entrenador, particularmente concernientes a la prevención de la lesión y la dirección de los atletas jóvenes. En esta área, la técnica y selección de los ejercicios requieren también una atención cuidadosa.
Las adaptaciones en la actividad funcional de los atletas prepubescentes como resultado del entrenamiento parecen establecer un paralelo con aquellas que realizan los adultos. No obstante, y como se ha notado con anterioridad, la habilidad de los prepubescentes para generar hipertrofia del músculo parece ser significativamente menor que la que despliegan los adultos. La investigación realizada en adultos sugiere que el entrenamiento de resistencia incrementa la densidad del hueso y ayuda a prevenir determinados tipos de lesiones pero tales efectos no han sido todavía documentados en los niños. (Todavía existe muy poca investigación en esta área).
Cuando el entrenamiento con los niños se realiza sin controlar las condiciones del clima debe prestarse especial cuidado. Los niños poseen menos resistencia para asimilar cambios de temperatura en corto tiempo y se ajustan mucho más lentamente a los cambios en el clima. Además, este hecho debe tenerse en cuenta en todas las actividades en que participan los niños.
Las restricciones en la dieta son mucho más problemáticas en los niños que en los adultos. Los niños requieren una adecuada nutrición para el crecimiento y el desarrollo. Las restricciones dietéticas con el objetivo de mantenerse en determinado peso están definitivamente contraindicadas. Algunos entrenadores que están ansiosos por llevar a sus atletas al alto rendimiento y/o marcar puntos para el equipo estimulan un control del peso artificial. Este tipo de conducta puede socavar el crecimiento y desarrollo del atleta y por consiguiente el potencial del atleta a largo plazo.
Debemos puntualizar que el potencial para incrementar la masa muscular de un atleta nunca es mayor que durante los últimos años de la adolescencia del atleta y a comienzos de los veinte. Consecuentemente, los incrementos artificialmente restringidos en la masa muscular durante este período socavan la realización del potencial del halterista de una forma que nunca puede ser superado.
Es importante que los entrenadores se den cuenta que los incrementos en la talla y peso de los atletas jóvenes en el período de la pubertad pueden exceder los incrementos en la fuerza. La flexibilidad también puede menguar para mantenerse al paso con las proporciones de crecimiento del hueso. Además, tomará tiempo a muchos atletas jóvenes ajustar sus habilidades motoras a los cambios en los mecanismos del cuerpo que ocurren como resultado del crecimiento. También, los atletas jóvenes pueden sufrir estados de torpeza elevados durante el proceso de maduración.
Los adultos que se involucran en grandes volúmenes de entrenamiento tienden a reprimir la efectividad de sus sistemas inmunológicos y además pueden ser más susceptibles a las infecciones. Esto no ha sido todavía extensivamente estudiado en los niños, pero debido a que las enfermedades infecciosas con frecuencia afectan más profundamente al joven (y el anciano) que al adulto, debe prestarse especial atención y evitar las cargas de entrenamiento que pudieran afectar de manera adversa el sistema inmunológico. De manera similar, los incrementos en el cortisol (que se asocian con el estrés) pueden estimular la síntesis del colágeno en un corto tiempo, sin embargo el tratamiento prolongado con componentes afines (glucocorticoides) lo reducen. Esto sugiere que el estrés excesivo puede impactar negativamente el crecimiento y síntesis del colágeno.
Algunos de los puntos clave para realizar un entrenamiento seguro y efectivo con los chicos son:
- Nunca debe permitir que el atleta muy joven intente un peso máximo o cercano al máximo;
- Enseñar la técnica apropiada y exigir que sea empleada siempre;
- Inculcar el deseo de aprender la técnica apropiada desde el principio;
- Transmitir el mensaje de que todo el progreso ocurrirá realmente mucho más rápido si el atleta entrena con cargas más ligeras que si lo hace con cargas más pesadas
- Enfatizar que el levantamiento de pesas sin una supervisión apropiada es inaceptable y que las pesas no son juguetes;
- Desarrollar en el atleta el sentimiento de comprensión acerca de que la competencia y el levantamiento de pesos fuertes en este período no son importantes. Lo que es importante para él es colocar el fundamento de una preparación física general sana y una técnica perfecta, de manera que puedan levantarse eventualmente pesos mayores en los campeonatos (este es el método utilizado por los campeones).
En resumen, deben seguirse las siguientes pautas cuando se entrenan atletas prepubescentes en el deporte de levantamiento de pesas:
- El entrenamiento de los atletas jóvenes debe enfatizar el desarrollo de las cualidades físicas generales y no hacer énfasis desmesurado en el levantamiento de las pesas.
- El entrenamiento debe ser limitado en cuanto a volumen e intensidad. (Los principiantes nunca demandan ni se benefician de una carga excesiva y en los niños los riesgos de tal carga lo hacen importante en la moderación del estrés).
- La carga de entrenamiento debe incrementarse gradualmente y el incremento debe ser cíclico en su naturaleza de manera que exista un incremento total pero que las cargas altas y bajas se diseminen a través de todo el proceso de entrenamiento.
Los atletas deben ser evaluados cuidadosamente y seguidos de cerca para identificar a aquellos que poseen elevados riesgos de lesiones o aquellos que presentan cualquier reacción negativa al entrenamiento (ejemplo menarquía retardada). Debe considerarse la edad biológica, psicológica y emocional conjuntamente con la edad cronológica para planificar el entrenamiento. En aquellos deportes que poseen una incidencia relativamente alta de determinados tipos de lesiones debe seguirse a los atletas y examinarse frecuentemente para asegurarse de que no está teniendo lugar ninguna lesión. Es particularmente importante para aquellos que poseen características físicas que los colocan en una posición de elevado riesgo. Se requiere una instrucción cuidadosa de la técnica y modificación de esta a fin de satisfacer las necesidades individuales con el propósito de desarrollar habilidades que sean eficientes y seguras para el atleta.
Cuando se entrena a atletas jóvenes debe enfatizarse en el desarrollo del amor por el deporte y por el entrenamiento. Tal fundamento logrará en el futuro un halterista mucho más completo que cualquier capacidad física que se desarrolle con un entrenamiento más temprano.
Revisado y actualizado por: Lic. Mariela C. Z. (13/01/03)
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