Palabras claves: ENFERMEDADES/STRESS/DEPORTISTAS/ENTRENADORES

Título: El entrenador: Burnout en el contexto del deportista.

Autor(es): Lic. Psic. Los Fayos Ruiz, Enrique J. Garcés de

Fuente: Universidad de Murcia. [En línea] Disponible en http://psicodeporte.nu/biblioteca/articulos/start.asp?articuloid=49&

 

Texto completo:

A continuación ofrecemos una pequeña revisión sobre el constructo burnout en entrenadores desde su origen hasta el final de la década de los 90, partiendo de la idea de que éste es la persona clave en el desarrollo del deportista (no sólo deportivo, sino también personal). Separar la realidad entrenador-deportista no es posible ya que ambos constituyen una unidad de “trabajo” indisoluble. Desde esta perspectiva se hace indispensable conocer cómo incide el burnout en los entrenadores y si es posible que ésta repercuta en el deportista. De hecho, Garcés de Los Fayos (1994) indica que los deportistas que mantienen una relación negativa con el entrenador son más propensos a padecer burnout. Resta ahora, conocer si un entrenador con burnout es capaz de generar este síndrome en el deportista.

Dentro del estudio sobre burnout deportivo en general, el estudio del burnout en entrenadores ha merecido significativamente más atención que en deportistas. Quizás esto sea debido a que se ha percibido a este profesional como uno más de los que, por sus continuas interacciones humanas, está sujeto a un mayor riesgo de padecer el síndrome. De hecho, Fejgin, Ephraty y Ben-Sira (1995) señalan haber encontrado aspectos deportivos muy similares a los que predicen el burnout en entrenadores, en profesores de educación física, situando en un plano semejante ambas profesiones. Por otra parte, los instrumentos de medida (concretamente el Maslach Burnout Inventory -MBI-) no exigen una adaptación especial a esta profesión, lo que facilita su estudio, de ahí que Cantón, Pallarés, Mayor y Tortosa (1990) planteen que el burnout deportivo se ha investigado más en entrenadores que en deportistas, porque para estos últimos es más difícil la adaptación de los instrumentos existentes para la medida del síndrome.

Como indicábamos antes, nuestro análisis acerca del entrenador se justifica no sólo por el hecho de que éste puede ser una de las fuentes de estrés y, consecuentemente, de burnout para deportistas, sino por el hecho de que el entrenador es la figura central en la actividad que el deportista desarrolla. Su papel no se queda relegado a las de enseñante de unas habilidades concretas, sino que en muchos casos se presenta como un asesor-consultor en los contextos personales y deportivos de la vida del deportista. Por esta razón un acercamiento al entrenador, como figura determinante en el progreso de aquél nos parece necesario para conocer la frecuencia de sufrimiento del síndrome por parte del entrenador y su posible incidencia en el deportista. Parece plausible pensar que un técnico con burnout difícilmente podrá enseñar al deportista cómo progresar física y técnicamente, ni cómo afrontar con eficacia los problemas que van surgiendo en la dinámica deportiva cotidiana.

Creemos, por tanto, que si bien es difícil que un entrenador con burnout propicie en un deportista el síndrome, sí, parece probable que un deportista que padezca burnout pueda superarlo si parte de sus estrategias de afrontamiento (basadas en el apoyo que puede aportarle el entrenador) se disipan al estar el entrenador afectado por el síndrome.

Desde esta premisa, nos proponemos analizar aquellas investigaciones que han sugerido líneas de trabajo acerca del burnout en entrenadores, teniendo en cuenta que este contexto ha sido muy poco abordado. De hecho, Garcés de Los Fayos, Teruel y García Montalvo (1993), sobre más de mil referencias sobre burnout, encuentran sólo 17 centradas en burnout en entrenadores. Esto nos lleva a intentar extraer algunas conclusiones que permitan ayudarnos a describir cuál es la realidad del síndrome en esta población. Para ello realizamos una revisión exhaustiva de las diferentes aportaciones que se han hecho acerca del constructo que nos ocupa en la literatura científica.

Capel (1986a y b) utiliza el MBI en una muestra de 332 entrenadores, obteniendo una frecuencia de burnout baja, en concreto aparecen puntuaciones medias en reducida realización personal y bajas en agotamiento emocional y despersonalización. En cuanto a las correlaciones obtenidas, los datos más destacables hacen referencia a que altos niveles de burnout están relacionados con alto conflicto de rol, muchas horas de contacto directo con los deportistas, predominio de locus de control externo y clara ambigüedad de rol, destacando la autora que el mayor predictor del síndrome es el conflicto de rol. Por otra parte, parece que son los hombres los que presentan niveles más altos de burnout. La autora, que parte de la asunción de variables personales y organizacionales en el origen del burnout, incide en la necesidad de investigar el alto índice de abandonos en entrenadores como posible consecuencia de la existencia de burnout.

Capel, Sisley y Desertrain (1987) parten de que el entrenador está bajo la influencia del burnout debido a su continuo contacto con deportistas, manteniendo que el síndrome se incrementa cuando aumenta el contacto intenso con aquéllos, así como con la incidencia de factores situacionales sobre los que no se tiene control. Como en la investigación anterior, las autoras utilizan el MBI y de nuevo aparecen niveles medios y bajos de burnout, resultado que está en la misma línea que los aparecidos en otros trabajos (Malone y Rotella, 1981; Caccese y Mayerberg, 1984; Wilson y Bird, 1984). Sin embargo, Caccese y Mayerberg (1984) señalan que si bien la frecuencia de burnout es baja, ésta aumenta en entrenadores jóvenes y mujeres entrenadoras. Capel et al (1987) señalan como resultados más relevantes los siguientes:

-Conflicto de rol aparece como el mejor predictor de burnout.

-En cuanto a las dimensiones, conflicto de rol sería el mejor predictor de agotamiento emocional, ambigüedad de rol lo sería de despersonalización, y más años desempeñando el rol de entrenador lo sería de reducida realización personal.

-De las tres dimensiones, la despersonalización sería la que poseería una menor capacidad pronóstica, apareciendo en este contexto el problema que esta dimensión había causado en otras profesiones.

En otra investigación Sisley, Capel y Desertrain (1987) aplican el MBI a 235 entrenadores encontrando un nivel medio de burnout y, como ocurriera en los trabajos anteriores, el conflicto y la ambigüedad de rol contribuyen consistentemente a la aparición del síndrome, así como a cada una de las dimensiones del mismo por separado. Las autoras concluyen que es necesario implantar medidas para reducir estos aspectos para conseguir una disminución en la incidencia del burnout. Quigley, Slack y Smith (1989) aplican el MBI a 75 profesores-entrenadores, encontrando también niveles de burnout moderado.

Dale y Weinberg (1990) entienden que los estresores laborales que se han descrito para explicar la aparición del burnout en el contexto organizacional, no son muy diferentes a los encontrados en entrenadores y deportistas en el deporte competitivo. Así, al igual que Gieck, Brown y Shank (1982), consideran que los entrenadores con personalidad tipo A son más propensos al síndrome, además de asumir la profesión de entrenador como una de las más proclives a padecer burnout, debido a las diferentes presiones que deben sufrir en su trabajo cotidiano.

Por otra parte, y apoyándose en un trabajo anterior (Dale y Weinberg, 1989), encuentran que los entrenadores con un estilo de liderazgo orientado a las personas y preocupado por ellas, presentan puntuaciones más altas en el MBI, en concreto en el agotamiento emocional y la despersonalización. Justamente en el otro extremo estarían los entrenadores con un estilo de liderazgo orientado a metas y autoritario y, por tanto, menos propensos al burnout. Estos autores concluyen que existen varias líneas de investigación que en un futuro deberían iniciarse para conseguir una mayor y mejor comprensión del síndrome en contextos deportivos:

-Lograr una definición operativa de burnout.

-Analizar qué variables están asociadas a altos niveles de burnout en entrenadores.

-Desarrollar estrategias de intervención y prevención para afrontar el burnout.

-Establecer estudios longitudinales en personas afectadas por este problema.

Otro trabajo relevante en el estudio del burnout en entrenadores es el de Vealey, Udri, Zimmerman y Soliday (1992). Los autores partiendo del modelo teórico de Smith (1986), y de la utilización del Maslach Burnout Inventory en una muestra de 848 entrenadores (adaptando el instrumento a esta población mediante el cambio de la palabra trabajo por entrenamiento, y la palabra cliente/paciente por deportista y obteniendo niveles de fiabilidad de 0.87 para agotamiento emocional, 0.75 para reducida realización personal y 0.73 para despersonalización), presentan resultados diferentes a los que se habían planteado hasta ese momento. En concreto:

-Un número sustancial de entrenadores están en el rango moderado o alto del burnout, resultados coincidentes con los informados por Kelley (1990). Quigley, Slack y Smith (1987) habían indicado que el 53% de los entrenadores superan la cuarta fase del burnout, siguiendo el modelo teórico de Golembiewski et al (1983).

-Son las entrenadoras las que presentan mayor frecuencia de burnout en comparación con los entrenadores, fundamentalmente en la dimensión agotamiento emocional, aspecto que coincide con el trabajo de Humphrey (1987). A pesar de lo anterior están prácticamente igualados en la última fase del modelo de Golembieweski et al (1983), ya que una vez distribuidos los entrenadores en cada una de las fases, según la puntuación obtenida, en las dos últimas (las más intensas del síndrome) aparece un 28.9% de los entrenadores y un 28.4% de las entrenadoras. Este resultado es similar al obtenido por Dale y Weinberg (1989).

-Las percepciones del rol de entrenador que cada individuo tiene pueden predisponer al síndrome (de sobrecarga en las demandas, de autocontrol o autonomía, de reducida realización personal en el trabajo desarrollado habitualmente, del valor del rol de entrenador, de apoyo profesional, de recompensas en el trabajo, de éxitos en el trabajo, y de emociones asociadas con el trabajo de entrenador), siendo la ansiedad rasgo una variable predictora básica en la presencia del burnout. Si bien aceptan que el burnout está originado por factores situacionales e intrapersonales.

Los autores concluyen señalando la importancia de la personalidad y de las valoraciones cognitivas como mediadoras de los factores situacionales que pueden predisponer individualmente al burnout, por lo que plantean la hipótesis de que es la ansiedad rasgo y las valoraciones cognitivas relacionadas con el rol profesional del entrenador las que predicen el síndrome y no los factores situacionales. Por último, nuevas investigaciones deberían ir dirigidas al estudio de la estabilidad del burnout en el tiempo. De hecho, De Diego y Sagredo (1992) indican que es necesario parar a tiempo la espiral de saturación que se da en los entrenadores para prevenir el abandono que se produce. Las situaciones que conducen a dicha espiral son debidas a que no se ha anticipado y trabajado la sensación general de encontrarse “quemado” con el deporte.

En otro trabajo, Pastore y Judd (1993), en la misma línea de los resultados obtenidos por Caccese y Mayerberg (1984) y Dale y Weinberg (1989), encuentran que las entrenadoras presentan niveles más altos de burnout que los entrenadores, afianzándose lo planteado en investigaciones anteriores. Si bien los resultados varían en función del nivel profesional del entrenador y de la institución deportiva para quien trabajan, en general las entrenadoras están más afectadas en agotamiento emocional y despersonalización, mientras que los entrenadores se presentan más proclives a la reducida realización personal. Como consecuencia de esto, las entrenadoras abandonan su profesión con más frecuencia que los entrenadores, retomando la importancia que el abandono tiene como consecuencia más drástica del burnout que Capel (1986a y b) ya había indicado.

Por último Kelley y Gill (1993), que también parten del modelo teórico de Smith (1986), utilizando el MBI, obtienen niveles moderados o altos de burnout que contrastan con los que otras investigaciones habían ofrecido hasta ahora (Caccese y Mayerberg, 1984; Capel, 1986a y b; Capel et al, 1987; Dale y Weinberg, 1989; entre otros), pero están en la misma línea con los encontrados por Quigley, Slack y Smith (1987); Kelley (1990); Vealey et al (1992). Entre los resultados obtenidos destacan:

-La ambigüedad y conflicto de rol, siguiendo la línea iniciada por Hunt (1984), son precursores importantes del burnout en entrenadores.

-La percepción de bajo apoyo social y pocos años de experiencia como entrenador están asociados a altos niveles de burnout.

-Existe una relación significativa entre las variables personales y situacionales y la aparición de estrés en cuanto a la presencia del síndrome.

-El mayor contribuidor al burnout en entrenadores es el agotamiento emocional, seguido de la despersonalización y la reducida realización personal.

-Las entrenadoras muestran niveles más altos de burnout que los entrenadores, y además se asocian al alto índice de abandono prematuro de la profesión encontrado en las mujeres.

La importancia que adquiere la apreciación de estrés en relación a las dimensiones del burnout, hace que las autoras planteen que un estrés prolongado, surgido de las interacciones personales que el entrenador, mantiene con los deportistas conduce al burnout.

En resumen, podemos comprobar que las diversas investigaciones analizadas muestran una serie de aspectos relacionados con el burnout en entrenadores, que permiten contextualizarlo mejor y conocer la dinámica del síndrome en estos profesionales. Así, entre otras conclusiones, podemos destacar:

-Los entrenadores, pueden padecer burnout, al menos de forma moderada, por lo que es necesario considerar esta profesión como otra más de las que presentan el riesgo de sufrir el síndrome, y no sólo las denominadas de “ayuda humana”.

-Parece que las circunstancias fundamentales que apuntan los autores para que aparezca burnout en entrenadores son las frecuentes e intensas relaciones que éstos deben mantener con los deportistas, por lo que la premisa que planteábamos al principio de este epígrafe, en el sentido de una posible influencia de las variables relacionadas con el burnout entre entrenador y deportista, parece confirmarse.

-La juventud del entrenador, la poca experiencia en el puesto de trabajo, así como el hecho de ser mujer, son tres aspectos que parecen condicionar de manera más significativa la aparición de burnout.

-El abandono prematuro de la profesión, especialmente en mujeres, parece constituir la consecuencia más grave del padecimiento del síndrome.

-El modelo explicativo de burnout deportivo planteado por Smith (1986) se constituye como el punto de arranque de las investigaciones sobre el síndrome en entrenadores.

-El Maslach Burnout Inventory, que como vimos es el instrumento de medida más aceptado en el contexto organizacional, aparece en el contexto deportivo como el instrumento de elección para el estudio del síndrome. De hecho, Vealey et al (1992) demostraron que la adaptación a la que hay que someter al MBI para aplicarlo a entrenadores es mínima. Además de los trabajos analizados, otros estudios también han utilizado el MBI en esta población (Haggerty, 1982; DePaepe, French y Lavay, 1985), demostrando que efectivamente es el instrumento válido para medir burnout en entrenadores.

-Entre las diversas variables predictoras del burnout, el conflicto de rol es la más relevante, independientemente de la asociación que presente con el sexo del entrenador, la falta de apoyo, la ambigüedad de rol, las interacciones personales mantenidas, entre otras, que condicionan la mayor o menor frecuencia del mismo.

En definitiva, aunque todavía es necesario un desarrollo mayor de la investigación sobre burnout en entrenadores, disponemos de algunos conocimientos que nos permiten establecer posibles relaciones de influencia con los deportistas, con el burnout en deportistas, que es el verdadero objeto de estudio de este trabajo.

Referencias bibliográficas

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Revisado y actualizado por: Lic. MCZ (18/12/03)